XVIII
JOSE
- ¿Por qué no despierta?
- Solo duerme – me dice levantándose del sofá – preparare el desayuno
Aline es una mujer que jamás entenderé, desde que la conozco me parece indiferente frente a las cosas que pasen a su alrededor – menos si se trata de Ael – me molestan muchas cosas de ella, su forma de hablar a las personas, su manera de pensar del mundo, sus particulares gestos que dicen “a la mierda”, a veces me desespera el solo saber que la tendré que ver, pero una parte de mi se alegra que este bien, su labor es muy peligrosa, pero no se justifica que sea una mierda de persona, miro a Luisa y ella es totalmente opuesta con lo poco que he visto, es apasionada, sincera y alegre – soy un maldito bipolar cuando se trata de mis sentimientos – me coloco de pie para estirar un poco.
- Menos mal ya estas despertando – dice Aline, haciéndome girar para ver una enmarañada Luisa levantándose de la cama
- Despacio – le digo llegando a ella y ayudándole a sentarse - ¿Cómo te sientes?
- Bien – ella retira su mano de las mías – gracias por traerme
Me quedo a un lado de la habitación, mientras come lo que le dejo Aline en la mesa, la observo y tengo preguntas que hacerle, solo que no me atrevo, mientras estaba peleando con ese sujeto, ella no se sanaba tan rápido como lo hacia él, dejaba pasar muchas heridas abiertas, pero lo que mas me tiene atorado y pensativo, es el mensaje que leí en el computador, su forma de luchar es impresionante, parecía que bailaba y nadaba en la forma que se movía, Ael no se mueve de esa manera y me parece que cada uno hace su estilo de lucha.
- Porque no preguntas, en vez de estar en una esquina como un acosador
- Lamento incomodar – regreso al asiento donde pase la noche - ¿Por qué dejaste que avanzara tanto? – sus ojos negros no dejan de escudriñarme
- Con respecto a que – le toco una marca que esta en su brazo – es antigua no necesitas saber
- Sabes que hablo de la que presencie, tardaste en sanar y en algunas las dejaste abiertas – le hago señas para que no me interrumpa – todos ustedes pueden sanarse a un nivel diferente y necesitan de los sanadores de todas formas, en combate sé que su energía la redirigen para estar alerta, pero nunca descuidan sus heridas, ¿Por qué tú sí?
- Se que leíste el mensaje – dice luego de un largo silencio – nadie conoce esa parte de mi y no necesitan saberlo, pero para saciar tu curiosidad y excelente análisis de combate, te diré que tienes razón y solo debes saber que en esa época me consumieron hasta casi llegar a mi extinción.
- Entonces tu…
- Hay cosas que ya no puedo hacer José y eso me rompe cada día – sus ojos se humedecen, pero no suelta ni una lagrima – pero seguiré sin importar que y te pido que no salga de acá
Nuestra conversación finaliza y no quiero indagar mas por ahora, la dejo para que se pueda arreglar y pueda estar tranquila, voy al estudio para ver cosas de la empresa y así enviarle los detalles a Bianca, ella si todo sale bien se ara cargo de las cosas en este lado cuando ya no pueda hacerlo por mis medios, pasa tiempo hasta que escucho una pequeña discusión en la sala y no necesito salir para saber que es Aline y Luisa, pero me obligo a ir cuando escucho Ael deteniendo ese desastre.
LUISA
Después que me dejara sola, me permití desahogar mi rabia por llegar a este punto, pero logramos conseguir lo que necesitamos y eso vale más, me miro al espejo y quedo impactada, mis marcas no están en su mayoría - ¿pero que paso? – me desvisto analizando detalladamente mi cuerpo y definitivamente algo ocurrió, me arreglo para ir hablar con Aline, ella está en la terraza absorta en sus pensamientos, me acomodo al lado de ella y me sirvo café que tiene en la mesa, cuando las dos cruzamos palabras, nada resulta bien.
- Habla o lárgate – y acá empezamos
- Gracias por acudir – le digo de forma cautelosa - ¿Quién mas intervino?
- Elena – la miro sin entender – comenzó con sus uniones y la primera apareció por ti
- Imposible
- Si eso pensé, pero paso – nos quedamos calladas por un rato, hasta que decide comenzar con sus tontos reclamos del pasado - ¿Cómo es que llegaste a ser tan inútil?
- No comiences
- Debo decir que aquel día pensé “fue por el desgaste” pero ahora, creo que simplemente dejaste las cosas estar
- Que mierda te pasa Aline – me coloco de pie bastante enojada – como te atreves a decir algo como eso, tienes idea de lo que me costo verle perder la luz de sus ojos en mis brazos – entro al apartamento y me sigue – no sigas con tus teorías estúpidas
- No son estúpidas – me gira agarrándome del brazo – las dos estábamos mal por los dos días que duramos combatiendo sin descansar, pero jamás dejaría que algo así pasara, solo ¡¿dime por qué?! – me grita llorando una vez y otra
- Deténganse las dos – llega Ael - ¿Qué esta pasando?
- Hay cosas que no podemos curar y lo sabes – no le quito la mirada de sus ojos que demuestran tristeza, jamás la vi de esa manera
- Lo menos que podrías hacer era eso, por él, por nosotros – ella lanza la mesa de centro contra la ventana - ¡mierda Donora, era mi hijo y mi esposo!
- ¡mi hermano y mi sobrino! - todos intercalan una mirada entre las dos - A los dos los vi crecer, reír, soñar, jugar, tener una ilusión, amar –mis lagrimas escurren recordando sus rostros – que no se te olvide que esa noche perdimos las dos, nos arrebataron los que más amábamos y yo daría mi vida por volver a traerlos
- Entonces pronto será – me sorprende que lo diga y entonces caigo en cuenta que escucho mi conversación con José
- Pues que así sea