Mi cuerpo se tensa en gran medida. Su mano sostiene con fuerza mi brazo, sin llegar hacerme daño. Sus ojos no me ven. Esta recostado en su cama, con muchos cables por todo su cuerpo. Yo limpio su frente con un trapo húmedo intentando sacarle la sangre pegada. Me avisaron que lo trajeron de nuevo a su habitación, y que necesitaban que venga limpiar de inmediato. Cuando lo vi, me asusté mucho. Su cuerpo estaba bañado en sangre. Su bata color blanca tenía muchas marcas rojas. Pero no moví un musculo, tampoco hice ninguna expresión. Ya que los señores de batas se encuentran afuera observando cada movimiento que hago.
-Se lo que quieres hacer. – dice en un murmuro casi inaudible. Miro de reojos hacia la puerta, pero los señores no lo notan. – No va a funcionar, ya lo intenté, no quiero que te hagan daño. – termina diciendo con un tono preocupado.
-Tranquilo. – digo para calmarlo. Me muevo para que me suelte antes que se den cuenta que me tiene sujeta del brazo. – Tengo todo planeado. Tu solo recupérate.
- ¿Todo está bien señorita? – dice una persona muy cerca mío. Mi cara palidece. Y muevo mi cabeza en asentimiento para recuperar estabilidad. – Bien. – termina, el hombre de bata y cabello canoso. Giro sobre mis talones, levantando la bandeja con gasa y restos de algodón con sangre del lobo, y me encamino hacia la puerta. – No nos hemos presentado. – dice estirando la mano. Yo miro su mano y luego la bandeja. – Oh, que tonto, soy el doctor Swarter, Simmons. Es un placer señorita…- termina haciendo un ademan con las manos.
- Somalander, Génova. – digo de forma tajante. Él solo asiente, pensativo. – Si me disculpa, tengo que terminar de limpiar. – digo dándome la vuelta. El doctor Swater, me mira por unos segundos y luego dirige su mirada al lobo.
Salgo de forma apresurada de la habitación. Saludo al hombre robusto de seguridad, de nombre Bob, y sigo caminando hasta el ascensor. Tenemos que hacer esto hoy. No nos podemos tardar más. “Espero que puedas aguantar libito”. Pienso mientras entro en el ascensor, para ir hasta el comedor de mi habitación.
Cuando llego a mi habitación organizo todo lo que necesito en mi mochila. Llame a mis padres semanas antes, para que tomaran plata de mi salario, y se fueran de vacaciones. Nadie se encuentra en mi casa. Es el único lugar que tengo cerca, para escondernos por un tiempo. Tomo el teléfono satelital que le compre a un compañero, me salió bastante caro, pero valió la pena. No puede rastrearse, y tengo bastante cobertura desde aquí. Mando un mensaje codificado: “preparados para la salida del avión. Necesito los pasajes seguros hoy a las 18:00 horas” significa que hoy sacaremos al lobo, a las 18 horas nos estarán esperando en una de las casas abandonadas que hay en el pueblo.
Miro la hora, ya son las 12:00 horas. Llevo la bandeja de la comida para el lobo en mis manos, con la mochila que cuelga de mi hombro. Voy en el ascensor y mi pie no puede quedarse quieto. Estoy muy nerviosa. Abajo del uniforme, llevo una blusa color vino, con unos jeans que una amiga consiguió para mí. Las puertas se abren, y le hago una seña al de seguridad para que se vaya. Si, Bob sabe de mi plan para sacar al lobo. Estuvo de acuerdo en todo momento. Puso unos videos viejos de las habitaciones donde le llevo la bandeja al lobo. Y me hace una seña con la cabeza e ingreso a la habitación.
El lobo está sentado en la cama, recargado contra el respaldar. Cuando me ve entrar sus ojos se vuelven amarillos por unos segundos. Me acerco a pasos lentos y dejo la bandeja sobre el escritorio. Descuelgo mi mochila y la coloco sobre la silla. Saco unos jeans de hombre con una camisa blanca. Se las extiendo y el me mira con su seño arrugado.
no tenemos tiempo. Solo nos quedan unos segundos. – el me mira unos segundos, tratando de comprender lo que digo. – Solo hazlo ¿sí? – digo sin paciencia. – Él se levanta de la cama y toma la ropa, se saca la bata delante mío. Yo me doy la vuelta para darle privacidad.
-Listo. – dice, giro sobre mis talones, busco unas vans negras en la mochila y se las extiendo. El lobo las mira un tanto confundido. Y yo me agacho y hago un ademan para que se siente en la cama. Le colocó la primera zapatilla y el me saca la otra. – Yo lo hago. – dice terminando de colocarse la otra.
-Bien, solo hazlo rápido. El video solo tiene unos cuantos segundos más y se corta. – digo apurándolo. Cuando termina se levanta de la cama. Tomo la mochila y salgo de la habitación él me sigue de cerca. – Gracias por esto, eres una gran persona. – le digo al de seguridad cuando lo veo. Me acerco y dejo un beso en su mejilla. Escucho que el lobo gruñe, y lo miro en forma reprobatoria.
-Tienen 20 minutos para salir. Modifique todas las cámaras desde aquí, después de eso. Están solos. No voy a poder ayudarlos. – dice con una sonrisa en sus labios. – Mucha suerte Génova. - Asiento y miro el reloj. Tenemos 14 minutos para llegar hasta mi habitación. – Las puertas principales a las 13:00 horas estarán desactivadas. Tienes que ser puntual, después volverán a activarse y sabrán que no están aquí.
Tomo la mano del lobo, y siento una descarga eléctrica. Seguido de un escalofrió. Creo que sintió lo mismo ya que lleva la mirada hacia nuestras manos, mientras se arruga su entrecejo. No tenemos tiempo. Así que olvido eso y lo jalo para que me siga. Nos subimos al ascensor, y aprieto el número que me lleva hasta mi habitación. Saco una bata de doctor de la mochila y se la coloco.
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experimento, mates amor y dolor, híbridos entre vampiros y hombres lobo
Editado: 12.11.2019