-Creo que ser un buen abogado requiere de mucho – digo a mi fiel amigo Harrison, pues él es un abogado bien estudiado.
-Se manejar casos pero eso no significa que sea bueno – dice agarrando la taza de café – la mayoría de casos son de amenazas o de cierto soborno.
-¿Son fáciles eso casos? – pregunto realmente curioso de esa situación.
-Depende – responde dejando el café en la mesa – si el caso no se pasa de lo normal.
-¿Y qué es lo normal para ti? – pregunto enarcando una ceja.
-Lo normal es una amenaza que resulte ser solo dar miedo, pero las cosas se salen de control, viendo asesinatos y no saber el rastro del extorsionador – dice con seriedad asiento entendiendo todo – bien cambiemos el tema, ¿Cómo está tu amiga?
-Bien, parece que ayudo mucho irse de casa – respondo sonriendo al recordar que la tengo cerca, está conmigo – tres meses despejada, pero siempre recuerdo a su pequeño que es algo común.
-Sí, me alegra saberlo, mándale saludos de mi parte – dice sonriente antes de levantarse del asiento – bueno será mejor que me vaya, tengo una reunión con mi abogado para terminar de una vez por todas el divorcio.
-Lamento mucho que llegaran a ese punto con Haydee – digo imitándolo, nos dirigimos cerca de la puerta.
- Ella no quiso tener hijos así que aquí están las consecuencias – responde encogiéndose de hombros – no buscare más mujeres.
-¿En serio? Aun estas a tiempo – le digo animándolo un poco.
-A mis cincuenta años no se si podre – dice con un toque de picardía, se arregla la corbata con sus manos – tu aun tienes muchas oportunidades apenas te acercas a los veintiocho.
-Eso es algo de cual sentirme orgulloso creo – digo haciendo reír a Harrison, me palmea la espalda – sin embargo no me sentiré feliz hasta que la tenga a ella.
-Créeme que lo lograras, eres un hombre bueno y has hecho muchas cosas por ella que nadie las hubiese hecho – dice animándome con entusiasmo.
-Si pero de eso no tiene nada que ver, la cosa es que si siente algo por mí – digo desanimado ya que estos últimos meses Glenda ha superado todo pero es difícil convivir sin verla solo como una amiga.
-No te desanimes – dice sonriente – bueno me iré, será mejor que vaya rápido para terminar esta pesadilla.
-Bueno cuídate – le digo antes que se retire, cierro la puerta y me encamino a mi oficina a trabajar. Empiezo a organizar todo para quedarme toda la noche descansando, solo espero que Glenda no se quede en el turno de noche, como quisiera decirle lo que siento pero Retana tiene razón, tendré que tener paciencia para que todo salga bien, solo espero que ella me acepte, es todo lo que quiero.
Tenerla en mis brazos, hacerla mía un millón de veces, cuidarla, protegerla porque para mí es inolvidable, es todo este tiempo no la he olvidado.
Mi celular suena en mi bolsillo, en seguida lo saco con dificultad y al tenerlo en mis observo que es Liam quien me llama, sin pensarlo le contesto.
-Hola hermano – le digo sonriendo - ¿Cómo estás?
-Bien mejor que nunca – dice y me imagino que debe estar contento - ¿y tú cómo vas?
-Intentando fingir que estoy bien – responde haciendo reír a Liam – es verdad, no te burles.
-Si te creo Cristian – dice a través del celular, luego escucho que tose para proseguir - ¿Qué te parece una noche de hermanos?
-¿En el bar? – pregunto frunciendo el ceño.
-Sí, pero yo no beberé – dice advirtiéndome para que no lo obligue – debo permanecer bien para Megan y mis hijos.
-Ok – le digo pensando como podré hacer para que lo haga – pero una noche no es malo tomar un poco.
Escucho como hace un ruido de pensándoselo, Megan aunque me mate después sé que no se negara que le gusta ver a su esposo un poco ebrio diciéndole muchos piropos.
-Está bien pero nada de emborracharnos – responde al final, sonrió inconscientemente - ¿entonces lo hacemos?
-Si – respondo seguro pero de repente me viene a la mente, ¿por quiere que nos veamos? - ¿a qué se debe esta invitación?
-Es de algo importante que quiero hablarte – es lo único que dice, solo asiento aunque no me vea – así que espero verte en el bar city.
-Está bien – digo cuando corta la llamada dejándome dudoso, realmente será algo importante para que me invite, siempre soy yo el que lo llevaba pero ahora parece que debe ser algo extremadamente preocupante.
En seguida utilizo mi celular para enviarle un mensaje a Glenda informándole que llegare muy tarde, sé que no soy nadie para decirle a qué horas llegare pero como me tiene como un buen amigo no quiero que se preocupe.
Si Glenda supiese que le deseo mucho más que una amiga, creo que me odiaría, claro, si también ella no pensase lo mismo. Dejo de pensar en todo eso y me pongo a trabajar como loco, tengo muchas cosas atrasadas.
Costo que Glenda se recuperase, algunas noches despertaba asustada por pesadillas que la invadían, no me gustaba verla así, por eso llego noches que me mantenía acostado en su cama, ella aun incomoda me lo permitía y aunque el deseo era bastante que solo sentir un poco de su piel, quería estar dentro de ella, pero me controlaba porque no la pienso irrespetar.
Y menos cuando está sufriendo tanto, sentía la tensión en su cuerpo al abrazarla, cosa que me llego a pensar que estaba incomoda por alguna razón, obviamente Glenda ha sido una chica cuidadosa y que no se deja tocar fácilmente, por eso al estar un hombre con ella que no sea su novio se siente así.
Termine mi horas de trabajo, llego las siete de la noche y me preocupaba al no recibir un mensaje de Glenda respondiéndome, sin embargo pensé que tal vez se quedara en turno de noche ya que las únicas veces que no contesta es por ello; salgo de mi oficina encontrándome con mi secretaria.
-¿Alguna novedad? – pregunto a Cinthya cuando está a punto de irse.
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Editado: 26.04.2020