Samantha
Los Ángeles, California.
Hace dos días
En este momento nada se compara con la emoción que tengo de ver a Zayed, siquiera pude conciliar el sueño sabiendo que él ya estaba a pocos metros de mi casa. He estado colada por el desde que conozco a Brooke, puede que sea muy directa y toda la cosa, pero cuando se trata del hermano de mi amiga, no puedo siquiera respirar con normalidad cuando está cerca.
Lo he observado por años y se lo reservado que es, lo mucho que le gusta la literatura, en especial los clásicos que tanto relee, le importa lo que piensen de él, aunque no lo diga, y se preocupa por las personas que ama, lo que más me gusta de Zayed, es su sencillez, es un chico de la clase alta con unos valores hermosos, que le importa la gente que lo rodea, incluso cuando no todos son tan buenos como él.
Es tan bondadoso, que sea atractivo, con unos ojos hermosos y cautivadores, es un plus.
Hasta que finalmente pude llamar su atención, nunca dio indicios de que yo le gustara o algo, quizá por eso nunca le demostré que me gustaba, aunque, las veces que me descubrió mirándolo debieron decirle algo. Ahora me estaba mensajeando con él, y hasta lo invité a salir.
Ambos hemos estado con otras personas no oficialmente; no quiero ilusionarme, pero si llega a pasar algo más que una amistad entre nosotros, que espero que sí, pretendo quedarme a su lado por un largo tiempo, solo espero que al conocerlo como se debe y pasar tiempo con él, mas como posible pareja que como el hermano de mi amiga, si sea la persona que he visto o estaré muy decepcionada.
Al día siguiente de la familia Majid haber llegado al país, quedé con Zayed en vernos en su casa para ir a desayunar, nunca estuve tan nerviosa mientras esperaba que abrieran la puerta de la casa que conozco tanto como la mía, es decir, son como mi segunda familia, he pasado mucho tiempo aquí, Charlie no tenía los mismos privilegios por ser un chico, pero lo incluíamos tanto como Zack no los permitía.
En cuanto vi a Zayed parado frente a mí con su cabello negro cayendo sobre su frente y esa sonrisa que me gustaría ver a menudo, todos mis nervios desaparecen.
—Hola, ¿Qué tal? —Se inclina para saludarme con un beso en la mejilla.
—Pues bien —respondo caminando al interior de la casa detrás de él.
—No te dejes intimidar por mis padres, están algo... —comenta mientras mueve sus manos—. Alborotados.
—Eso no es problema —susurro. Me siento un poco rara estar hablando así con él, como si lo hiciéramos todo el tiempo, aunque tampoco somos completos desconocidos.
—Sam, no sabía que vendrías —comenta Brenna saludándome rápidamente con un abrazo, para luego seguir ordenando papeles en la mesa cerca de la cocina.
—Saldremos a desayunar madre —le dice Zayed antes de que yo pueda responder. Ella levanta la mirada y nos ve con notable sorpresa.
—Oh —masculla. Se encoge de hombros y vuelve a lo suyo—. Me parece bien.
No digo nada al respecto, solo espero en el umbral de la puerta mientras Zayed busca algo con desesperación por toda la sala.
—Samantha —Zack aparece por la cocina con un delantal puesto y bastante sorprendido de verme—. ¿Qué haces aquí?, ¿Alguien le dijo que Brooke ya no vive aquí?
—Es mi mejor amiga, claro que lo sé, ¿Es tan raro que este aquí sin Brooke? —cuestiono incrédula al ver como ambos han reaccionado.
—Si —responden al unísono Zack y Brenna.
—Clarooo
—Buscó mi móvil y nos vamos, no tardo —me dice Zayed cruzando por mi lado para luego desaparecer de mi vista.
—¿De qué me perdí? —pregunta Zack en cuanto su hijo desaparece de nuestra vista.
—De nada —me apresuro a decir mientras me siento en una de las sillas del comedor, con la confianza que tenemos sé que ellos no me invitarán a sentarme, así que lo hago yo misma.
—¿Desayunaste Sam? Estoy haciendo tú favorito, deberías echarme una mano en lugar de estar ahí mirándome con timidez, como si no nos conociéramos —comenta Zack. Abro la boca para responder, pero Brenna lo hace por mí.
—Ella va a desayunar con Zayed —dice con la mirada en sus papeles, para luego mirar a su esposo detrás de ella—. Solos, en una cita...
—No es una cita, ya quisieran tenerme como nuera —bromeo.
—Oh Sam, serias el mejor partido para nuestro bebé —comenta Brenna sonriente.
—Bebé dice. —Me rio de su comentario—. Querida Brenna, tú ya no tienes bebé. —Le guiño un ojo y ella finge estar sorprendida. Nos reímos de ello.
—Volví, ya podemos irnos. —Aparece Zayed, espero que no nos haya escuchado, porque moraría de la vergüenza.
—Nos vemos —me despido de ellos con un rápido y corto abrazo antes de salir junto a Zayed. Quedamos en que íbamos a caminar hasta el café para recompensar el ejercicio que ninguno de los dos ha hecho.
—¿Que tanto te preguntaron? —cuestiona Zayed para romper el hielo.
—Pues..., creen que estamos teniendo una cita —contesto.
—¿No lo es? Digo, tú me invitaste —responde.
—Sí, pero tú conseguiste mi número, así que querías que lo hiciera, ¿o no?
—Buen punto —susurra con la mirada en el piso—. Si es una cita o no, no cambiará nada.
—Esto es lo que tú quieras que sea.
—Entonces es cita.
—Bien —digo sonriente.
—Bien —masculla con su mirada puesta en mí.
Nuestro camino hasta Coral Tree Café no fue tan incómodo como creí que sería, él me decía sus lugares favoritos para comer cada que pasamos por uno de ellos y yo le sugería mis favoritos. En cuanto llegamos, ordenamos en el recibidor, para mí, huevos Benedict y un expreso, para Zayed, pancakes con banana y fresa, y café americano. Ocúpanos un lugar en la terraza, donde ahora solo estábamos nosotros, sentados frente a frente, esperando por nuestro desayuno.
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Editado: 28.11.2020