El rey Arthur Greinston viajó personalmente con un pequeño ejército de soldados. Comandado por el general William Strik. Y los dos únicos aprendices de magos que se encontraban en el castillo.
En un principio no pensaba prestar atención a la llamada de un sucio campesino. Pero luego de que uno de los dos magos le informo que en su lectura de cartas había descifrado un suceso muy importante en su vida,el cual no debía ignorar. Término aceptando,por supuesto si le habían mentido pagarían con sus vidas.
Fueron vestidos como gente de clase baja. Para que nadie los reconociera. Fred y John Steing decidieron que el encuentro sería de noche. Cuando la mayoría de sus vecinos se encontrará dentro de casa,intentando resguardarse del cruel frio que era capaz de congelar la misma sangre.
Llegaron muy tarde,ni un cuerpo se encontraba fuera de su hogar.
El general tocó la vieja puerta de madera. La cual fue abierta inmediatamente por Fred.
_Soy el general Strik del ejército Greinston. Hemos venido a comprobar la verdad de su llamado. Traiga a la criatura fuera. Los magos de la corte vinieron con nosotros para comprobar que la bebé posee magia y es realmente una descendiente oscura_ ordeno sin siquiera mirarlo al rostro.
_Claro que si. Pero antes debo hablar con su majestad. Y explicarle algunas cosas importantes. Por favor,informele mi petición al rey_ pidio Fred.
El general se dirigió al rey. El cual ya harto del viaje y encima tener que soportar demoras,se encontraba bastante irritado. Pero con tal de regresar cuanto antes acepto.
Fred salio de casa y se dirigió a ellos. Hiso una reverencia y sin levantar la vista se mantuvo inmóvil.
_Puedes hablar¿Cual es el problema con la bebé?_
_El problema es que no es una bebé_
_¡¿Qué?!_ dijo mirándolo con desprecio_¿Te atreviste a mentirle a tu rey?_
_Nunca majestad. Permitame explicarle por favor_
_Habla de una maldita vez_ ordeno.
_Tengo bajo mi poder a una hechicera oscura,pero no a una recién nacida. Si no a una muy pequeña,la cual no recuerda nada sobre su origen e incluso le hicimos creer que su verdadera familia la vendría a buscar en estos días. Mi hijo creyó que no sería malo tener a una niña pequeña en vez de una bebé. Ya que al ser muy joven y no poseer sus recuerdos,seria muy fácil que ella se pudiera relacionar con ustedes sin problema alguno. Estoy seguro alteza que no se arrepentira,ella se transformará en un arma muy valiosa para su victoria_ dijo Fred.
_Quiero irme cuanto antes,así que traela y deja que los aprendices de magos comprueben si posee poder o no_ ordeno.
_Descuide alteza...Ya le dije a mis hijas que la traigan aquí,no deben tardar...Pero también quería hablarle de otra cosa_
_Dime de una vez_
_Bueno,había escuchado que aquel que pudiera conseguirle a una hechicera oscura sería recompensado...Y por eso yo queria_ dijo trabandose. Temiendo hablar de más y provocar la furia del rey. Alguien muy reconocido por no ser precisamente piadoso con los campesinos como el.
_Ya entendí...No es necesario que sigas,si lo que has dicho hasta ahora es cierto te daré mucho oro,un título de nobleza para tu familia y otra cosa que me pidas...Pero si te atreviste a mentirme te haré sufrir tanto que rogaras el estar muer_ la presencia de las tres niñas interrumpieron su amenaza,con su llegada.
Se detuvieron frente a ellos y antes de que pudieran decir algo. Recibieron la orden de regresar a dentro por su padre. Quedando únicamente Alena frente a ellos.
El rey no supo entender que síntio dentro de él, al observar detenidamente a aquella pequeña. Pero por primera vez en su vida,las palabras salieron de su boca,cargadas de suavidad.
_Hola_ le sonrió_ ...Yo soy el rey Arthur...Verás,necesito que respondas a ciertas preguntas que te harán estos dos hombres¿Crees que podrías hacerme ese favor? _ pidio.
No fueron sólo los dos aprendices de magos,los sorprendidos por ese extraño trato que el rey estaba teniendo con esa niña. Si no también el general Strik y el mismo Fred, que en poco tiempo entendió la dura naturaleza del rey.
Alena se sentía nerviosa. Creyó que cuando se encontrará con su familia se sentiría muy feliz,pensó que la alegría recorreria su cuerpo. En cambio no sintió nada. La presencia de aquel hombre que se hacía llamar rey no le desagrado,pero tampoco le agrado,le resultó bastante indiferente. Aun así, debido a las miradas que Fred le estaba lanzando,entendió que debía obedecer por su bien.
Lentamente camino frente a esos dos hombres. Que la observaban detenidamente,haciéndola sentir muy nerviosa.
Aquellos aprendices notaban que pese al terrible frío de la noche,el cuerpo de esa niña no reaccionaba. Ningún temblor,por más mínimo que fuera era provocado por ella.
Era como si el frío no le afectará, era como si el frío habitará dentro de su ser.
_¿Tu sabes lo que es una hechicera?_ pregunto uno de ellos.
_No_ respondio.
_Una hechicera es una mujer que desde su nacimiento posee un poder increíble,el cual con el paso de los años y la práctica crece. Y creo que tu eres una_
_¿Yo?¿Cómo lo sabes?_
_Hay una manera de saber. Si tu nos demuestras de alguna manera que tienes una habilidad especial. Por ejemplo,si alguien que tu quieres se lástima¿Serias capaz de curarlo con tu magia?_
_No se_ susurra.
_Está bien,pero podemos probar. No necesariamente debe ser alguien a quien tú quieras. Así que_ tomó un pequeño cuchillo que traia consigo y con algo de duda lo colocó sobre su palma. Aplicó la presión necesaria y la corto.
Alena se asustó al observar como la sangre se esparcía por su mano, hasta caer a la tierra.
_Me duele mucho_ dijo con una expresión auténtico de dolor_ Por favor,puedes intentar curarme_ pidio acercándose a ella,dejando su mano herida a centímetros de distancia.
_Es que...No se como_ admitio. A punto de llorar,la sangre,la expresión de dolor. La responsabilidad de curar,la presión por tener que hacerlo para ayudar. Todo estaba siendo demasiado para una niña de cinco años.