Capítulo veintitrés
Feliz cumpleaños, Alessia
Habían pasado varias semanas, hoy era el día especial para Alessia, ese día que esperamos muchos por los regalos, por convivir con las personas que queremos, por la comida o por el pastel, su cumpleaños.
Se levantó como todas las mañanas, se bañó y se preparó para ir a la escuela, después de media hora estaba lista, se miró al espejo y sonrió.
Tomó su mochila y salió de su cuarto, su madre la felicitó al igual que sus hermanos, desayunaron y al finalizar todos se fueron a lavar sus dientes, tomaron sus cosas y se subieron al auto para irse a la escuela.
Este sería un cumpleaños diferente, tenía nuevos amigos, había logrado su sueño de Actuar, había conocido personas increíbles y seguía contando con sus amigos, no eran muchos, pero era mejor calidad que cantidad.
Dejaron primero a Franco y Ara en su instituto, después de varios minutos Andrea estacionó el auto enfrente de la escuela de Alessia, se despidió de ella con un beso en la mejilla.
Al entrar a la escuela, se encontró con Paulo y su ex discutiendo, ella no aceptaba que la relación había terminado, llevaba semanas insistiendo para que volvieran, en ocasiones Victoria se reía de ella o le gritaba "Rogona"
Paulo al verla la saludó con un leve movimiento de cabeza, la verdad era que él quería ir a felicitarla, pero su ex lo detuvo.
Al entrar al salón se llevó una sorpresa, todo estaba decorado con globos, serpentinas, en medio del Pizarrón con letras hechas de fomi diamantado decía F E L I Z C U M P L E A Ñ O S A L E S S I A M I A M O R
Esto sin duda lo había hecho Victoria, en su mesa de trabajo, había un globo transparente que dentro del tenía una globo en forma de corona, resaltaba por el tamaño y por el diseño, también había tres cajitas de regalo sobre la mesa, todas de distintos tamaños.
Sonrió al ver todo eso, sin duda no lo esperaba, todo era muy bonito, no cabía la menor duda de que su amiga la adoraba con todo su corazón.
―¡Mi amor! ―Alessia volteó y la abrazó ―feliz cumpleaños.
―Gracias ―dijo al separarse ―no pensé que harías algo así.
―Eres mi mejor amiga y haría todo por ti ―sonrió ―no lo olvides nunca.
―Te quiero mucho ―la abrazó ―gracias ―alguien se aclaró la garganta, interrumpiendo el abrazo.
―Tenías que ser tú ―comentó de mala gana.
―Ven aquí ―extendió su mano y él la tomó ―ustedes dos son amigos de años y no pueden terminar con esto por culpa de terceros ―añadió mientras tomaba la mano de su amiga ―¿No creen que deberían hacer las paces? ―los dos se miraron ―no los voy a obligar a nada, solo piensen en todo eso que han vivido, ¿realmente vale la pena tirar todos esos años de amistad a la basura?
―Viko, lo siento ―comentó arrepentido ―yo sé que no soy...
―Cállate ―Alessia y Paulo se sorprendieron al escucharla, se acercó a él y lo abrazó ―no digas nada ―sonrió.
―Te extrañé ―susurró en su oído mientras seguían abrazados.
―También yo ―respondió al separarse.
―Feliz cumpleaños ―la abrazó y le entregó su regalo ―espero te guste.
—Gracias, Paulo.
—Viko, a mi nunca me has hecho algo así por mi cumpleaños ―comentó mientras veía toda la decoración ―¿Se puede saber por...?
―Alessia es mi mejor amiga y el amor de mi vida, ¿crees que se merece menos? ―Paulo iba a contestar, pero no lo dejó ―por supuesto que no ―se respondió así misma ―si pudiera bajarle la Luna lo haría.
―¿No crees que estás exagerando? ―cuestionó su amigo.
―¿Te parece? ―le preguntó a su amiga y ella negó ―aunque quien le va a bajar la Luna las estrellas y todas las constelaciones va a ser alguien más, ¿verdad? ―levantó una ceja ―Pritzker ¿no es así? ―Alessia le dio un pequeño golpe en el hombro ―lo tomaré como un si.
―Buen día ―entró el profesor ―¿Qué tenemos aquí? ―formuló mientras veía todo el salón decorado.
Victoria convenció a todos los profesores de que no quitaran lo que estaba en el pizarrón, no le podían decir que no, se trataba de Victoria Luisath siempre se hacía su voluntad, su apellido la respaldaba y todo el dinero que su mamá donaba a la escuela también.
Era intocable, podía hacer lo que quisiera y nunca habría consecuencias, sin embargo ella se mantenía al margen, solo cuando se metían con ella respondía, en algunas ocasiones aprovechaba del poder que tenía.
Durante las clases algunas compañeras veían mal a Alessia, su mejor amiga al notarlo se acercó a ellas y les dijo; ¿Envidia o coraje?
Se daban la media vuelta y Victoria sonreía.
Después de todo, ya era la hora de salida, la última clase se había cancelado, la profesora tuvo un inconveniente y se tuvo que ir, Alessia propuso jugar Voleibol, así que fueron por un balón y empezaron a jugar en la cancha.
Formaron los equipos con algunos alumnos que estaban por ahí, incluso el profesor de Inglés se unió, iban empatados, todos eran muy buenos, sin embargo Victoria anotó dos puntos al final, lo que hizo que ganaran.
Al terminar de jugar se sentaron en una banca y empezaron a platicar.
Mientras Victoria bebía agua, vio acercarse a un tipo, le pareció raro que estuvieras detrás de Alessia.
―¿Quién es? ―preguntó cuando alguien cubrió sus ojos con sus manos ―Victoria, ¿quién es?
―Pues... ―miró al sujeto ―es alto, guapo, pelo castaño, se ve que hace ejercicio...
―¿Qué color son sus ojos?
―Eso no te lo puedo decir.
―¿Por qué? ―quiso saber.
―Tiene puestos unos lentes de sol ―Alessia tocó sus manos y sonrió.
―Agustín ―al decir su nombre, apartó sus manos de sus ojos.
―¿Agustín? ―formuló su amiga incrédula ―¿Tú eres el mejor amigo de Thomas? ―asintió ―no lo puedo creer.
Lo tenía a unos metros de ella.
Esto no podía ser cierto.
Al escuchar el comentario de Victoria, decidió jugar un poco con ella, más bien, molestarla.