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“El día de la tormenta no recordaste aquellas palabras que nos dijimos cuando comenzamos…me dije: Yo puedo recordar por ambos. Pero, justo cuando iba a hablar, tu ira se apoderó del lugar, hundiéndome en la oscuridad”.
AISLINN ENYA DEMBROT
Después de desayunar Kenrick se fue, tenía asuntos que atender de la manada y sobre unos ataques que han estado teniendo. Me dijo que puedo salir y recorrer la mansión para familiarizarme. Pero no me atrevo a salir por si me encuentro con Leah, me será difícil verlo y sé que para él también lo será, prefiero evitar eso por el momento.
La puerta de mi habitación se abre dejando ver a una sonriente Lizzie.
— ¡Aislinn! ¡Te extrañe! —dice Lizzie abrazándome y sentándonos en la cama, realmente agradezco su actitud de ahora y que no mencione lo de ayer. —Siete días eh…estos lobitos sí que se pasaron...ya pensaré como vengarme. —dice tocando su barbilla pensando en su venganza.
—Sí…son unos tontos. Por cierto, has pensado en alguna justificación a los docentes por las faltas.
—No, también estoy preocupada por eso, ojala y no nos quiten la beca. —dice recostándose de lado en la cama.
— ¡Joder! Tengo que pedirle a Kenrick mi cartera, ahí están los celulares.
— ¡Cierto! ¡Mi papá! Estará preocupado que no le haya escrito en estos días.
—Sí, verdad…ah mañana por la tarde Kenrick nos llevará al departamento.
—Ay tenemos un montón de cosas que organizar, que de solo pensar me dan ganas de golpear a Ludovic por encerrarme y atormentarme pidiendo que le hable. —dice y empieza a reírse.
La quedo mirando porque refleja cierta luz o brillo cuando mencionó su nombre. Se da cuenta que la observo y se reincorpora en la cama.
— ¡¿Qué?! ¡Me da risa que me pida con su cara como… como de perrito lloroso!
—Pero es un perro. —digo sonriendo.
—Al igual que Kenrick.
—No dije lo contrario.
— ¡Oh, no, estoy defendiendo a ese rubio tonto! —dice tocándose la cara dramáticamente con las manos. La miro divertida y suelto una carcajada, al verme también se une a las risas.
Nos pasamos así unas cuantas horas, riendo y planeando que decirles a los docentes al regresar a la universidad, hasta que llega Kenrick a la habitación, nos mira como nos reímos, solo hace una señal con la cabeza a Lizzie en saludo.
—Yo me retiro, voy a molestar a Ludovic. —dice Lizzie levantándose de la cama. —Hasta luego. —termina diciendo saliendo de la habitación.
Kenrick se acerca y se sienta en el lugar donde Lizzie estaba sentada.
—Pensé que saldrías de la habitación a conocer nuestro hogar.
—Estaba conversando con Liz sobre la universidad y como justificar los días que perdimos. —respondo sentándome en la cama. —Ah, por cierto necesito que me devuelvas mi cartera, dentro está el celular de Liz y mío.
—Uhm te compraré otro. —dice recostándose en la cama con las manos hacia atrás sosteniendo su cabeza.
— ¿Te deshiciste de los celulares? —pregunto mirándolo.
—No, pero te comprare otro.
—No quiero otro, sino te has deshecho de los celulares, entonces devuélvelos. Además tengo mis contactos ahí y en mi tarjeta de memoria tengo grabado el número de mi hermano y Liz de su padre.
— ¿Tienes hermanos?
—Sí… ¿tú tienes?
—Tengo una hermana, te la presentaré hoy a la hora del almuerzo.
— ¿No comeremos aquí?
—No, necesito que conozcas algunas personas que trabajan en la mansión, es necesario que reconozcan tu posición, ya luego se hará la presentación oficial a la manada.
—Ah, está bien. —respondo esta vez yo recostándome en la cama y mirando las lámparas que adornan el techo.
«La verdad es que no quiero salir a comer en ese salón, pero también sé que es necesario, pero si Kenrick quiere presentarme a Leah como debo actuar frente a él…esto es tan complicado».
—Aislinn…—dice esta vez con su cuerpo de lado en mi dirección, mirándome.
— ¿Ah?
— ¿Cuántos años tienes? —su pregunta me sorprende.
—Ah…este veintiuno. Y ¿Tú? —le devuelvo la pregunta girando mi rostro a verlo. Me observa unos segundos, analizándome.
—Veintinueve en edad humana. ¿Cuántos hermanos tienes?
—Ahora tres, dos hermanas y un hermano. —respondo, no sé porque está demasiado preguntón, pero entiendo su curiosidad.
—Y ¿Extrañas a tus padres?
—No. —respondo sin más, esa pregunta me desencajó.
— ¿Y a tus hermanas?
—No, no los extraño, tengo a Lizzie. —respondo incorporándome de la cama sin ver a Kenrick. Él copia mi acción.
—Aislinn… —dice mi nombre lentamente. «Sé lo que quiere hacer, pero aun no estoy lista para hablar de mi familia».
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Editado: 11.01.2021