LVI
LUISA
Han pasado diez meses y José no despierta, en la habitación que lo tenemos ya parece un laboratorio en vez de recamara, hay envases por todo lado llenos de líquidos que hemos probado para dar con lo que le dieron, pero no obtenemos nada y así es cada vez que mezclo, una vez más veo el tubo de ensayo negro, lanzó todo lo que tengo en la mesa llena de enojo, frustración, rabia y con ganas de matar a quien se me atraviese, entra Su-ji alarmado por el escándalo y cuando me ve enojada se acerca con cautela, me soba la espalda tratando de darme calma y por las malditas hormonas me hago en llanto.
- Debes calmarte, piensa en la niña Lu - si ya sabemos que viene en camino - falta un mes y es delicado en el punto que estamos - trato de calmarme y llevo mi mano hacia mí ya crecido vientre
- Estoy cansada de siempre tener el mismo resultado - miro donde reposa José - ya no sé qué más hacer
- Probaremos más cosas - me deja en el asiento cerca a la cama - ¿Sabes para quien construí esta casa? - dice sentándose en el suelo - su nombre era Dahlia, una mujer llena de virtudes en cada centímetro de su cuerpo, me cautivó tan solo verla pasear en su carrosa y desde ese momento decidí ser sensato - sonríe tras su recuerdo - solo que no esperaba que los retos eran tan grandes, las oportunidades que tuvimos para estar juntos no fueron pasadas en vano
- No quiero detalles - digo haciéndolo reír un poco - se quién era y por lo que pasaste para disfrutar a su lado
- Entonces sabes que mientras respire esa persona, hay una infinidad de posibilidades - sujeta con ternura mi mano - Donora, encontraremos lo que sea que tenga antes que sea tarde - acarició mi vientre sintiendo los movimientos que hace en mi interior - lo aremos a tiempo
Hemos probado todo, hasta los remedios que trae Aline del otro lado, más no obtenemos resultado, me dejo llevar hacía la otra habitación y me da un poco de bebida para dormir pues ya son dos días que paso de largo ensayando los últimos que me trajo Aline, mientras voy cayendo enredada por la pesades y el sueño, creo ver a una figura entrar a la recamara con vestido blanco largo y cinto azul, no logro ver bien su rostro cuando creo ver sorpresa al ver mi estado, trato de llamar a Su-ji y entonces veo su sombra en la puerta antes de caer en un profundo sueño.
Me levanto de forma lenta y algo perdida, en lo primero que pienso es en la persona que entró y decido ir a buscar Su-ji, el delicioso olor que me llega al abrir la puerta me indica exactamente en donde está y la bebe brinca queriendo salir corriendo para probar lo que este en el fuego, lo veo con su particular delantal y los cucharones se mueven por todo lado junto con los ingredientes, unos se guardan mientras que otros caen en las ollas y son mezclados.
- 안녕하십니까 - dice mirándome por un instante - dormiste todo un día ¿Como te sientes? - me pasa una tasa de aromática
- Gracias, descanse lo suficiente para continuar - entra Bianca y al verme se me tira en cima - ya, me vas ahorcar Bi
Se ve demacrada y bebe una bebida bastante dulce, le pregunto si está bien, ella cruza una mirada con Su quien da un movimiento afirmativo con su cabeza, se acerca sujetando mi mano y puedo sentir su temblor, la angustia se refleja en su rostro y el llanto se apodera de la situación, no entiendo lo que pasa y busco algo que me indique en el rostro de Su-ji, pero nos ha dejado solas.
- ¿Bi, que está pasando?
- Tuve que ir por un tiempo a nuestro hogar - logra articular después de varios intentos - pero cuando regrese no encontré a mi esposo - vuelve a llorar - ni a mi hija - trato de calmarla para que me cuente - los busque por meses y Su-ji me ayudó a encontrarlos- se queda en silencio
- ¿Dónde están? - sus manos vuelven a temblar y su rostro se transforma en ira
- Mi esposo lo tienen los hombres de Licor en las ruinas y Federico es quien me está ayudando, pero lo más serio es que no sé dónde está mi hija - se levanta desesperada y lanza el vaso que tiene en sus manos
- ¿Quién es Federico?
En cuanto terminó la pregunta, siento una energía pesada y fría, sus pasos se sienten debido a su tamaño y se escuchan más cerca, mi mirada se fija en Bianca que no parece alertarse por esa energía y me dice que es él - imposible - me levanto con dificultad y giro hacia el pasillo para ver entrar a un hombre corpulento, alto con ojos de color miel tan claros que parecen irreales y piel morena, miro sin creer que confiaran en él, aún peor que lo trajeran hasta donde estamos, su mirada me recorre y se aloja por unos segundos en mi vientre que cubro de forma protectora, me da una sonrisa burlona y pasa a mi lado para servirse un poco de café
- ¿Quiere alquilen explicarme? - digo intercalando mi mirada entre Su-ji y Bi - Y tú ¿Que carajos haces acá?
- Hola Donora - dice comiendo mi pai - me envió Macabeo y Aline - le miro sin poderlo creer - para sacar al esposo de Bianca y decirles que ya sabemos dónde está la niña
- ¡Habla! - le grita en más de una ocasión Bianca
- Primero, debo confirmar la información y te lo diré - dice con calma - tranquila Bi que eso lo voy hacer hoy - me mira con odio y no es para menos - ¿Tienes algo más que decir?
- Eres un maldito hijo de puta Felipe, ni siquiera es tu nombre y tienes suerte que ellos confíen en ti, por qué yo te hubiera ...
- Déjame adivinar - dice caminado hacia mi dirección - ¿Me hubieras arrancado la cabeza como a mi hermano?
- No como crees - le digo con burla y eso lo enoja por como tensiona su quijada - te hubiera metido una rata mientras respiras para que seas su cena - interviene Su-ji dándome una mirada de advertencia - ¿Sabes quién carajos es? – lo señalo por completo y digo mirándolo a los ojos - su labor es encerrar a los conductos para que todo llegue a su fin y por un tiempo estuvo en nuestra contra, matando a miles de los nuestros por ideales que solo un niñato estúpido podría creer - su mirada es fija - creo en que todos podemos cambiar, pero cuando el veneno se adhiere como paracito en nuestro cuerpo convirtiéndose en uno con el huésped, cambiar es difícil
- Pero no imposible