Una semana antes de se reanudaran las clases, Victoria recibió una visita rápida de Anne. Ésta le contó que había optado por sellar su espejo y que un amigo suyo se uniría a su equipo. Antes de irse, dejó una pequeña caja en la entrada, sin que Victoria se diera cuenta. Subió a su auto y justo antes de que arrancara, notó que ya no estaba en la calle, era un lugar completamente desconocido.
- Qué extraño…- Salió del carro y dio unos cuantos pasos, tratando de ubicarse.
- No es extraño, teníamos muchas ganas de verte.- Sonrió Kendra en su forma demoniaca.
- ¿Quién eres?- Dio unos pasos hacia atrás y se topó con Frank, también convertido en demonio.
- ¿De verdad quieres saberlo?- Preguntó él con voz gutural.
- ¿Qué quieren de mí?, no he molestado a ningún… Esperen, son ustedes los que están atacando a esa chica.
- Qué mujer tan inteligente.- Se burló Frank.
- No van a poder hacerle daño, hemos bloqueado sus entradas y si piensan poseerla, será cosa de nada expulsarlos de su cuerpo.
- Demasiado ilusa para mi gusto, esto es sólo una advertencia, si continúas entrometiéndote, te mataré, puedes tener muchas protecciones pero nada va a librarte de nosotros, ¿escuchaste? ¡Nada!- Respondió Kendra, alzándose en el cielo con ayuda de su par de alas.
Anne cerró los ojos pensando que la atacaría, pero no fue así. Para cuando los abrió, estaba de nuevo en la carretera, frente a la casa de Victoria.
- ¿Qué carajo?
Dio un profundo suspiro y sacudió su cabeza, arrancó su auto, con sólo un pensamiento en su mente: iba a detener a ese par, aunque tuviera que recurrir a los métodos más impensables.
Apenas anocheció, Brent llamó a Victoria, para invitarla a salir, quería que asistieran a una conferencia que daría un empleado de Ducati, presentarían nuevos modelos y algunos accesorios.
- Nos queda algo lejos, Brent.- Se quejó ella.
- Sólo es una hora de viaje, vamos, tienes que despejarte un poco, esa mujer está haciendo su trabajo ¿no? ¿cuál es el problema?
- Sí pero quisiera quedarme en casa estos días, falta poco para iniciar un nuevo semestre y hay muchísimas cosas por hacer.
- Ni hablar, tienes razón, quizá podamos ver la transmisión en vivo.
- Lo siento…- Escuchó un ruido que la distrajo.- Espera, creo que mi padre acaba de llegar, te marco después, ¿está bien?
- De acuerdo, espero tu llamada.
Dejó el celular en la cama y se asomó al pasillo, caminó hasta las escaleras pero no vio a nadie. Recordó que había sido así la primera vez que se desmayó, no lo pensó ni un segundo y regresó a su habitación rápidamente. Cerró la puerta con seguro, miró las luces, para su suerte todo estaba en orden, ahora sin el espejo estaba mucho más tranquila. Volvió a llamar a Brent para decidir el lugar donde verían el directo, hablaron sobre sus próximos viajes y tonterías que él había visto en Twitter.
Se despidieron y ella apagó la luz, tenía que dormir bien si quería estar llena de energía al día siguiente. Después de unas horas, despertó de golpe, llena de sudor, intentó ponerse de pie pero no podía, sus piernas no soportaban su peso.
- ¿Qué me sucede?
Apoyada en su cama, trató de encontrar el interruptor de la luz. Todavía sofocada, se sentó en el piso intentando recuperar el aliento, había tenido un sueño extraño.
Miró el reloj, marcaba las 3 de la mañana. Puso los ojos en blanco e intentó levantarse, los sueños eran sólo eso, no tenía porqué ponerse nerviosa.
***
Kendra revisaba algunos documentos que su madre guardaba sobre la profecía mientras Frank golpeaba un saco de boxeo.
- ¿Te ganarás su amistad?
- ¿Debería empezar por eso?- Preguntó sin alzar la mirada.- ¿No es más fácil sólo seducirla?
- Para ti, siempre lo es, pero si quieres que detenga a la mujer que se está interponiendo, sería mejor que te la ganes completamente.
- Quizá…
- En fin, ¿ya llegó la nueva carga horaria? Pronto volveremos a la universidad y tenemos que estar preparados.
- Sí, las cartas están sobre la mesa de la entrada, puedes leerlas si quieres.
- Andas muy cortante, ¿te pasa algo?
- No, sólo estoy concentrada leyendo esto.
- Escucha, Kendra, sé que estás pasando por tiempos difíciles, tal vez yo no soy el compañero que esperabas pero es lo que nos tocó, debemos llevarnos bien, estoy para ayudarte en lo que hagas y si necesitas que me deshaga de esa mujer, lo haré.
- No es tan fácil, Frank,- Se puso de pie.- tiene cómo detenernos, temporalmente, claro, no podemos darnos el lujo de crear problemas que nos retrasen.
- ¿Crees que amenazarla no va a hacer que se proteja aún más?
- Es un simple juego, ella cree que puede interponerse, cosa que no es cierta, al final la profecía se cumplirá, el mundo humano será corrompido y todos se hundirán en el infierno.
- Y nuestra doncella será el punto clave para su perdición.
- ¡Correcto! De eso me encargo yo, además del portal… ¡Maldita mujer! No puedo creer que lo haya sellado, es por eso que me opuse a comunicarme con ella de esa manera.
- Sus órdenes son irrevocables, tú lo sabes.- Contestó él, refiriéndose a la máxima autoridad del Averno.
- Habríamos evitado esta clase de tonterías pero como siempre, nadie escucha a los de menor rango.
- Ni me lo digas, yo no tengo voz ni voto.
De pronto, la castaña sintió un terrible dolor en el abdomen lo que causó que se quedara quieta unos segundos, con los ojos cerrados.
- Esa perra…
- ¿Kendra? ¿Qué pasa?- Preguntó preocupado.
- Es ella, esa mujer está tratando de romper nuestra conexión con el mundo humano.
- La mataré yo mismo,- Ella lo sujetó del brazo.- ¿Por qué me detienes?
- Si quiere guerra, eso es lo que va a tener, mañana iré a buscar a la chica, será mía, quiera o no.
***
De camino al departamento de su amigo, Victoria se detuvo en una tienda para comprar un par de cervezas y comida japonesa. Estaba segura de que Brent pondría cara de asco pero eso sólo significaba más comida para ella.
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Editado: 31.10.2020