Tu ausencia en la lluvia

Llovía...

Como muchas noches de invierno, llovía, pero esa era una noche diferente a las demas, porqué esa noche soñé contigo, soñé que regresabas, que nuevamente tus brazos cobijaban mi cuerpo cansado de esperarte, que tus manos cobijaban mis mejillas con su reconfortante calor, soñé que tú sonrisa iluminaba otra vez mis días ocuros y que tus ojos brillaban, llenos de luz como siempre, como cuando estabas aquí, de nuevo fuí feliz, sonreí como antes, por un momento mi vida volvió a tener sentido. Soñé que llegabas ahí, que calentabas con tu presencia esa cama y éste corazón frios de tu ausencia, soñé que era feliz contigo y lo sentí real.

Entonces un fuerte estruendo rompío la calma del sueño y me trajó a la realidad, una donde no estabas, una donde si estaba la tormenta que no cesaba, fueron sus truenos y relampagos los que inoportunos interrumpieron mi felicidad en un sueño, era tan bueno que no quería que terminara, así que entre lagrimas que no sabía si eran de la felicidad infinita del sueño o de la tristeza desesperanzadora de la realidad, cerré los ojos y traté de volver a dormir, de volver a tí, de alcanzarte y retenerte junto a mí, pero sólo pude verte diciendo adios con la mano y dibujando en tu rostro la sonrisa más deslumbrante que pude haber visto antes. De esa manera entendí que debía dejarte ir, tambien en mis sueños...

Tratando ser positiva como tú lo eras me quede con tú imagen en mi memoria, intentando sentir la paz que me transmitías, para ser feliz con tú recuerdo y que ya no duela tu ausencia.