"Eres TÚ: Mi Verdadera Esencia De La Libertad"

V E I N T I C U A T R O

|C A P Í T U L O: V E I N T I C U A T R O|

Continuación...

¡¡¡MALDITA SEA!!!

Estaba congelado como un bloque de hielo, sometido a las extremas temperaturas de Antártida, sin poder moverme por más que empleara toda la fuerza de voluntad que quisiera reunir; es que el ataque intenso de nervios que me entró, me estaba dominando por completo, dejándome como un inútil maniquí que su labor era presenciar en primera plana en lo que estabas envuelto más no intervenir. Joder, ¡me sentía tan estúpido e inservible! Creo que si me hubiesen puesto uno de esos aparatos que usan los médicos para revisar el corazón, hubiese dejado a cualquiera sin tímpanos por el sonido fuera de órbita que experimentaba. Temía que la fuerza con la que sentía que los latidos me retumbaban el pecho, terminara en un daño severo que no pude detener ya que estaba fuera de mi alcance hacerlo. Recaudar oxígeno para mis pulmones se convirtió en una verdadera travesía que no suplía, por más que mi boca abierta estaba al unísono de mis fosas nasales que sentí suspendidas en ese momento. Un temblor como si fuese una fuerza maligna me poseía haciendo que mis manos temblaran de una manera sobrehumana. Sentía que todo bailaba sin música frente a mis ojos, a la par, estos no podían detenerse en ningún punto fijo por la carencia de ellos.

Cuando pude reaccionar, miré de inmediato hacia donde estabas pero no alcancé a verte debido a que un tumulto de gente los rodeaba como una casa de almohadas improvisadas. Lo que sí noté era que muchos de ellos tenían sus celulares en mano grabando el incidente. Haciendo un barrido fugaz pude apreciar sin mucho detenimiento que la mayoría de personas a más distancia también estaban grabando. Una sinfonía de murmullos hacía del ambiente uno sumamente confuso y caótico. 

Sintiendo que ya pasaba mi crisis y que recuperaba mi estado de normalidad, intenté no muy educadamente ir apartando a las personas que obstaculizaban mi paso, hasta que llegué a mi objetivo: ustedes. Gracias a las múltiples luces parpadeantes de las cámaras, pude ver una escena que me aterró desde un primer instante: tú estabas de espaldas tumbado en el suelo mientras Michelle estaba encima tuyo, con sus manos moviéndose en un descontrol total  intentando llegar a tu cara a como diera lugar mientras eran bloqueadas por ti que la sujetabas de las muñecas. Me comenzó a hervir la sangre de ver como la gente lejos de ayudar, parecían  diferentes reporteros de canales cubriendo la noticia, haciendo hasta lo imposible por tener a su disposición la mejor toma para después expandirla. En eso nos habíamos convertido las personas: en seres carentes de empatía por el otro, a cuestas de ser virales en las redes sociales. 

Me puse manos a la obra para desapartarlos separando desde atrás a Michelle (que no supe hasta ese momento lo pesada que era), sin embargo, me era una tarea imposible de ejecutar porque parecía una araña cuyo objetivo era atacar hasta conseguir lo que quería. Gracias a Dios que llegó otro chico a ayudarme a separarte de esa víbora que no quería por nada del mundo "soltarte". Cuando lograron quitártela, aprovechó el espacio reducido al lanzar al aire un manotazo que se estampó directo a una de tus mejillas provocando que se escuchara la magnitud del golpe dado. Fue justo como el ruido de una funda de plástico, que tras ser llenada, fue pisoteada. Presintiendo que no te ibas a quedar así tras aquello, me puse delante de ti como una muralla, obstruyéndote el paso para que fueras detrás suyo. Acción que se me estaba dificultando, porque una fuerza jamás vista de tu parte salía a flote en aquel momento haciendo que fuera cada vez inútil retenerte.          

No, ¡sueltenme! ¡¿No vieron que él me pegó a mí... una "mujer", siendo él un hombre aunque sea maricón —Lloraba desconsolada reclamándole al trabajador que no hacía caso a su queja sujetándola al mismo tiempo que no dejaba de luchar para zajarse.

Parece que no había entendido para nada lo que ese insulto había ocasionado, porque ahí volvía la alacrán a expresarlo de nuevo sin importarle las consecuencias. Si antes no me agradaba la "palabrita" esa con la que te ofendió... en ese momento, la repudiaba y me sentía capaz de venderle mi alma hasta el mismísimo Diablo con tal de hacer que jamás hubiera existido. Estaba también conteniéndome de no hacer algo que no debía para no empeorar más las cosas de lo que la estaban, pero es que su "discursito barato" que apelaba al sentido común hacía que sintiera odio hacia su parte. Odiaba a las personas que se defendían a costa de manipular para que le creyeran. Michelle era toda una maestra en ese arte. Como ella era "mujer" podía insultarte o pegarte de la manera en que quisiera, eh... cosa que tenías que aguantarte porque eras hombre. "Y a una mujer no se le podía pegar ni con el pétalo de una rosa", como dice el dicho. Por eso era que nunca se iba a radicar el machismo, por pensamientos tan retrógradas y arcaicos.   

Entre balbuceos quise calmarte para que no le hicieras caso, sin embargo no pude convencerte aunque puse todo mi empeño en ello, es que no estabas en tu uso de la razón.        

PERO A TI TAMPOCO TE VALIÓ QUE YO FUERA UN HOMBRE PARA INSULTARME TANTO DENTRO COMO FUERA. —gritaste a todo el volumen—, ASÍ QUE: ¡TE LO MERECÍAS MALDITA PERRA!

¡SUÉLTENME! ¡QUE ESTO NO SE PUEDE QUEDAR ASÍ; NO OYERON COMO ME LLAMÓ! —Fue como de película que se bajara cayendo estrepitosamente al suelo y que se pusiera de pie para venir corriendo. 

(continuará)

 

***

NOTA DE AUTOR: ¡Holiii de nuevo, mi coro!




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