Escape: Brooke

Capítulo 11

Charlie y yo nos quedamos en la cama por al menos 20 minutos más, no nos quedamos por más tiempo porque la abuela iba a sospechar de las cosas sucias que si hicimos. Se me notaba en la cara que la había pasado bien. Ambos bajamos a la planta baja, y nos encontramos a Joshua hablando con alguien que estaba de espaldas a nosotros, me parece que es la misma silueta del hombre que vi en aquella habitación. 

—Tengo que volver al edificio y encargarme de esto yo mismo —le dice a Joshua antes de seguir su camino por la puerta. El hombre de cabello castaño oscuro y de voz bastante varonil, se sube a un coche y no llego a verle el rostro. Al parecer este hombre es importante en la organización y yo no recuerdo haberlo visto cuando fui presentada al grupo.

Joshua nos da un recorrido por la casa, empezando por el último piso, donde se encuentra 

Cruzamos el ascensor lujoso en medio nos encontramos con el comedor de mármol, con 18 sillas color verde mate, seguimos por la sala de estar en el extremo del comedor, me encanta como el color blanco de los muebles capitoneados combina perfectamente con el color dorado de las paredes y las cortinas, el plateado de las lámparas colgantes encima de los muebles y la pantalla grande del televisor delante de los ventanales. Noto la repisa que cubre toda la pared detrás de los muebles, con mini esculturas, libros y en medio una pecera, lo cual encuentro bastante peculiar para ser la casa de la abuela. 

Seguimos ese mismo camino y pasamos por lo que parece la sala de desayunar, lo deduje por la mesa de seis sillas en medio y junto a ella la puerta que da a la cocina bastante sutil y elegante como me la imaginé, con taburetes verdes mate y encimeras de silestone. Bajamos tres escalones antes de seguir por un pasillo, más escalones y llegamos a la planta baja, seguimos por otro pasillo con puertas de vaivén, pasamos rápidamente por la sala de entretenimiento, una sala para hacer ejercicios, la suite de ocio y frente a ella las puertas que dan a la piscina bajo techo. 

—La mayoría de los que viven aquí, casi siempre se reúnen aquí —explica Joshua mientras rodeamos la piscina. Volvemos a nuestro recorrido fuera de la casa, y nos damos cuenta de que la estructura frente a la casa, se supone que es una casa de huéspedes, pero es utilizada por las personas que viven aquí, el garaje queda justo debajo de esa casa subimos las escaleras, pero no entramos porque las puertas dan directamente a las habitaciones y eso ya es privado. 

Nuestra última parada es en el último piso, que en realidad es una azotea con una pequeña oficina en medio, con una estructura ovalada, el interior es bastante moderno y sutil, lo primero que ve al entrar es el escritorio frente a la pared completamente de vidrio. Salimos a la azotea con la brisa impactando en nuestros rostros.

—Que hermoso —susurro al ver la hermosa vista que hay desde aquí, se puede apreciar la belleza de Hempstead y el gran jardín que tiene mi abuela, Charlie se sienta en uno de los sillones de mimbre que hay y asiente con una sonrisa de lado, cerrando sus ojos. 

—¿Dónde está la abuela? —le pregunto mientras me siento en el taburete.

—En la oficina, estará todo el día organizando la agenda —dice él y yo solo asiento.

—Desde aquí, los dejo solos —masculla Joshua y se despide de nosotros volviendo al interior de la casa. 

Me siento junto a mi chico, disfrutando por un momento lo hermosa que se ve la ciudad, si tuviera esta vista tan magnifica y surrealista en Los Ángeles, definitivamente seria mi lugar favorito, no saldría de aquí. De noche esto debe de lucir de ensueño. No nos tardamos en cambiarnos por una ropa y quedarnos en la piscina. 

El resto del día junto a Charlie fue bastante, tranquilo, relajante y muy soleado para ser Londres, se sentía el verano, él y yo en la hermosa casa de la abuela, sentados frente a la piscina con grandes ventanales automáticos a su alrededor que le permite a la luz solar penetrar en el interior. Bronceándonos y en puro silencio, solo el sacudir del agua y la risa mía y de Charlie.

En medio de nuestro soleado y tranquilo día Charlie tiene una video llamada con su madre, Alice Jones, la mujer con más estilo que conozco, es decir, es diseñadora de moda, es raro que no tenga un gran gusto por la moda.

—Charlie, que bueno que llamas, estaba pensando en ti —responde su madre en cuanto descuelga la llamada. A través de su voz puedo visualizar la sonrisa de oreja a oreja que siempre tiene.

—Mamá, ¿Dónde estás? —cuestiona Charlie. Desde mi lugar puedo ver cómo su cabello cobrizo se mueve en ondas sutiles.

—En una cafetería, tengo una cita con mi nueva secretaria —le responde ella, mirando a otro lado.

—¿Qué sucedió con la que tenías?

Observo y escucho la conversación, en la posición que estoy ella no puede verme, pero yo si a ella y ha de decir que luce bastante elegante y relajada con esas gafas de sol recogiendo parte de su cabello delantero.

—No tiene potencial, no es atenta, necesito a alguien que sea activa, no es tan difícil encontrar a alguien así —Se queja. 

—Madre, ya has cambiado de asistente algunas diez veces —advierte Charlie.

—No he encontrado la indicada todavía y no han sido tantas —replica Alice.

—Estoy seguro que si —afirma mi novio. Conociéndolo seguro que sabe el número exacto de secretarias que ha tenido su madre, yo solo me rio por el hecho de ellos estén discutiendo sobre ello.




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