NARRADOR OMNISCIENTE
Aislinn dejo sus tacones en medio del bosque y corrió como si no hubiera un mañana, por sus pensamientos nacía el miedo, no había visto a Kenrick tan furioso como ahora. “Como pudo sujetarme de mi saco de esa forma. ¿Iba a golpearme?”. Los pensamientos de Aislinn estaban inestables de terror, en su mente se reproducía su vida pasada cuando era lastimada.
“¿Es esto lo que quiero en una relación? Esto no es correcto, no merezco un trato como ese. ¿¡Qué he hecho para merecer tanto sufrimiento!?”. Su disputa interna la tenía tan distraída de su escape, que mientras más corría sin darse cuenta a dónde iba, ojos en los arboles notaron su presencia.
Kenrick era el Alpha de los Alphas, temido y adorado por los de su especie, pero también estaban los rebeldes, aquellos que preferían una vida sin reglas y sin formar parte de una manada siendo expulsados y convirtiéndose en rogues.
Mientras Aislinn estaba sumergida en sus pensamientos sobre su relación con Kenrick, dos rogues y ex miembros de la manada de Kenrick la perseguían, ocultos entre los árboles, pisaban sus pasos de rama en rama. Aquellos rebeldes querían vengarse de él, y sintieron el aroma de su ex Alpha en ella, y aunque era un ligero y débil aroma, sabían que aquella muchacha estaba ligada a él.
Cruzaron el límite de la manada a seguirla. Aislinn se detuvo en seco en medio del bosque dándose cuenta que no sabía en donde estaba, “Mi sentido de la orientación apesta” pensó. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, y gotas de lluvia descendían de los cielos, “Genial, lo que faltaba. ¡Qué buena suerte tienes Aislinn!” exclamo. Miro a su alrededor tratando de encontrar alguna pista de su paradero, pero nada.
En sus pensamientos cruzaron los vigías, recordó que Kenrick le dijo que siempre tienen vigilantes cerca de la frontera. Pero no sabía ni en donde estaba. Escucho unas ramas sonar detrás de ella y una esperanza de que Kenrick la había encontrado se sembró en su interior.
Se giró lentamente tratando de pensar en alguna excusa en desestimar la gran patada que momentos antes le había propinado. Su sorpresa fue otra cuando dos hombres salieron de entre las ramas. “Los vigías”. Pensó Aislinn.
Mientras tanto Kenrick estaba en el bosque tratando de percibir el aroma de su mate, por unos momentos la sintió claramente, pero la lluvia disperso su aroma en todo el ambiente, confundiéndolo. “Contrólate Lucas, no debemos perder el control. ¡Eran tus palabras! y que acabas de hacer, ¡perdiste el control con nuestra mate!” gritaba su lobo molesto. “Ahora ella está en esta lluvia sola en el bosque” regañaba Lucas a Kenrick.
Kenrick se sentía culpable y avergonzado por su comportamiento, luego de la patada y bofetada que le propino Aislinn. “Que acabo de hacer”. Pensaba. “Como pude actuar de esa manera con ella. Soy un estúpido. Acabo de arruinar todo lo que estábamos formando. Que pasaba por mi cabeza”. Kenrick se comunicó con Ludovic por su link y ordeno que la guardia de Aislinn se emprenda en el bosque para buscarla.
***
La mirada lasciva de los hombres frente a Aislinn la hizo caer en cuenta que estos no eran vigías, “Pero donde están ellos. En donde estoy yo. Se supone que estábamos cerca de la frontera, ¿Dónde estaban los vigías?”. Pensó. Los tipos se acercaron lentamente a ella y caminaban en círculos, observándola.
Aislinn se abrazó y apretó su saco a ella, el miedo y escalofrío hacían tiritar su delgado cuerpo, el torrente lluvia la había empapado en segundos, sus pies descalzos acariciaban la tierra húmeda y lodosa. Maldecía internamente por la posición en la que se encontraba ahora.
“Siento un leve aroma de Kenrick en ella”. Dijo uno de los hombres. “Sera la Luna de la manada, escuche que ya había aparecido”. Menciono el otro. “Es humana y no está ni marcada”. Aislinn empezó a entrar en pánico, trato de esquivarlos y seguir caminando, pero ellos la detuvieron. “Ay preciosa, que llevas bajo el saco”. Dijo uno de los tipos con su mirada libidinosa. Al escuchar eso Aislinn levanto su mano y abofeteo al tipo. “No te atrevas a tocarme”. Escupió con rabia.
“Me encantan rudas y más si pertenecen a Kenrick”. Dijo devolviéndole la bofetada que recibió de ella. Aislinn cayó al suelo y un pequeño quejido salido de su boca, su mejilla derecha ardía. “Quiero jugar con ella un rato, llevémosla fuera de la frontera” dijo Andy a su hermano Davidson. Este la cargo sin dificultad sobre sus hombros mientras Aislinn pataleaba y gritaba.
A su velocidad lobuna los hermanos Alistair antiguos miembros de la manada y desterrados bajo la pena de traición salían de la zona perteneciente a Kenrick. Llevaron a Aislinn hasta fuera de foco de la manada, lugares de parias. Davidson tiro de sus hombros a Aislinn quien cayó en el lodo, ambos hermanos empezaron un juego de manos para saber quién sería el primero en estar con ella.
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Editado: 11.01.2021