Eres Mi Sol -J-Hope

No es cobardía pt.2

—Debo llamarlo, aún debe estar despierto —dije quitándole mi teléfono a Andy, quien no paraba de decir que debía subir al auto.

—Mañana lo llamas, debe estar cansado, hace rato tuvo el vuelo, y además ya es tarde —dijo volviendo a apartar el teléfono de mis manos, un Andy ya cansado de intentar controlar a Lucy y a mí.

—Pero quiero escuchar su voz, decirle buenas noches y así.

—Yang Mi, es la última vez que te lo digo, sube al auto y deja ese teléfono, tu padre nos va a regañar por cómo vas.

No recuerdo en qué momento regresamos a casa, solo hay en mi memoria risas y nosotras tratando de mantenernos de pie mientras Andy trataba de llevarnos a las dos al auto. Aunque Lucy no estaba tan tomada como yo, por mi poca tolerancia al alcohol, terminé en el asiento trasero del auto de Lucy mientras Andy agradecía por no haber llevado su auto y discutía con Lucy por quién manejaría. A pesar de eso, era evidente que él lo haría, ya que es quien se encontraba más consciente, pues alguien debía ser responsable esa noche.

Desperté, y lo primero que hice fue ver el reloj marcando poco más de las cinco de la mañana, al ver la hora solo quise seguir durmiendo, pero el dolor de cabeza era fuerte, así que no me quedó de otra más que ir en busca de algo para ese dolor que sentía. Era la primera vez en mi vida que tenía resaca por haber bebido tanto.

—Buenos días, hija —mi padre me tomó por sorpresa al salir de la habitación —recuerdo haberle dicho que no llegara tarde jovencita, y sobre todo que tuviera cuidado.

—Buenos días, papá, lo siento, no me di cuenta de que había tomado tanto, ni siquiera fui consciente de la hora. —Los dos nos dirigimos hacia la cocina.

—Nos dimos cuenta, al menos esperamos que te hayas divertido, llegaste muy feliz y cantando, creo que no te habíamos visto así de feliz, aparte de estar con tu novio.

—Qué pena, por eso nunca fui fan de beber. Pero no creo que se vuelva a repetir, este dolor de cabeza será el recordatorio perfecto para no volverlo a hacer.

Mi padre me entrego un par de pastillas y un vaso de agua —solo hay que hacerlo con moderación, así evitas estar en esta situación.

Después de volver a dormir un poco más, mi teléfono comenzó a sonar indicando que ya eran las 9 de la mañana y debía iniciar con los pendientes que cada vez eran menos. Revisando mi teléfono pude ver que había hablado con Hobi en la noche, tal vez después de llegar o de camino aquí, habíamos durado bastante rato en llamada, que lo más seguro es que me hubiese quedado dormida. Y al final un mensaje de él que decía que lo llamara en cuanto despertara o tuviese tiempo. Y lo primero que hice fue llamarlo.

Hola, buen día —respondió casi al instante Ho Seok.

—Buenos días, ¿Por qué querías que habláramos tan temprano, acaso dije algo malo en la llamada? —pregunté sentándome y tratando de estar lo más consciente posible.

No te preocupes, solo quería saber cómo seguías, y como te la pasaste anoche, esa serenata fue genial, nadie lo había hecho —al escuchar sus palabras no pude evitar sonrojarme, pues ahora sé a quién le cantaba anoche.

—Espero que lo hayas disfrutado porque no creo que se repita en un buen tiempo Hobi, que pena, hubieras colgado en cuanto me escuchaste.

¿Cómo me iba a negar a escuchar a mi novia cantándome una canción? —escuche su risa al otro lado —tu hermosa voz antes de dormir no lo cambiaria, aunque estabas ebria.

—Y no volveré a tomar así, afortunadamente mi papá me dio un par de pastillas hace rato.

Ay cariño, lo bueno que ya estás mucho mejor, ¿qué harás hoy? —sentí como mi corazón latió con fuerza al escuchar esa palabra “cariño”, esa pequeña palabra me hizo sentir muy feliz.

—Dilo otra vez —dije con una enorme sonrisa en mi rostro.

¿Qué?, ¿Qué harás hoy?

—No, lo que dijiste antes, quiero escucharte otra vez, decirlo.

Claro que sí, cariño.

—Qué lindo eres, me encanta escucharlo, sentí muy bonito, mi corazón sigue latiendo muy rápido.

Me gusta hacerte feliz, y si decírtelo te hace bien, lo haré —no podía haber tenido un mejor inicio de día que este, después de lo que pasó ayer, hoy se sentía realmente bien. Nos quedamos hablando hasta que él se tuvo que ir, tenía cosas que hacer en un rato y debía prepararse, y yo debía terminar hoy todos los pendientes que quedaban, y empezar a organizar todo antes del jueves.

Tenía la mente ocupada, había desayunado y vuelto a mi habitación encerrándome en el trabajo, como lo hacía siempre, quería que todo estuviese bien y así tener más tiempo por cualquier imprevisto.

Mis padres se encontraban fuera de casa desde temprano, irían a un evento al que habían sido invitados desde hace tiempo, y yo solo me había quedado frente a mi computadora editando fotografías, y leyendo contratos que debían ser autorizados para próximas colaboraciones, redactar contratos, y revisar las agendas y requerimientos de las sesiones de estos días.

Y así seguí toda la tarde, hasta que no supe en qué momento llegué a la cama, dormí hasta el día siguiente que sonó mi alarma, quise seguir durmiendo, pero la habitación ya se encontraba iluminada por el sol de la mañana. Me sentía cansada, pero al menos había terminado todo, ahora solo quedaba iniciar la semana, mi última semana aquí antes de volver a Corea.



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Editado: 15.07.2024

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