Toda mi vida cambió por un beso, y ni siquiera fue un buen beso, hubo mucha baba y poca lengua.
Tampoco era el típico beso que me suelen dar por que, para empezar, era un beso de un chico, y no de cualquier chico, sino de mi mejor amigo.
Y fue rápido, tan rápido que a penas tuve tiempo de reaccionar antes de voltear y ver a los cinco pares de ojos que fueron testigos de ese momento.
Yo me encontraba en el aula, toda la clase estaba disfrutando del receso, yo no por que no me suele gustar bajar las escaleras solo para tener que volverlas a subir luego de cinco minutos, me gustaba más tener el culo aplastado en la silla. Soy bastante perezoso.
Mi mejor amigo estaba conmigo, su nombre es Eric. Aún que tal vez sea estúpido llamarlo "mejor amigo", ya que apenas lo conocía, creo que "único amigo" le queda mejor.
Supongo que nunca sabré si lo que hizo lo hizo a sabiendas de que me iba a joder la vida o si, por el contrario, fue solo un impulso.
Quizas si me queria, más de lo yo lo queria a él, más de lo que yo jamas podria llegar a quererlo, pero tambien tenía miedo, miedo a que lo descubrirán, a que su secreto salga a la luz de esa forma, y por eso reaccionó de esa manera.
Él me besó, de la nada, solo se acerco a mi y me callo con un beso, ni si quiera sé de qué estábamos hablando, mi mente se puso en blanco cuando sus labios tocaron los míos.
Se suponia que eramos los unicos en el salon, si hubiera habido alguien
Eric nunca lo hubiera hecho, fue un besito rapido, luego se aparto de mí, y lanzo un pequeño y casi inaudible gemido, como si acabará de hacer algo que estuvo deseando hacer por mucho tiempo.
Sus ojos se encontraron con los mios, en su mirada habia ternura y deseo, en la mia solo confusion y asombro.
—Dios, que asco— Exclamo alguien desde la puerta y nos apartamos rapidamente, la expresion de Eric cambio de golpe al ver que cinco de nuestros compañeros fueron testigos de el beso que nos acababamos de dar— No sabia que Eric y el nuevo eran unos maricas.
—No soy un marica— Contestó rapidamente Eric, mi ahora ex-unico amigo, lanzandome una mirada de asco y rencor, donde ya no habia rastro del deseo ni la ternura de hace rato, como si nunca hubiera estado ahí.— ¿Por que mierda me besaste, maldito puto? ¿Eh?
Me empujo y cai al suelo, podia entender por que actuaba asi, Eric nunca fue alguien valiente, tal vez ese beso fue el mayor atisvo de valentía que había demostrado en toda su vida. No estaba preparado para una situacion así, simplemente se dejo llevar por su instinto de supervivencia, y ese instinto le decia "niegalo todo y culpa a alguien mas" y eso hizo.
En ese momento no crei que fuera algo grave, ni algo malo, solo fue un beso, asi que no tuve problema con cargar con la culpa.
—Lo siento, Eric. No sé que fue lo que me pasó— Le dije, con una pequeña sonrisa de disculpas en los labios.
Me levanté del suelo y puse una mano en su hombro, para que sepa que estabamos bien, que no estaba enojado, que lo entendía. Él se apartó de mí, sacudiendose mi mano con asco, como si yo fuera el portador de una horible enfermedad contagiosa.
—No vuelvas a tocarme— Me pidió, con enojo en la voz, y me golpeo con el puño cerrado en el estomago, yo me doble en dos con un gruñido de dolor.
—Eric...— Llamé, con voz lastimera, al chico que se habia acercado a hablarme cuando me vio solo, al que se quedaba conmigo en el salon durante los recreos para hacerme compañia, al que me defendio cuando Tomas me insultó. No llamé a éste chico, a éste que me esta golpeando e insultando mientras Tomas desde la puerta le gritaba "¡Dale mas fuerte!", a este chico no conozco.— Eric...
Llamaba a mi amigo, sabia que se encontraba ahi en algun lugar oculto entre tanto enojo y furia, y queria que volviera.
—¡No vuelvas a llamarme por mi nombre!— Exclamó y volvió a golpearme, esta vez en el rostro— Suena sucio cuando sale de tu asquerosa boca, ¿Cuantas vergas has chupado con esa boca? ¿Eh? me das asco.
Me escupió cuando cai al suelo, y luego se fue. Despues de todo, tenía un gran grupo de personas a las cuales atender, gente que lo felicitaba, que le daba palmadas en la espalda, mientras yo me encontraba en el suelo haciendo mi mayor esfuerzo por no llorar, no por los golpes, los golpes ni siquiera me dolían tanto como el hecho de haber perdido a el único amigo que logre hacer en los tres meses que llevo en esta nueva escuela.
Tampoco me importaba tanto su amistad, es solo que nunca fui bueno soportando la soledad, me hace sentir invisible, como si me asfixiara.
—Que buen golpe que le diste al puto ese.
Cerré los ojos y deseé desaparecer de la puta existencia. Y por un segundo, pensé que sería bueno ser realmente invisible.