Todo estaba pasando de manera extraña, quería saber por qué él volvía cuando ya todo estaba mejor, cuando su partida ya no dolía tanto, no es fácil eso de dejar ir una parte de ti y menos cuando llego a ser una de las razones para aferrase a la vida. Es verdad, me encerré en un mundo donde ni siquiera yo tenía la cordura para poder salir, que no me di cuenta de que él ya no estaba al otro lado de la puerta, ya había dejado de esperar a que yo saliera.
¿y si nos hubiéramos casado? No niego que un par de veces ese pensamiento pasó por mi mente, nosotros formando un felices para siempre que se volvió humo en un abrir y cerrar de ojos, ¿fue culpa mía? No dejo de pensar en eso, porque no hubo un culpable, no solo fue él que encontró a alguien, fue mía también, porque no estuve con él, no noté si él estaba mal en algún momento, pero de algo estoy segura, y es que no quiero que pase de nuevo.
El sonido de mi teléfono se hacía más fuerte mientras trataba de ignorarlo —Ya por favor —dije contestando la llamada viendo de quien se trataba.
—¿cómo quieres que deje de llamar si no sé dónde estás? No me es posible dejar de preocuparme por ti, porque sé de lo que eres capaz, si estamos con alguien más, pero pese a todo eso, siempre fuiste mi amiga.
—Eso ya no importa, deja de llamar, de buscarme, de estar al pendiente de mí.
—No me pidas eso, no puedo, lo que estuviste a punto de hacer hace poco hace que me preocupe por ti a cada minuto, que no pueda dormir pensando en que algo malo te pudo haber pasado.
—¿Y si hubiera muerto ese día? Se Ryeon, no me pidas que te siga teniendo en cuenta si algo malo me pasa, tu hiciste lo que dijiste que nunca harías, ¿Cómo quieres que deje de lado todo si al final del día fue una traición?
—Ya te lo expliqué, no fue lo mejor que pude haber hecho, ese día que nos viste fue…
—No fue un error, sé lo que vi y no fue ella o tú, fueron los dos, la quieres y sé que ya entre nosotros no había nada —dije con la voz entrecortada y la respiración agitada, era muy difícil para mí decir esas palabras —ya no puedo verte como amigo, no puedo seguir hablando contigo —volví a terminar la llamada para después bloquear su número.
¿Cómo pasas de página en el libro de la vida? Sería fácil para muchos el decir que solo pasas y ya, no es la gran cosa. Esa página en mi vida pesa mucho, hay un capítulo con un doloroso final, me siento como una cinta descompuesta repitiendo una y otra vez la misma escena.
¿Cómo supero una traición? No hay otro título para lo sucedido en esa historia, confías en alguien, le cuentas todo, se vuelve tu pilar de apoyo en este mundo de constantes turbulencias y cuando menos esperas que el mundo te de una sacudida, llega ese golpe bajo.
¿Cómo le dices a tu nuevo comienzo que te sigue doliendo el pasado? Lo que menos me gustaría es siquiera pensar en que esa persona que llego como una suabe brisa de verano en pleno invierno sienta que estoy haciendo lo mismo que me hicieron.
Mientras descansaba sobre la cama, miraba la luz de la ventana entrar, las ramas de los árboles moverse al compás del viento, como si nada hubiese pasado, tenia un ligero dolor de cabeza después de haber llorado. Quería dormir un poco, con la esperanza de que al despertar todo esto duela menos. Mientras dejaba que el tiempo pasara, mantenía mi mente en blanco, evitando pensar en cualquier cosa que me hiciese volver a llorar.
No entiendo por que la vida se empeña en derrumbarme, me gustaría saber si soy su marioneta y le gusta verme mal —hija, ya llegué —escuché la voz de mi madre a lo lejos, me levanté dirigiéndome al baño para lavarme la cara y poder ir con ella.
—¿Cómo te fue? —entre a la cocina donde se encontraba ahora —te vez muy contenta.
—Me fue muy bien, ya extrañaba salir con todas ellas, te mandan saludos dicen que les hubiese gustado verte, pero entienden que tienes cosas que hacer, ¿tu como estas?
—Me alegra mucho, también me hubiese gustado verlas antes de regresar a Corea, pero ya se dará la oportunidad, y pues mejor que hace un rato, no te preocupes por eso madre.
—No me digas que no lo haga, no me gusta el verte así con tu carita triste, sin ánimos de nada.
—Es que sabes que no me gusta habar de todo eso, nunca me ha gustado, sé que está mal, no debería cargar con todo yo sola, pero es muy difícil, esta vez no es como antes, estoy aprendiendo a lidiar con todo de una manera diferente, pero no me pidas que te cuente todo porque no sé cómo hacerlo —bajé la mirada a mis manos.
—Esta bien cariño, te entiendo —tomo mis manos entre las suyas —eres mi hija y no puedo evitar preocuparme por ti, por todo lo que ha pasado, y porque esto que paso no fue fácil, sin importar que estaré aquí para ti, para lo que quieras contarme, o simplemente quedarnos así en silencio mi pequeña.
—Gracias mamá, te quiero mucho —me levanté y la abracé, algo que rara vez hacía.
Después de una pequeña charla mi padre llegó a casa haciendo a mi madre cambiar de tema, mi padre no estaba bien ya que se encontraba bajo mucho estrés, cosa que nos preocupaba a ambas, por lo que queríamos darme la menor cantidad de disgustos posibles, y al parecer tener a los chicos aquí le había hecho bien, tenia la oportunidad de interactuar con site chicos que se comportaban como los hijos que no tuvo.