❝ANTES DE TI❞
A medida que bajaba las escaleras, me doy cuenta que Ronan no volvió a entrar, sin embargo su hermana estaba aquí, como dijo que estaría. Como no quería volver a salir sola y que algo malo llegara a suceder, decido primero preguntarle a Diana si le gustaría acompañarme y de esa forma, evitar las malas situaciones.
En el momento que bajo por completo, giro mi cabeza y veo que Diana se encontraba sentada en el sofá, leyendo una hoja, mientras tenía muchas más repartidas a su alrededor. Ahora que lo recordaba, Zaid me dijo que la había acompañado al hospital porque ahí trabajaba, ¿por qué habrá regresado?
Por estar concentrada leyendo lo que sea que diga en esa hoja, no se percató de mi presencia.
—Diana. —la llamo, asustándola y causando que diera un brinco y la hoja que tenía en sus manos se le resbalara y se le cayera al suelo— Oh, lo lamento, no era mi intención asustarte. —me disculpo, apenada.
—Lo sé, tranquila, estaba un poco distraída con lo que pasaba a mi alrededor. —menciona con una sonrisa, mientras se agachaba y volvía a agarrar la hoja.
—¿Te interrumpí en algo?
—No, para nada. —negó de inmediato, a medida que se levantaba y se acercaba a mí— Solo estaba estudiando un poco porque en unos días me dijeron que voy a asistir a mi primera cirugía a corazón abierto. —me cuenta, emocionada.
—Oh, no, lo lamento. —me disculpo de nuevo— Te dejo estudiar entonces.
Diana dejó escapar una pequeña carcajada.
—No te disculpes, Calista, en serio, está bien. Además, ya he estudiado lo suficiente por hoy. —se encogió de hombros— Ahora dime, ¿quieres hablar?
—En realidad no, —niego— solo me preguntaba si querrías acompañarme a un lugar.
—Sí, claro, me encantaría. —sonrió— ¿A dónde quieres ir? —me pregunta, mientras camina hacia la puerta principal, conmigo siguiéndola.
—No estoy muy segura de lo que es, pero me pareció ver una vieja construcción dentro del bosque, ¿puede ser? —pregunto, saliendo de la casa— No pude verlo bien, pero juraría que vi algo.
Diana deja de caminar y se gira a verme, sin ningún rastro de sonrisa.
—Sí, sé a lo que te refieres, pero no podemos ir ahí. Lo lamento.
Frunzo el ceño, confundida. —¿Por qué? ¿Qué hay ahí?
—Solo debes saber que es un lugar peligroso, Calista.
—Pero, ¿por qué?
Suspira.
—Lo lamento, pero no puedo decírtelo. Lo único que puedo decir es que es un lugar restringido y en dónde no vale la pena investigar. —agrega, sacudiendo la cabeza y mirándome con un destello de disculpa— Ronan es a quién deberías preguntárselo. Los únicos que están permitidos entrar son Ronan y mi padre, y si realmente quieres saber qué hay ahí, deberías hablar con Ronan.
Guardo silencio, sabiendo que no podría convencerla de ir.
Sin embargo, el hecho de que dijera que era un lugar peligroso y restringido causó en mí lo contrario a lo que ella esperaba. Quería ir y descubrirlo, aún más por aquel aroma que seguía sin diferenciar, pero sabía que con Diana no podría ir, y si Ronan y su padre eran los únicos que podían entrar, sospechaba que de nuevo debía ir sola, pero esta vez, atenta a mi alrededor para que nadie me descubra.
—Pero aún así, podemos recorrer otros lugares. Zaid me dijo que no terminó de mostrarte la manada y me disculpo por ello, porque fui yo quién lo llamó. —se disculpa, pero esbozo una sonrisa y sacudo mi cabeza, dándole a entender que no era ningún problema— Te puedo mostrar otros lugares mucho más bonitos, ¿te gustaría? —me pregunta, volviendo a estar emocionada.
—Sí, me gustaría. —respondo, devolviéndole la sonrisa.
—Muy bien. —afirmó y se acercó a mí para enredar su brazo con el mío— Te prometo que no te arrepentirás.
—Diana. —retumbó la voz de Anna a nuestras espaldas— Hola de nuevo, Calista. —me saluda, deteniéndose a mi lado.
—Hola, señora.
—Por favor, dime Anna. —pidió, esbozando una pequeña sonrisa— Te estaba buscando porque me gustaría disculparme contigo por no haber sido muy amable al principio. Ronan no nos informó de que encontró a su compañera y solo me sorprendió que de un momento a otro te trajera y saber que eres… —se calla y suspira— Lo lamento, Calista. —se disculpa de nuevo— Las palabras que le dijiste a mi marido me ayudaron a abrir los ojos contigo. Solo quería que supieras que eres bienvenida y estoy feliz de que Ronan te haya encontrado. —agrega, con una mirada genuina.
Le sonrío. —No hay problema, Anna. Sé que no fue la mejor forma de conocerlos, pero me alegro que hayamos podido arreglarlo.
—Y díganme, ¿a dónde van? —pregunta, mirándonos a ambas.
—Le iba a mostrar la manada a Calista, ¿quieres acompañarnos?
Anna me mira, como si esperara que también la recibiera, pero solo me limito a asentir con la cabeza y a esbozar una pequeña sonrisa, dándole a entender que me gustaría que nos acompañara.
—Claro, sería un placer.
Con una sonrisa de su parte, comenzamos a caminar.
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Editado: 11.11.2024