Segundo capítulo

Los más exquisitos muebles se percibían a los alrededores, estantes con libros, los cuales ocupaban casi en su totalidad la inmensa sala. Su nariz percibió un agradable aroma a rosas, y su piel, rozaba las mejores telas que se habían creado hasta el momento. Al abrir los ojos, Julia se halló antes un escenario nunca antes visto por sus humildes y hermosos ojos color miel. Divagó varios minutos, intentando comprender aquella extraña y peculiar situación, pero no logro entender nada de lo que le estaba sucediendo. De un instante a otro, quedo embriagada por un exquisito olor, no sabía de qué se trataba, pero penetró su cuerpo y provocó en ella un éxtasis de placer olfativo. Un hombre sumamente robusto, de una altura exorbitante y un cabello negro lacio y brillante como una estrella en medio de la noche, se acercaba lentamente a ella. Cualquiera podría advertir por sus ojos que no era alguien con malas intenciones, pero solo el tiempo, en su interminable realidad, sería el encargado de decir eso. Julia no entendía lo que ocurría, y menos sabía cómo reaccionar, solo se dejó tumbar en las finas sábanas de seda y dejar que el destino se encargue. Tal vez vencida por el cansancio y el hambre, o solo temerosa de lo que podría sucederle.

-Vaya, has despertado por fin- la imperiosa voz del sujeto transmitía un aire de autoridad, pero al mismo tiempo de una extraña confianza. Julia no lograba apartar la mirada de sus grandes ojos, cosa para nada extraña, entendiendo que poseían un color claro, semejante al más hermoso cielo del mundo. - ¿quién es usted? – una voz muy frágil floreció de su marchito cuerpo. – eso ya el tiempo lo dirá, solo soy una persona que observo a una bella joven tumbada en el suelo de un cafetín e hizo lo que cualquiera hubiera hecho, ayudarla- La joven chica seguía aún más confundida, su mente va

cilaba millones de posibilidades de lo que ocurrió esa noche, pero ninguna parecía certera.

Al no saber qué hacer, decidió ponerse de pie y caminar hacía su salvador, si así se lo podría llamar. En el intento cayó sobre los brazos del hombre que se encontraba frente suyo. Sus miradas se conectaron por un momento, pero sus corazones estaban en llamas, fue un encuentro de pasiones y sentimientos tan grandes, que ni los mejores versos poéticos serían capaces de explicar. Desde ese momento, y aún más confundida, Julia supo que esa persona sería especial en su vida, no entendía en qué sentido, pero de lo que, si estaba segura, es que de aquel momento nunca se olvidaría.