¿No estamos solos?, Esto me ocurrió en el año dos mil catorce aproximadamente y sucedió en mi hogar. Tenía once años de edad, todo transcurría normal, hasta que de pronto empecé a escuchar pasos y sonidos afuera de dónde estaba a lo cual recuerdo no haberle prestado tanta atención pues la verdad no me dio miedo pues estaba con mis hermanos mayores, (estábamos en el segundo nivel de mi casa), y de pronto empezamos a escuchar como una persona empezó a subir hacia la terraza y pues todos pensamos que era mi madre o incluso mi padre entonces los tres nos quedamos tranquilos en el momento, después de unos minutos se empezó a hacer tarde para mí y para mis hermanos entonces nos dispusimos irnos a dormir, ya que eran las diez con cuarenta y cinco minutos aproximadamente u once de la noche ya. A la mañana siguiente los tres le preguntamos a mamá y a papá si uno de ellos fue quien subió a la terraza, a lo que ambos respondieron que no habían Sido ellos, cuando dijeron eso recuerdo como al menos a mí me recorrió un gran escalofrío en todo el cuerpo, pero bueno todo fue por un momento y mientras el día pasaba poco a poco se me fue olvidando lo sucedido, hasta que llegó la noche y nuevamente se escucharon exactamente los mismos ruidos de la noche anterior, pero está ves me arme de valor o la verdad me gano la curiosidad de saber de dónde provenían los ruidos, ¿que los producía?, y pues salí al patio, y recuerdo perfectamente que al salir no había nada pero igual me quedé esperando afuera por si los ruidos regresaban pero no paso nada y de pronto sale uno de mis hermanos y me pregunta si había escuchado unos ruidos, a lo que yo le respondí que si y por lo mismo había salido a ver qué los producía y le comenté que al salir pues no había nada, entonces ambos decidimos meternos a nuestros cuartos y cinco o diez minutos después volvimos a escuchar los mismos ruidos pero está ves no salimos sino nos quedamos y vimos desde la ventana, y por más que intento no puedo olvidar lo que vimos al igual que mi hermano pues vimos claramente como unas sombras se movían de un lugar a otro se veía tan claro y espantoso y juro que al menos a mí me dio un escalofrío hasta la piel se me logro erizar. Del miedo decidimos irnos a dormir obviamente no íbamos a seguir viendo, si que confieso que lo poco que vi y escuche no se me olvida desde ese día. Paso el tiempo y esto fue aumentando, ya que no eran simples ruidos la actividad paranormal se vivía cada vez más presente en la casa pues empezamos a experimentar cosas como, escuchar como subían y bajaban las escaleras mientras todos estábamos en la mesa ya sea desayunando, almorzando y aún más mientras era la cena también empezaron a mover las cosas de lugar y empezamos a escuchar susurros. Llegó a tanto la actividad que nos empezó a aumentar el miedo al pasar de los días hasta que por fin llegamos a sentir tal miedo que mi papá tuvo que actuar y hablo con el padre de la iglesia y desde que se empezó a orar la actividad ceso o bueno la verdad es que solo disminuyó un poco. "Al final uno se acostumbra a vivir así, escuchar y ver cosas que sabes que están fuera del alcance de tu entendimiento se hace tan natural que ahora que estoy más grande la verdad se me hace tan normal seguir escuchando algunas cosas, porque ya no existe el miedo o al menos ya no existe el mismo miedo de antes".