Eres nuestra madre

CAPÍTULO 7

Capítulo 7

7 años atrás

Jelena

Definir esos ojos en una sola palabra sería tan difícil como tocar las estrellas con los dedos, ya los había visto pero no así de cerca, no así en donde estos miraran a los míos con tanta atención…

«Ok, ¿Qué está pasando aquí?», me reprochó mi cerebro.

Así que solté su mano y me aclaré la garganta.

Lucas

—Así que Jelena Guerrero, bien, la prima de un conocido la recomendó así que sabiendo a lo que viene, supongo que lo mejor es ir directo a lo que nos compete, me acompaña a mi despacho, por favor.

—Claro.

—Bien, supongo que parte de usted necesita saber por qué hacemos esto.

—No me compete.

—¿Disculpe?

—El porqué eligieron esta decisión no me compete, especialmente por el hecho de que no es algo seguro de que me vayan a elegir para ser su madre gestante por lo que no se vea obligado a contármelo.

Cada una de sus palabras había sido cierta, hasta el momento, ella y yo somos completos extraños, no debemos contar más de lo necesario pero me pareció muy interesante su actitud.

—Normalmente las personas se interesarían por saber algo que sea personal, ya sea mío o de Chloé.

—Pues yo no soy esas personas.

—Si que es extraña.

—Prefiero la palabra extraordinaria.

Le sonrío, pues vaya que lo es.

—Bien, señorita Guerrero, a pesar de que no le interese saber mis razones, yo si necesito saber las suyas, así que cuénteme, ¿por qué lo hace?

La escucho suspirar, se nota que no es una chica que le guste hablar sobre su vida.

—Sé que le encantaría que mi respuesta fuera que lo hago porque el ayudarlos a tener un hijo me causa mucha felicidad, a mí también me hubiese gustado que esa sea mi respuesta, pero este es el mundo real, con situaciones reales, mi madre está enferma y necesito pagar su tratamiento y la casa donde viví por más de 18 años la van a embargar, es por eso que acepté.

En todo momento me miró a los ojos, esos ojos color castaños oscuros, tan fríos, si uno los llegara a analizar bien, estoy seguro que notaría su alegría, su dolor. Pero en lo poco que le he conocido, se nota que pone barreras, se protege del mundo y por alguna razón, yo la entendí.

—Honestamente, dudo que si me haya dado la primera respuesta le hubiese creído, prefiero una verdad que sea realista a que sea esperanzadora. Bien, una de las cosas que si debo aclarar es el porqué mi esposa no está aquí y es que tuvo que salir de manera urgente por trabajo.

—Entiendo.

Me contestó de una forma segura si estaba nerviosa no lo demostró, se comportó de una manera muy tranquila y confiada, ella sin duda serviría para cerrar tratos.

Decidí apartar esos pensamientos y mirar su hoja de vida que contenía información básica, su nombre y apellido, su edad…, su edad. Volví a revisar por si haya visto mal.

—¿Tiene 19 años?

—Así es.

Seguí leyendo y al parecer fue una muy buena alumna.

—Aquí dice que ganó una beca para estudiar en la Universidad de Nueva York.

Me mostró una sonrisa ladina de esas que demuestran confianza.

—Bueno, mi nombre no significa brillante como la luz por cualquier cosa.

Bien al parecer también es carismática y muy segura de sí misma.

—Pues señorita Guerrero, me ha caído bien.

Me sonríe como si le hubiera contado un chiste.

—¿Me creería si le digo que no escucho esa frase muy seguido?

Y ahí me di cuenta que ella sin duda es un demonio y me pregunté a cuántos niños habrá aterrorizado en su infancia pero sin duda lo que más me cuestioné es porqué me convenció tan fácil en que sea la madre de mis hijos, digo, la madre gestante de mis hijos.

 

Actualidad

Jelena

Demostrar inseguridad es lo peor que puedes hacer, no importa cuánto conozcas a una persona, no lo hagas, al menos que estes cien por ciento seguro de que esa persona no te va a fallar, yo lo había hecho una o dos veces, la primera con Ashley cuando entré en pánico con lo que pasaba con mi madre, le segunda vez fue con Evangelina cuando, cuando…eso no importa, lo importante es no demostrarlo y yo no pensaba hacerlo con el hombre de los ojos serios que me miraba atentamente esperando una respuesta.

—Entonces…—me dijo—.

—Entonces… acepto—Veo como mi respuesta casi lo hace sonreír hasta que seguí hablando—. Claro, hasta que consiga un puesto en alguna de las empresas de la competencia.

Molestarlo siempre ha sido uno de mis pasatiempos preferidos.

—No se atrevería.

—¿En serio? —Lo miré con una mirada que tenía escrito “Sabes que si soy capaz” —.

Escucho como se aclara la garganta.

—Bien, continuando con lo que sí importa, su primer trabajo es agendar una reunión con los jefes de área, necesito saber cómo van las nuevas colecciones y así aprovecho y la presento con ellos.

—Está bien… nadie lo sabe, ¿verdad?

El sabe exactamente a lo que me refería y fue ese momento de silencio, ese momento el que me hizo dudar de si la parte del contrato en donde especificaba que prefería que los demás no se enterarán de que yo era la madre de sus hijos se haya roto.

—No, nadie lo sabe.

«Miente», me dijo mi interior, pero preferí simplemente asentir.

—Bien, entonces me retiro.

—Bien, su oficina es la que está al lado, puede coordinar todo con mi secretaria, ella la ayudará en lo que necesite.

—Ok.

Y sin más me levanté y salí de esa oficina.

 

***

Después de ordenar todo en mi oficina, programar la reunión y ser presentada al equipo de Morgan, los cuales tuvieron las típicas miradas que he recibido normalmente: la de esta chica se creer superior, a lo mejor es una zorra, es muy guapa, y la verdad, preferí ignorarlas ya que sabía que ninguno me lo diría en la cara.



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En el texto hay: gemelos, madre gestante, malos y buenos recuerdos

Editado: 06.05.2023

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