|C A P Í T U L O V E I N T I U N O|
Parecíamos como dos niños corriendo apresurados por el interior de aquella plaza, en la que una semana atrás habíamos tenido nuestra "primera cita", que resultaba como si hubiese sido ayer cuando sin esperármela recibí tu carta (que conservaba bien escondida bajo mi colchón para que nadie la encontrara) y después hubiese acudido a esa invitación que sin saberlo me aguardaba tanto por delante... Solo era ponerse a repasar aquella semana para comprobarlo.
Subimos con una velocidad indescriptible la escalera que llevaban a la segunda planta, donde estaba alojado el Cine al que iríamos. Las personas que iban, tanto subiendo como bajando, se apartaron a un lado al vernos con ganas de llevarnos a quién sea que se nos cruzara por delante si interfería en nuestra dirección.
Es que según tú íbamos con retraso y ni siquiera los boletos habíamos comprado. Cuando llegamos casi me caigo (porque nunca me soltaste la mano en todo el trayecto que habíamos recorrido), cuando nos dirigimos hacia la taquilla donde habían dos personas haciendo fila para conseguir entrar a algunas de las funciones que se darían.
No sabía quién era que atendía nuestro lugar de interés en aquel momento. Intentando distraerme, me puse a echarle un ojo alrededor a los atractivos que tenía el lugar; mientras tanto en un momento confirmé que la chica que estaba delante de nosotros ya había pasado a ser atendida. Un rato después te escuché resoplar y me preocupé, ya que se podía traducir como un signo de frustración. Interesado en escudriñar tu reacción, me concentré a ahondé en el asunto sin preguntarte directamente y no me demoré mucho en saber el motivo: la chica delante de nosotros, estaba conversando muy amigable con la persona de dentro (parecía que se conocían) y lo desesperante de todo era como si fuesen a acabar nunca, ignorando por completo que nosotros y más personas estábamos allí esperando ser atendidos, cosa que la chica ya había sido porque tenía su boleto en mano. La culpa no era de la chica solamente sino de la persona que atendía debido en tu horario de trabajo, debes evadir todo tipo de distracciones.
—¡Oye! Mira chica —llamaste en un tono para nada cordial, deteniendo la charla entablada, haciendo que te mirara de muy mala gana—. ¿Será que ya te atendieron o todavía? —resoplaste irónico obviamente creyéndolo imposible—. Lo cual puedo "comprobar" que sí, porque tienes tu boleto en manos...—Se lo apuntaste—, así que puedes hacernos el favor de cedernos la oportunidad, porque como ves además de nosotros, hay mucha gente también esperando... —Hiciste un ademan hacia atrás dándole a entender de la fila que había. Y todos, ya fuese con palabras o gestos, dieron testimonio de ello.
—Bueno, es muy su "problema", yo no los mandé a llegar a esta hora. —Su tono de voz me era bastante familiar, al enfocarla bien esta vez, el corazón empezó a hacerme otras de sus tretas maratonistas—. Se supone que hice también fila para llegar hasta donde estoy... por lo que el tiempo que dure está justificado. —Esa forma característica de expresarse tan agresiva, podía ser de una sola persona que conocía: Michelle.
—Okey, mi amor está bien... pero yo no te lo dije intentando atacarte ni nada por el estilo si es eso lo que piensas, sino para evitar eso mismo hablando como personas que somos. —explicaste con una actitud serena y pacífica que deba a entender que no querías buscar conflictos.
Deteniéndome a fijarme en lo que llevaba puesto, me topé con la sorpresa de que lucía un vestido blanco bastante provocativo, que ponía al tanto a todo el mundo del buen cuerpo que poseía, junto con unas zapatillas plateadas que hacía un perfecto juego. Un monedero del mismo color de su calzado era sujetado por su mano derecha cerca de una de sus caderas. Nunca hubiera pensado que el uniforme del colegio escondiera esa gran figura que se revelaba ante mis ojos. Sin embargo, Michelle era muy diferente a todas las muchachas de su edad: estaba más desarrollada de lo que debía.
—¡VAMOS "PELEA DE MUJERES"! —vociferó una voz masculina desde atrás interrumpiendo, que me era también conocida, pero aunque miré para atrás como la mayoría no logré ver a quién pertenecía porque en el lugar había mucha gente disgregada por todos lados.
"Seguro alegaba aquella estupidez haciendo referencia a tu sexualidad", reflexioné.
El ambiente ante esa afirmación pasó a tornarse tenso, envolviendo aquella atmósfera un silencio mortal que causaba estragos. La atención de todos allí ahora estaba dirigida a ustedes que protagonizaban aquello que se estaba convirtiendo en un espectáculo de interés hasta de quienes a distancia estaban mirando. Rogaba que esto no pasara a mayores, porque sabía del fuerte temperamento que caracterizaba a Michelle, de que por cualquier cosita que le hicieran y no le gustaba, estaba defendiéndose no importando si tuviera la razón.
—Hablamos después Bere. —Se volteó hacia la taquilla, despidiéndose de la persona que ahora sabía, era una chica—. Es que no está en mis planes de hoy, perder el tiempo ya que tengo una "película" que ver; que estar gastándolo en conversaciones sin sentido. —Cuando iba por la penúltima palabra dirigió su mirada descaradamente hacia a ti sin ningún disimulo.
No parecía que estaba en sus planes no perder el tiempo, porque literalmente sino hubiera sido por ti se habría pasado quién sabe cuánto tiempo hablando de cosas que a nadie le interesaba. Yo que venía estando con ella en el mismo curso sabía perfectamente que así era ella vivía contradiciéndose todo el tiempo con tal de no quedar "malparada".
Te pasó por el lado cuando terminó de dar su discurso poco creíble, casi pretendiendo rozarte a propósito intentando provocarte, ingresando dentro a pasos decididos y determinantes arrastrando miradas sin inmutarse.
Editado: 02.08.2020