Eres mía.

10. Kania.

Capítulo 10.

Bueno y acá estoy en un restaurante bastante colorido. Liam me acompaña al lado cuando nos bajamos del autobús, y caminamos a la entrada del restaurante el cual se llama “Vive la vida”

—La comida de este lugar es de otro planeta, tiene una mezcla entre tres países latinoamericanos, México, Chile y Perú, es raro pero es delicioso —abre la puerta y una chica nos dirige a la mesa.

Las banderas de los países adornan las paredes, al igual que los colores, el rojo es el que más se repite.

—Este es el menú, les daré espacio para que ordenen, cualquier cosa me pueden llamar —nos dice, pasándonos el menú.

—¿Me puedes recomendar algo? —pregunto al ver muchos nombres raros.

—Espera… —ojea su hoja—, voy a pedir lo mismo para ambos y si no te llega a gustar prometo compensarte.

—Siendo así, confiare en ti.

El mesero aparece para tomar nuestro, y la música del lugar me hace sentir más tranquila.

—¿Alguna vez has viajado a esos países? —pregunto por curiosidad.

—En una ocasión mi padre nos llevó, creo que tenía unos doce años cuando estuvimos en Cabo San Lucas tiene unas playas preciosas. No pudimos volver porque a Stefan la pasa mal con el agua salada, le da como una alergia.

—¿En serio? Jamás se me cruzaría por la cabeza que es alérgico a eso. Se ve imparable.

—Mi madre suele molestarlo preguntándole si sí se baña o eso le saca dermatitis —Ambos reímos, no puedo creer lo de su hermano—, por eso no volvimos. Pero me gustaría hacerlo ya con una pareja.

Me mira mientras dice esto último y le sostengo la mirada. Creo que ha dejado ver sus sentimientos muy claros.

—Mi padre le propuso matrimonio allí, me gustaría hacer algo como eso.

—¿Planeas casarte? —pregunto fuera de base, no creí que lo mencionara el día de hoy.

—Supongo que es algo extraño teniendo en cuenta las parejas de hoy en día —se rasca la nuca baja riéndose—, pero si me imagino creando algo joven, irnos a vivir juntos, casarme y ser papá. No quiero esperar a tener treinta y tantos años para crear eso, tampoco digo que lo quiera hacer ahora —explica, y creo que es por mi cara conmocionada.

—Sueñas con una vida tranquila.

—La verdad no podría con una que no. Amo a Stefan, pero creo que mi hermano y yo no podríamos ser más diferente, mientras él vive del ajetreado mundo del entretenimiento, yo dirijo una cafetería, de la cual me siento muy orgulloso, pero están sus trajes elegantes y la goma para el cabello, visto muy casual y con el cabello algo despeinado.

—Todos los hermanos son diferentes, y yo te lo confirmo.

La comida llega y seguimos hablando de nuestros pasatiempos y familia. Me cuenta de cómo es su relación con sus padres y como se opusieron cuando solo no quiso continuar con sus estudios, también que es gracia a Stefan que lo ha logrado. Le hablo un poco de Milan y de mis padres, dice que ha coincidido un par de veces con mi padre en la cafetería y que tiene una mirada intimidante lo cual me hace reír, no hay un solo recuerdo mío hacía Maximiliano siendo así, solo un padre amoroso.

—En serio, casi que me escondo debajo del mostrador.

—No me hagas reír más —Me limpio las minis lágrimas y tomo un poco de vino para calmarme— ¿Nunca has tenido que presentarte ante los padres de alguna exnovia?

—Con la última, los conocí en un momento muy incómodo, el papá llegó borracho y las preguntas que me hacía no se le entendía. Casi me muero intentando adivinar —Termino mi copa y noto que la calle se empieza a ver más sola, además de revisar el reloj en mi muñeca que me dice que he estado con Liam dos horas y ya se esta haciendo bastante tarde—. Kania, ¿dónde está el padre de Milán?

Subo mis ojos para enfocarlo a él y siento que no es real lo que me está preguntando.

Por supuesto que me preguntan acerca del padre, incluso si mis padres sospechan nunca lo he confesado, la única que sabe es Thalia. Jair intento que se lo contará, pero por más bueno que sea mi hermano, no sabía cómo podía reaccionar y nunca se lo dije.

—Es complicado.

—No quiero presionarte, pero tengo curiosidad si es alguien presente en su vida o si nunca vendrá por él.

Los nervios se quedan en mi pecho y no sé si deba serle sincera o si no.

—Podemos hablar de otra cosa si lo prefieres, no quiero que salgas a correr.

Porque en ello he sido muy buena.

—Él nunca supo acerca de Milán —decido ser honesta, no se merece mentiras y no soy ese tipo de persona aunque mis actos digan lo contrario—, se fue a estudiar antes de que le contará.

—¿Por qué nunca lo llamaste?

—Porque me entere por boca de otra persona que se iba. Nunca me dijo nada, y aunque antes de ese día pasamos los peores días de nuestra relación siento que no me merecía enterarme así. Entonces cuando supe del embarazo, me cerré a que no valía la pena y que prefería asumir las consecuencias yo sola.

—Fue muy valiente de tu parte —toma mi mano y le sonrío, aunque no sea real.

Al llegar a casa ya todos están descansando y yo decido tomarme una ducha antes de acostarme.

Thalia esta mañana me dijo que no viera a Liam para algo serio todavía, que me de tiempo de conocerlo y si veo que me gusta dejar que sea él el que me demuestre lo que quiere, así no me hace perder el tiempo.

Pero no sé si puedo pensar con claridad desde que Ian volvió. Lo que paso entre nosotros en la fiesta no tiene presentación, ¿cómo quedan mis argumentos de qué lo odio?, ¿y qué hago para yo misma creérmelo?

Hoy Liam se comportó como un caballero, como un amigo y como alguien que está dispuesto a que esto funcione y no es que solo lo esté viendo porque es bueno con mi hijo, es guapo y claro que me liaría con él, pero la primera vez que hice justo eso resulte embarazada y tengo que ocultarlo de su padre.

Me termino de duchar y salgo hacía la cocina por un vaso de agua. Reviso mi teléfono y veo dos mensajes de distintas personas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.