Ephemeral Temptation

Cuenta regresiva

Victoria estaba cada vez más asustada. Durante el día parecía esquizofrénica, sentía que alguien la observaba a todas horas y ante un ruido de origen desconocido, enloquecía. Al caer la noche, llegaba a casa y encontraba una carta en su cama, no sabía si era siempre la misma o una distinta a la anterior. No las leía. No quería saber nada de lo qué estaba pasando, ya había perdido la cordura, ¿qué podría pasarle por no leer una miserable carta?

- ¿Y si me das una de esas notas para qué sea yo quién te diga lo que contiene? Una amenaza, quizá es para pedirte una cita.

- No es para una cita, tengo miedo, lo digo muy en serio; estoy cansada de todo esto, no entiendo... ¿qué es lo qué quieren?

- Para saberlo tienes que leer esas cartas, no lo sabrás si te pasas la vida rompiendo cada una de ellas.- Brent le dio una palmada en la espalda.- No quiero perderte...

- No me perderás, sólo promete que me encerrarás en un psiquiátrico cuando ya no pueda controlar nada de esto.

- Siempre diciendo cosas sin sentido, así eres tú.

Continuaron hablando sobre las cartas misteriosas durante un largo rato, hasta que Brent notó que un par de chicos castaños los observaban a lo lejos. Tenían la mirada fija y se decían cosas entre ellos.

- ¿Los conoces?.- Hizo un gesto, indicándole que mirara disimuladamente.

- ¿A quiénes?

- A esos dos, el chico y la chica de la mesa que está cerca de la puerta.

- Déjame ver...- Comenzó a reírse, fingiendo que tenía una plática interesante y desvió la mirada levemente hacia ellos.- Es la chica,- dijo, tratando de disimular su emoción.- la que apostamos en el estacionamiento.

- ¿En serio? Pues sí que es bonita, tiene una piel muy cuidada a pesar del ligero bronceado.

- ¿Quién es ese tipo? ¿Su hermano?

- Se parecen un poco, puede que sean hermanos.

- Parece mucho mayor que cualquiera en el campus.

- Rondará los 30... Espera, ¿por qué analizamos al tipo y no a ella?- Preguntó él, dando un profundo suspiro.- Ve por la chica y deja de pensar en las tonterías fantasmales que te están pasando.

- No son fantasmas, estoy loca, es algo seguro.

- Perdona, no sabía que ya te podías hacer diagnósticos sin ayuda de un psicólogo o psiquiatra.

Victoria puso los ojos en blanco, no iba a discutir con su mejor amigo; sabía que no se equivocaba, tenía que pedir ayuda si no quería terminar entre cuatro paredes acolchadas. Miró su teléfono y buscó entre sus contactos a su amigo de la infancia: Ernesto. Era un par de años mayor que ella y era psicólogo, por algo se empezaba.

- Hablaré con él,- Dijo, mostrándole la pantalla del teléfono a Brent.- si necesito medicación, él sabrá de algún psiquiatra que pueda consultarme.

- ¿Y la chica?

- Hablaremos de la chica cuando tenga mi mente clara y calmada, debo estar en "equilibrio".

Mientras tanto en la mesa a un lado de la puerta, Frank cuestionaba las razones para no llevarse a Victoria de una buena vez. Se ahorrarían muchos problemas y, lo más importante, tiempo. Llevaban más de dos décadas esperando y ahora que era el momento, no podían llevarla con ellos porque aún no estaba lista.

- Se han dado cuenta de que los miramos, ¿qué es lo que estamos esperando? Puede tomar sus propias decisiones, su amigo no tiene influencia en eso.

- No vamos a arriesgarnos, además, parece que no escuchaste la conversación, cree que está loca, no ha leído las cartas e irá con un psicólogo de quinta.

- Escribe a través del espejo, tendrá más impacto y se verá obligada a leerlo cada día.

- Parece una muy buena idea, la tomaré en consideración para los siguientes mensajes, su tiempo y estancia en el mundo humano se están acabando,- miró su reloj de bolsillo.- las manecillas están casi en su punto, todo está por empezar.

***
 

Al caer la noche, Brent llevó a Victoria a su casa. Habían pasado la tarde en el consultorio de Ernesto y, aunque ya tenían algunas teorías, le recomendó que no se sometiera a más estrés, si todo continuaba, tendría que programarla para una cita en un hospital especializado.

- Te lo dije, he perdido la cabeza.

- Aún no es algo seguro, él dijo que las cosas que estaban sucediendo te presionaban de un manera increíble, si quitamos todo eso, seguramente te recuperarás.

- Gracias por tratar de ayudarme,- Dijo ella, mientras abría la puerta principal.- ¿quieres comer algo antes de irte?

- Soy tu amigo y no me gusta verte como si fueras a volverte una psicópata... Y sí, me gustaría comer, ¿tu madre ha dejado la cena lista?

- Sí, hoy trabaja hasta tarde,- Ambos entraron a la casa buscando algún olor apetecible.- mi padre debe estar en camino.

Encontraron un refractario con lasaña y una nota:

"Sé que Brent no ha venido en varios días, pero si hoy es la excepción, dile que coma hasta que salga rodando, estoy segura de que ya extraña su platillo favorito"

- Sabía que vendría...

- Es la primera vez en la semana que prepara esto, es algo raro.

- Tu madre es un amor, me aprecia mucho ¿no es así?- Preguntó sonriente.

- Te quiere como si fueras su hijo, desde que nos mudamos te ha querido mucho, además es una forma de agradecerte todo lo que haces por mí.

Comieron casi la mitad de lo que había en el contenedor. Para cuando terminaron, era todavía muy temprano, Brent no quería irse así que le propuso a su amiga ver una película. Cualquiera, menos de terror, quería evitarle alguna crisis.

- Algo tonto como "¿Qué pasó ayer?", o algo de Pixar.

- Prefiero comerme mis globos oculares.

- Qué humor te estás cargando en éstos días, parecen días casi tan malos como tu visita mensual.

- Imagínate, visita mensual y cosas inexplicables, estoy hecha una furia.

- ¿Por qué no te vas a poner tu pijama y regresas?, en lo que escojo alguna película que no te moleste ni sea "ñoña".




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