Capítulo 3

-Todos los pasajeros para el vuelo 578 rumbo a Florencia, favor pasar a la sala de embarque. - El llamado para nuestro vuelo a Italia sonó por todo el aeropuerto.

Emmett tomó mi mano y nos levantamos preparados para el viaje decisivo. Pero el sonido de mi celular nos detuvo.

-Rosalie, no tomen ese avión. - Jasper habló en un segundo.
-Jasper estamos a minutos de entrar...
-Lo se, pero Alice dijo que era mejor que regresaran. Si Edward los ve a ustedes a cualquiera de nosotros, apurará el asunto.

Jasper por supuesto estaba enterado de todo, con Alice a su lado comunicándole cada acontecimiento.

-Pero Jazz, ¡alguien tiene que salvarlo!... No lo pueden dejar simplemente morir...
-Bella...- fue lo único que dijo antes de colgar.

Resoplé frustrada. Emmett, quien había escuchado todo por supuesto, soltó mi mano solo para poner la suya sobre la parte baja de mi espalda y guiarme de vuelta a la salida.
Una vez afuera, nos subimos al jeep en silencio. Emmett manejó a toda velocidad mientras yo descansaba la cabeza entre las manos.

-Rose, amor...
-Ahora no Emmett.

El viaje siguió su trayecto en silencio, el cual mataba a Emmett. Lo conocía como a la palma de mi mano como para adivinar sus emociones. No levanté mi cabeza hasta el momento en que volvimos a casa, pero mi calma no sesó, menos al ver al par de ojos dorados entristecidos de Esme frente a la casa.

-Vamos...- Emmett me extendió la mano para salir del jeep, al ver que yo no lo hacía por cuenta propia.
-No... no puedo Emm. - me resistí sin poder quitar la vista de los ojos de la mujer que era mi madre y amiga.

No vi a Carlisle por ningún lado. Pero claro, ¿quién querría recibirme? Quizás Esme estaba frente a la casa para algo más que una bienvenida. Quizás ésta sería la última vez que vería el hogar.
Respiré profundo y aparté la vista de los ojos de Esme. No tomé la mano del hombre que me ha acompañado en las buenas y en las malas, quizás porque una parte de mi aún esperaba que él se arrepintiera y me dejara. Pero no lo hizo. Caminó tras de mi, con la mano aún estirada. Necesitaba apoyo más que nunca así que la tomé. Entrelacé nuestros dedos y me enfrenté a lo
peor de ésta situación.

-Estás en todo tu derecho si no quieres verme más... Sólo deja que me despida de ti y Carlisle. - le dije intentando mirarla pero fue imposible. Apreté la mano de Emmett al punto de que si él fuera humano, le habría lesionado todos los huesos.

La mano de Esme se elevó hasta mi barbilla levantando mi cara. Aún así mantuve la mirada lejos de la suya.

-Estoy a punto de perder a un hijo... No quiero perder otro. - Fueron sus palabras las que me animaron a verla. Su rostro era cálido como siempre, aunque era imposible ocultar ese atisbo de pena en sus ojos dorados.

Me abrazó en un rápido movimiento. Emmett besó nuestro lazo y soltó su mano de la mía. Entró en la casa y nos dejó solas.

-Lo siento tanto Esme... yo ... - pero la voz se me quebró. Eran cerca de las diez de la mañana y un rayo de sol se asomó iluminándonos. Como si los diamantes que reflejábamos ser, fueran las lágrimas inexistentes en nuestro organismo.

-Lo se querida. Se que no lo hiciste con mala intención hija.
-¡Yo sólo quería que él volviera y fuéramos la familia que hemos sido desde siempre! ¡Era terrible verte a tí y Carlisle apenados a diario por la ausencia de Edward! Y cuando supe que... bueno, ella había muerto supuestamente, no vi más motivo para que él estuviera ahogado en esa depresión. - intenté explicarme lo mejor que pude.
-Pero Rose, hija, ¿qué harías tú si fuese Emmett el que estuviera en la visión de Alice?. Velo de esa forma.

Entonces lo analicé. Por supuesto que si Emmett no existiera nunca más, no tendría un solo motivo para seguir en éste mundo.
Realmente lo de mi hermano era amor...

Esme me hizo entrar en la casa. Me enfrenté con Carlisle, quien también se demostró compasivo pero tuvimos una de esas charlas de padre a hija.
Me planté frente al teléfono, pegando la mirada en el reloj que avanzaba con una lentitud que me mataba. Eran las 11:45 de la mañana. Me consolaba el hecho de que si tuvieramos malas noticias al menos ya la sabríamos. ¿O no?

11:55 y el teléfono no sonaba. Emmett se asomó a la sala y se apoyó en el sillón en donde yo estaba.

-Cariño esto no te hace bien... Me tienes preocupado. Mírate, tienes que ir a cazar.

No me había dado cuenta del pequeño ardor en la garganta. No era urgente pero Emmett tenía razón. Necesitaba cazar.

¿Pero y si Alice llamaba en mi ausencia? No.. no era un lujo que me podía dar.

-Estoy bien Emmett. - le dije secamente.
Él examinó mi rostro una vez más para luego negar con la cabeza.

-No lo estás. Te conozco. Quiero a la Rosalie de ojos dorados que me quita el sueño. - intentaba subirme el animo.
-Emmett tu no duermes...- hice una mueca.
-Oh cierto...- rió pero al ver que yo no lo seguí se puso serio - Amor, Edward va a volver. Bella llegará a tiempo y todo volverá a ser como antes.
-¿Cómo lo sabes? - lo miré preocupada - Si ella no llega a tiempo además tendré que cargar con lo de Alice...- la voz se me quebró.

11:58

Emmett me abrazó apoyando su barbilla en mi hombro. Apoyé mi cabeza en la suya buscando un consuelo que necesitaba más que nunca. Pude sentir a Esme a una distancia prudente observándonos.

El reloj marcó el mediodía. Suspiré. El teléfono seguía mudo.

-Vamos de caza mi vida. - Emmett rozó su dedo índice por mis ojeras amoratadas - Si llaman, Esme nos contará.
-Así es Rose, lleven su celular y si Alice llama yo se los haré saber. Necesitas cazar hija. - Esme nos habló desde la otra sala.

Saqué la mano de Emmett de mi cara y besé sus dedos. Me levanté del sillón y él me siguió. Quizás cazar haría que el tiempo pasara más rápido. Al pasar por el vestíbulo, que tenía un gran espejo, noté porque me sugerían cazar.