Desde que tengo memoria siempre he oído las siguientes palabras.
– Sus vidas pertenecen a La Colonia, nada está por sobre La Colonia, sus vidas dependen enteramente de La Colonia, nadie tiene permitido morir sin que sea exclusivamente para el beneficio de La Colonia.
Mis padres y otros adultos escuchan todo con una imborrable sonrisa, siempre ha sido de esa manera. Jamás había pensado en que existiera otra forma por la cual vivir, hasta que lo conocí.
Estamos divididos por categorías que son definidas incluso antes de nacer, dependemos de los genes de nuestros padres y antepasados. Personalmente me encuentro entre el grupo destinado a “Reservas”, nuestra misión es una de suma importancia para la sobrevivencia de La Colonia, esa es otra frase que he escuchado desde que tengo memoria.
Vivimos en los Barrios bajos, nuestra alimentación es controlada para que mantengamos nuestros cuerpos en una condición ideal, realizamos ejercicios que son predefinidos por el Encargado Del Área. Es en este lugar donde he vivido desde el día de mi nacimiento, más exactamente en la Zona Este, Sector 78, Área de los Barrios Bajos.
A los 4 años comencé mi etapa de acondicionamiento más estricta, ya no era un niño, ahora era una cosa que debía comenzar a cuidar de si mismo con la ayuda de sus padres. Al lado de nuestro pequeño pero confortable cubil se encuentran mis amigos. A mi izquierda vive la familia de Genad, él tiene mí misma edad además de que ambos compartimos cumpleaños, y, a mi derecha vive… una maravillosa chica quien.
– Herzt deja de soñar despierto, la operación comenzará dentro de poco. – Vuelvo a la realidad cuando Genad toca mi hombro, estaba perdido en mis recuerdos. – No olvides cuantas vidas dependen de nosotros.
Respiro profundamente y me centro en nuestro propósito. Activo la señal de red cerrada, listo, todos estamos conectados. Antes de comenzar, debo fomentar su confianza y rememorar nuestro objetivo.
– Hermanos, nuestro martirio llegará a su fin el día de hoy. Por años hemos sido meros contenedores de partes. Los cuerpos de nuestros padres y seres queridos, ahora se hallan conservados esperando el momento para que algún soldado o alguien de rango superior necesite de ellos. Nos han convertidos en meros objetos, ante sus ojos ya no somos humanos, poseemos un valor tan insignificante que incluso la comida que ingerimos día a día es incluso mas valiosa. – Puedo escuchar como algunos dejan escapar un grito ahogado. – Pero esos días dejaran de existir, ahora somos conscientes, no somos ganado, hemos dejado esa labor heredada por nuestros antepasados. En memoria de ellos es que hoy nos alzamos, mis hermanos, cambiaremos nuestro futuro y el de nuestros hijos, juntos, somos imbatibles.
He terminado a segundos de que el reloj marque la hora indicada, la voz de Alda es la señal para comenzar.
– La operación comienza en cinco… cuatro… tres… dos… uno… ahora.
Debo esperar a que ellos cumplan con su parte, los segundos transcurren y aun no recibimos confirmación del equipo 4, hasta que.
– Equipo 4 al habla, cámaras en bucle, repito, cámaras en bucle.
– Bien hecho equipo 4. – Digo con una voz alegre. – Genad, es nuestro turno.
– Ataquemos rápido y en silencio.
Yo y Genad nos encontramos escondidos en las intrincadas tuberías de la Zona Norte. Nadie se atrevería a llegar hasta donde nos encontramos dado que, el Área de Compresión presenta una gravedad aumentada, si bien no es algo fatal, es lo suficientemente aplastante como para dificultar la escalada y por consiguiente el descender de este lugar. En palabras sencillas el solo llegar hasta donde nos encontramos es un suicidio.
Con mi mente concentrada en el objetivo dejo de lado mis miedos.
– Equipo 2 al habla, activamos el gas comprimido, regulando presión, presión ajustada, comienza la apertura en tres… dos… uno… abierto.
Con esa señal yo y Genad saltamos al vacío, nuestra caída es acelerada por la presión del lugar, estamos utilizando un equipo modificado que presenta una tela la cual se extiende desde nuestras muñecas hasta nuestros tobillos, son como alas, gracias a ellas logramos planear en los estrechos pasajes. Los segundos se han transformado en minutos debido al Potenciador que hemos robado con anterioridad, podemos divisar la pared, el gas aun no llega, no, confía en tus compañeros. A escasos metros de impactar, somos eyectados por los aires, el traje de los Pilotos es sorprendente, logro mitigar las fuerzas G sin problemas. Nos elevamos a una gran velocidad.
– Están por llegar al piso 78, enviando mapa tridimensional.
Frente a nuestros ojos aparece la ruta a seguir. Es momento, el gas se disipa y nuestra velocidad comienza a decaer, activamos el magnetismo de nuestros guantes y nos anclamos a la pared, estamos en el piso correcto. Una puerta bloquea nuestro paso, pero el sonido de esta despresurizándose es la señal.
– Equipo 3 al habla, hackeamos el control de la puertas.
Estamos dentro, las alas se retraen dentro del traje de pilotos.
Caminamos hasta llegar al punto señalado, como lo suponíamos hay dos guardias custodiando la entrada a su habitación. Hago las señas de manos para indicar cual es el objetivo de Genad y cual es el mío. Estamos sobre sus cabezas, me adelanto unos metros alejado de Genad, con mi dedo índice hacia abajo doy la señal, pateamos la endeble rendija y caemos sobre ellos, apretamos con fuerza sus cuellos para asfixiarlos, hasta que caen inconscientes.