Arianna
Yo no lo hice
Todo en nuestras vidas esta cambiando, mi madre no deja de recibir notificaciones por parte de la corte real acerca de los acontecimientos surgidos recientemente, exigen una explicación y un culpable para calmar a los pueblos.
Los príncipes de Tylam tenían una reunión con su padre en el reino del oeste, Altayr, pero nunca pudieron viajar, cuando lo intentaron todo se salió de control y por ordenes de Rognak nadie pudo entrar o salir del reino.
Maxim sigue encerrado, según mi abuela lo han interrogado más veces de las que puede contar, pero en cada una de ellas su respuesta sigue siendo la misma, no recuerda nada.
Aquello ha llegado a frustrar demasiado a mi abuela y a Rognak quiénes son presionados para que encuentren una solución.
Al final del día todos sabemos cual es pero ninguno se atreve a mencionarlo, ni siquiera yo. No se si seré capaz de ver a mi hermana morir, es un problema estoy de acuerdo con eso, ha demostrado que no es capaz de estar bajo tantas emociones, no es fuerte mentalmente y si la mente es débil, lo demás lo será también. Mi abuela dice que se ha convertido en el punto perdido de nuestra familia, y ahora que todos saben como pueden atacarnos esto será mucho más difícil.
Sigo sin entender quien o por qué alguien quiere atacarnos hasta destruirnos, nuestra familia ha sido sólida y regente por demasiado tiempo, al menos de eso se ha encargado cada generación, todos siempre han tenido al menos un hijo o hija para que el linaje continúe y por mucho tiempo se ha aceptado que nuestro apellido reine con todo y las injusticias que se cometieron en el pasado y que terminaron arreglándose para tener un mejor presente.
De todo eso hay algo que sí se, y es que no es necesario salir a demostrar nuestros puntos débiles porque sólo hay uno...
Levanna poco a poco se ha encargado de darnos problemas, la corte le teme, mi abuela y Rognak también. Los sirvientes creen que es un monstruo que debe morir, quieren ver su cabeza rodar para hacer justicia por los que mató y así poder sentirse en paz. Mi madre no sabe que hacer, es su hija y se que dará hasta el último suspiro por ella, así como mi padre lo hubiera dado por mí.
De mi parte, le tengo miedo, si, pero también le tengo lástima, siempre creí que era la más fuerte de las dos, siempre la vi con la cara en alto y segura de si misma, quien diría que terminaría así, ahogada en un vaso de sus propias emociones y envuelta por la oscuridad que la convierte en un asesina.
Desearía que mi padre estuviera aquí, el hubiera sabido que hacer desde el primer momento en que todo empezó a salirse de control. Lo extraño más en momentos tan difíciles como los de ahora.
La noticia que le acabo de dar a mi hermana se que la ha destrozado pero no hay otra opción, mi madre no quiere entregar a Levanna pero aún así deber haber un culpable al que enjuiciar.
Cierro los ojos molesta, no es justo que sólo el sea juzgado y maltratado por un crimen que ambos cometieron, conscientes o no los dos participaron, pero es mi hermana y no puedo dejarla morir aunque sé que esto puede traernos más problemas, porque si ya cometió este tipo de errores mas de una vez, los seguirá cometiendo porque se que muy en el fondo lo disfruta como aquella vez hace varios años, aunque eso no quita que sea familia y mi padre siempre dijo que entre familia debíamos protegernos, o al menos eso me repito para poder vivir con la culpa de aceptar matar a un hombre que está dispuesto a dar su vida para poder salvar a Levanna. Él mismo dio la solución cuando se le dijo que si no confesaba, ambos morirían.
─Tu ceño se frunce demasiado cuando estas inmersa en tus pensamientos ─dejo de mirar hacia la nada por la enorme ventana de mi habitación y miró hacia la puerta donde la figura de Yeray llama mi atención.
─Pensé que aun estarías dormido ─le indico que pase y eso hace sin cerrar la puerta, mi guardia nocturno aún se encuentra afuera, Reth no tarda en llegar─. ¿Qué haces despierto tan temprano?
─No podía dormir ─Se encoje de hombros─. Te traje esto ─me tiende un vaso con algún líquido.
─ ¿Qué es? ─lo huelo y es dulce.
─Té de Edén.
─ ¿Té de Edén?
─Sí ─enarca una ceja─. Mi tía solía darme un poco cada que estaba bajo mucha presión. Te ayuda a relajarte.
─ ¿Es droga?
─ ¿Qué? ─se burla─. Claro que no, esta hecho a base de ingredientes naturales. Jamás te drogaría.
─De acuerdo ─lo tomo apenada por pensar que sería de ese tipo de príncipes.
La bebida es dulce, demasiado para mi gusto pero aun así es rica, él me mira esperando una aprobación. ─Esta rica, aunque un poco dulce.
─Si, con el tiempo te acostumbras.
Empieza a caminar por mi habitación con los brazos cruzados, me permito observalo descarademente ahora que me da la espalda. Debo admitir que su cuerpo es digno de un Poleto, trabajado y bien moldeado.
─Mi padre quiere venir a hablar con tu madre en cuanto sea posible ─suelta cuando se detiene del otro lado de la habitación y se gira para mirarme.
─Hablar con mi madre ─frunzo el ceño y camino hacia él─. ¿Sobre qué?
─No lo sé con exactitud ─entrecierra los ojos y se muerde el labio pensativo, me estremesco ante lo último─, supongo que por el hecho de que tu cumpleaños es en unos días y aún no se ha llegado a ningún acuerdo.
Es verdad, no me había detenido a pensar que en tan solo en dos días cumplo los dieciocho años pero es que... ¿será que entendí bien?, ¿acaba de decirme que se casará conmigo?, ¿es acaso esto una propuesta tan siquiera?
─Cierto ─desvío la mirada. ¿Qué se supone que diga ahora?
Me siento egoísta por pensar en la posibilidad de ser yo la que llegará al altar con él teniendo en cuenta todo lo que mi familia está pasando, pero debo permitirme pensar por un momento en mí y en mi felicidad ¿No es así?