Equilibrio : la luz

IX

ALINE

Debo decir, que cuando acepte quedarme a cuidarlas, lo pensé mucho, no quería estar cerca de Luisa, no voy a mentir, nuestro pasado es muy turbio y cuando fui al invernadero para dejar las cosas claras, creo que me pase, pero bueno ya que, por lo menos le quedo claro que no la quiero cerca si no es necesario. De Elena puedo decir que es una niña genial, fría sí, pero nada por ahora que nos preocupe, es más, creo que se puede ablandar con forme pase el tiempo.

Siento la adrenalina mientras me dejo guiar por la ruta que me muestra en el celular y conduzco mi hermosa Tamburini T12 Massimo color negra, amo la adrenalina y esta moto me da la oportunidad de sentirla al máximo, cuando por fin llego a la ubicación lo primero que me llama la atención es el terreno tan grande que Ael designo para esto

  • Vaya, definitivamente querías salir de esto rápido - digo en voz alta, viendo que me conviene mucho

Cuando recibí esa información lo dudé mucho por nuestra historia, desde que descubrimos las traiciones dejamos la idea de volver y si ese día llegara la purga iba hacer indolente, todos estuvimos de acuerdo, pero ahora que el día a llegado dudo y no es por el hecho de hacer mi labor, es por creer que alguien pueda pasar sin darnos cuenta.

Sacudo esos pensamientos de mi cabeza y reviso el terreno con detenimiento, coloco mi mano izquierda en el suelo – vibrationis- susurro, se me despliega una imagen en mi cerebro exacto del terreno y puedo saber cuántas personas hay y su género, al mismo tiempo puedo saber si están nerviosos por el sonido del flujo de su sangre, entonces lo veo, me levanto arreglando algunas cosas por próximas visitas y regreso a mi hermosa bebé para dirigirme al punto donde están todos, cuando me acerco lo primero que veo es a  un grupo de diez compañeros de armas y todo regresa como si viviera un maldito déjà vu.

  • Hola chicos – les digo mientras bajo de la moto
  • ¿Dónde está Ael? – me dice Daria
  • Se suponía que lo veríamos acá – hora es Ferreol quien habla - ¿y dónde están los demás?

Camino observándolos a cada uno con detenimiento y ellos saben que es lo que busco porque me enfrentan con la mirada

  • ¿Debo recordarte lo que se habló hace más de 14 años? - le digo observando los ojos verdes de Ferreol –la purga inicio una vez Ael los contacto y solo quedan ustedes –hablo esta vez dirigiéndome hacia los demás, suspiro con pesadez y digo con sinceridad -que tristeza.
  • Bien, ya que nosotros pasamos las pruebas – da un paso adelante Hilario, que sigue de buen ver - ¿Dónde están?
  • Claro que sí, pero are algunas preguntas, ya saben de seguridad, lo de siempre - digo con despreocupación

A todos parece no incomodarle excepto a él, los hago caminar conmigo de uno en uno preguntándoles por sus vidas acá, que no tengan familia y que su compromiso en esto este por completo, en este proceso descubro que Bianca solo nos ayudara mientras la transición, por que encontró a su pareja y tiene un hogar.

  • Tendré que hablar con Ael – le digo con tristeza porque es una gran guerrera, pero al igual con alegría por su futuro  
  • No quiero que piense que me libero de mis obligaciones- me dice pensando en sus palabras, pero no miente de eso estoy segura - además quisiera verla
  • El no pensara eso, pero podemos ver la manera que nos ayudes de otra forma- le digo dándole un abrazo

Cuando termino les digo que continuemos con el recorrido para dirigirnos hasta donde esta Ael, duramos caminado media hora de donde estábamos, hasta que vemos la casa, respiro emocionada porque casi comienza la diversión, dentro de casa hay movimiento y es que a esta hora deben estar viendo los planos, miro al cielo pido perdón por lo que viene, pero es necesario.

De repente mi celular vibra con un mensaje, cuando lo veo agacho la cabeza, al momento de levantar nos vemos todos rodeados, traicionada, dolida y con la sensación de rabia, desenvuelvo mis látigos sujetándole el cuello, él cae al piso y los demás se tensan al verse acorralados por mis hombres y yo con mi vista completamente gris, observo a un confundido Isidoro 

  • ¿pero ...? - trata de decirme sin embargo le aprieto más el cuello
  • No te muevas tanto porque mis látigos no son lo que parecen – le sonrió sarcástica – sabía que quedaba uno más entre nosotros, pero no me imagine que fueras tú.
  • No sé de qué me está hablando –dice en un susurro apenas audible

Los demás se relajan y miran sin entender cuando me escuchan, pero mis hombres siguen atentos porque saben que esto no está terminado.

  • Cuando pensabas decirme que estuviste pasando información con tus señas y gestos de tu cuerpo – el me mira sin entender y cuando quiere decir algo no lo dejo – te estuve vigilando y no tienes la menor idea de cómo hacerlo sin que te detecten, eres un crio todavía
  • No … - cuando el intenta hablar mi celular vuelve a vibrar dándome así luz verde 

Suelto a Isidro y lanzo mis látigos para envolver al verdadero traidor, me hace frente con su disco de metro y medio de diámetro, tan filoso como la mejor espada samurái, pero es lento, sin  darse cuenta, mientras caminábamos le puse un pequeño chip de descarga, a todos de hecho se los coloqué, aunque sabía quién era, debía confirmar y que mejor manera de hacerlo que seguir con el juego inicial, el entiende lo que está pasando y yo solo le sonrió lanzándome hacia él, me ataca de la misma manera, con su disco expandiéndolo como si fueran muchas espadas y con su mano izquierda trata de agarrarme con ramas por los pies, me adentro en la tierra por unos segundos para luego surgir detrás de él y con mi látigo lo sujeto en todo su cuerpo.

  • ¿ya te he dicho que mi látigo es especial? – le susurro en su oreja   
  • ¿Cómo es posible? -me dice tratando de luchar para zafarse
  • O pequeño y tierno Hilario, no sabes controlarte – sigue forcejeando, pero eso solo hace que mi látigo se entierre cada vez mas
  • te estas equivocando – suelta un quejido que es música para mis oídos - porque todos sabíamos
  • en eso te equivocas – como puede gira su cabeza y me mira sin entender – veras cada uno tenía lugares diferentes y a otros no les dije nada – sonrió cundo veo su cara - y ahora pequeño, serás mío
  • No, espera – me dice, pero no lo dejo terminar porque tenso más mi brazo haciendo que sangre y grite
  • Esto es lo mejor de todo – suspiro mientras me alejo un poco para verlo mejor – veras, es especial mi látigo, porque no es una cuerda con una hermosa decoración, que por cierto escogí yo, se expanden convirtiéndose en una agujas tan largas y filosas que no las sentirás, te envuelve todo convirtiendo tu muerte dolorosa y rápida si se me antoja no jugar un poco – el sigue quejándose cuando me suena otra vez el celular, me detengo a verlo y niego con la cabeza – atrápenla -les ordeno a mis hombres.
  • No lograras cruzar Aline – me sonríe triunfante
  • Eso ya se está haciendo- le digo con rabia, enlazando mi segundo lazo con Daria – no lo espere de ti – ella solo me mira con temor




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