esa chica

CAPITULO II

Las pruebas para porrista eran hoy, Aria y yo estábamos nerviosas, sabíamos que íbamos a quedar de eso no teníamos duda, el problema es que la capitana del escuadrón era demasiado exigente eso nos comentó  una chava de segundo año.
Kat y si mejor no tomamos la prueba-comenta Aria, ya estamos aquí aparte tenemos que tomar una actividad o nos van a reprobar, somos buenas gimnastas y no hay que tener miedo, estamos juntas.
Mi discurso de motivación sirvió aunque tengo que admitir que yo también estaba nerviosa, empezaron las pruebas y me sorprendió ver muy pocas chavas en el gimnasio éramos diez, la capitana era una típica chica princesa de esas que tienen aire en la cabeza si me dieran una moneda por cada vez que veo una seria rica, especialmente porque son el tipo de chicas con las que sale el bobo de mi hermano.
Terminando las pruebas Aria y yo estábamos agotadas, de repente escuché una voz, -vas a entrar al equipo de porristas. ¡Que emoción! Exclamó Alejandro.
Ha sí- contesté toda nerviosa mi cara siempre se pone como tomate al verlo, el acababa de terminar de entrenar, quieres que te acompañe a tu casa, ya es tarde- dijo, moví la cabeza para responder. Ok perfecto te espero afuera.
Yo no lo podía creer mi corazón se aceleró demasiado, fui por mis cosas y a decirle a Aria. Ella se encontraba sentada en una banca con Jace me acerqué  y le comenté que no me iría con ella que hablamos en la noche, sólo se rió y me dijo compórtate sé tú misma y nada de ponerse nerviosa ya sabes lo que pasa cuando estas muy nerviosa.
Solo escuché nos vamos- tomo mis cosas y me agarro la mano, yo estaba atónita salimos de la escuela afuera estaba su auto era negro con asientos blancos, guardamos mis cosas en la parte de atrás y me ayudó a subir estaba demasiado nerviosa, las piernas me temblaban.
Me ayudó a subir al auto en el asiento del copiloto solo pensaba Kat deja de ponerte nerviosa, pero la verdad no sabía que decir solo venía escuchando lo que ponían en la radio, era un silencio incómodo ni él ni yo sabíamos qué hacer.

De repente el auto se detuvo en un alto, él buscó  mi mano y la tomó, en ese momento sentí como si algo dentro de mi se quemara. Lo miré  en ese momento hubo  una conexión algo que no podría explicar con palabras el solo sonrió esa sonrisa fue la culpable de que mis piernas temblaran como gelatina nunca había sentido esa sensación, tenía  miedo pero me atreví a besarlo  sin importarme nada. No sabía  si estaba bien o mal solo lo hice jamás había besado a nadie  y los nervios me mataban pero fue un momento mágico. Él contestó ese beso después de eso supe que nada iba a ser igual, el me miró  y me dijo - me gustas no eres la típica chava eres diferente y eso me encanta de ti, tienes un misterio y quiero descubrir ese misterio. 



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Editado: 05.05.2018

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