Phoebe evadía cada mirada de Mark. No creía lo que había visto esa mañana. Su cabello dorado escurría aún. Cepillaba, trenzaba, deshacía. Cepillaba de nuevo, trenzaba de nuevo, y nuevamente, deshacía. La mirada perdida. No le dirigía la palabra a Nanna. Sólo le lanzaba fuertes miradas cuando cruzaba a su lado.
Pero nadie volvió a mencionar nada, al menos, no cuando no fuera en privado.
Eva Ferdinand había reprendido fuertemente a Mark, que trató de explicarle lo que había ocurrido. Luego habló con Nanna, que estaba sentada en la azotea, tratando de tomar algo de sol.
-Nanna, ¿podemos charlar?
La chica asintió con la cabeza. Eva Ferdinand se sentó a su lado. No lucía molesta, pero sabía disimular. La única persona con quien solía mostrar sus emociones como eran realmente era con Mark.
-Necesito decirte dos cosas. La primera, que lo sé todo. Sé que no es tu culpa. Escuché a Heather y Sharon cuchicheando en la cocina hace rato. Creo que era todo algo planeado. Evidentemente, Sharon no tiene interés alguno en caerte bien. Y bueno, cayeron en la trampa. Me sorprende que Mark no se haya dado cuenta que era un engaño…Y es aquí donde me voy a meter a terrenos peligrosos contigo…
-Sé por dónde va, señora Ferdinand…
-Bueno, entonces, necesito que me entiendas. Mark debe alejarse de ti. Él cree que siente algo por ti, pero no lo creo.
-¿Y qué hay de malo con que él y yo podamos sentir algo el uno por el otro?- preguntó Nanna, visiblemente irritada.
-Algo entre tú y él sería… Muy destructivo.
- Mark no debe quedarse solo, y si no es conmigo, será con alguien más. Phoebe va a casarse con Rubeus de todas maneras, ¿no? Mark tiene sentimientos, y debe vivirlos. No puede seguir decidiendo por su hijo, Eva.
Nanna supo que estaba siendo arrogante. Pero su dignidad valía más ahora, y no le importaba haberle dicho eso a Eva Ferdinand, y trató de hacerlo notar con el contoneo de sus caderas mientras avanzaba y la dejaba atrás.
Rubeus Baxter podría ser un hombre hermoso, haber sido tallado en el mismo Olimpo y haber descendido entre los ángeles, pero no dejaba de ser un monstruo cruel y miserable; un lobo disfrazado de oveja que sólo buscaba salirse con la suya, buscando el pretexto adecuado para deshacerse de ella y de Adam, los “mortales” desechables.
Pero luego, otra idea pasó por su mente, ¿por qué Rubeus Baxter no los había echado ya de ahí? Sólo necesitaba a Mark para completar su restringido grupo de humanos con capacidades sobrenaturales y acabar con los gitanos, a Eva Ferdinand porque era la madre del último de los de su especie, y quizás, quien tuviera mayores capacidades que el resto y todos ellos juntos; y a Phoebe, pues…Por ser su prometida.
Entonces comprendió todo: Carnada. Adam y ella eran carnada. Victoria sólo buscaba a Adam para seguir con su idea del primogénito perfecto y ella era la pista con la que lograría dar con él.
Y lo peor era, que de ser así, significaba que los máxime sabían perfectamente todo lo que había sucedido en los últimos meses, que nada era coincidencia…Un escalofrío le recorrió la espalda, ¿Lo que en verdad sucedía era una alianza entre los máxime y los gitanos para dar con Mark? Comenzó a marearse al dar tantas vueltas al asunto.
Se encontró a Mark en la habitación de huéspedes. Debían ser las seis o siete de la tarde.
-Todo ha vuelto al orden con Rubeus. Heather y Sharon se ven muy felices. En cambio, míranos. Adam, Phoebe, tú, mi madre y yo, molestos todos. Esto no va a terminar bien. Si me quieren en su grupo de superdotados, no lo están haciendo nada bien.
-Tranquilo.- dijo Nanna, sentándose a su lado en la cama. Él la rodeó con un brazo y ella suspiró.-Vamos a salir de esto, lo sé.
Luego Phoebe y Adam irrumpieron en la habitación, riendo, hasta que vieron a Mark y a Nanna juntos. Entonces, hubo silencio.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
En la cena, Rubeus Baxter no dejó de hablar de lo maravilloso que era estar a menos de un día de su boda. Apretaba la mano de Phoebe por encima del mantel dorado. Mark ya no hacía tanto caso. De hecho, nadie estaba prestando atención. Todos habían perdido la idea del objetivo principal. Ya nadie buscaba una salida en verdad. Era como si se hubieran dado por vencidos.
Mark se levantó y dijo que no tenía hambre. Nanna contuvo las ganas de ir tras él, y más al ver los ojos de todos esperando que lo hiciera.
Se fueron a sus habitaciones temprano. Apagaron las luces y se dispusieron a dormir, sin dormir realmente. Nanna contemplaba la cama de al lado vacía, y pensó en las ganas enormes que tenía de subir a mirar las estrellas con Mark. Luego una sombra femenina se vio subiendo las escaleras en la luz de la luna. Nanna no podría ir a ver a Mark, sabiendo que Phoebe estaría con él. Era lo justo. Era lo correcto.
-Vigilen a la chica. Que no se levante de la cama a menos que vaya al baño.- escuchó susurrar a Rubeus Baxter, unos quince minutos después de haber visto a su mejor amiga subir a la azotea para contemplar el firmamento con el hombre que amaba en verdad, por última vez...
#49389 en Novela romántica
#23619 en Fantasía
#9454 en Personajes sobrenaturales
Editado: 14.07.2018