La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnífica los buenos, y gracias a este artificio, logramos sobrellevar el pasado.
Gabriel García Márquez.
Alex
Hola amada extraña
Han pasado casi tres años de la última vez que te abrace, la vida ha sido muy difícil desde que no estas, pero, no te preocupes, el ojo de la tormenta ya pasó.
Te confieso que hay días en los que te extraño tanto que quiero salir corriendo a buscarte, entonces cierro fuertemente los ojos y te veo allí, observándome desde tu cielo.
Sigues cayendo como la lluvia, cayendo para saciar estas ganas que tengo de ti, pero el frio de tu ausencia cada año hace florecer aquel lapacho, suplantando la belleza de tu mirar; desde que te fuiste nunca pude ir a visitarte, estabas tan alto.
Por eso tomé todas nuestras cartas para crear esta escalera al cielo, para poder visitarte, la última que subí, te veías tan radiante, con esa hermosa sonrisa iluminando tu rostro.
Me inundaron las ganas de correr hasta ti y envolverte en mis brazos, pero aún no ha llegado el tiempo para volver a estar frente a frente.
Estoy tratando de vivir esta vida paso por paso, sin modo automático, quiero captar cada momento, para poder relatártelos en las noches de luna llena.
Ha llegado el momento de decir adiós, descuida solo es una despedida temporal, tenemos la promesa de volver a vernos y nunca más separarnos. Hasta entonces sigue cuidando de mí, que yo viviré la más extraordinaria vida por los dos.
Recuerda que esto solo es un punto y coma; más no un punto final
Hasta que nos volvamos a ver
Te amo
Alex
Nota final
Para empezar, Alex existe en la vida real, lo usé como personaje ya que sus reflexiones fueron de vital importancia en mi duelo; en especial la que habla del fracaso, la cual la transcribí.
La historia no cuenta cómo es que fallece Amambay, eso es porque la muerte nos toma tan de sorpresa que ni siquiera nos damos cuenta que ella nos está acechando y cuando somos conscientes de ello ya es demasiado tarde.
Pasa tan rápido que no tenemos tiempo de decir adiós, pasamos mucho tiempo resistiendo a la despedida, incluso empleamos ese tiempo para encontrar explicaciones.
Esa es la razón de este relato, que nace del deseo de querer despedirnos en forma de aquellas personas que se marcharon de nuestro lado sin poder decir adiós, porque ni siquiera ellos sabían que se irían, ojalá todos tuviéramos una escalera al cielo para poder verlos una vez más.
Por último, esto también lo escribí para aquellas personas que se ganaron mi corazón, sé que se nos acaba el tiempo y no quiero despedirme sin antes decirles que los quiero un cielo y gracias por todo, gracias por inspirarme a escribir.