Cuando un hombre se acostumbra tanto a la soledad, a la penumbra, al silencio, le cuesta escuchar los anhelos de su corazón, es contradictorio, pensamos que al pasar tiempo con su "yo" interior es más facil conocernos mejor y saber lo que guardamos en el corazón. A él no le pasaba esto, estaba tan perdido en su dolor, en su amargura, en su pesar que no veía ni sentía nada mas.
Pero el destino tiene formas insólitas de mostrarnos el camino, de despertarnos de sueños profundos que se pueden confundir con pesadillas, este hombre no sabía que su vida, que su rutina podía cambiar, todo en nombre del amor.
Una mañana salió, como todas, a trabajar en el bosque, cortó troncos, cargó madera hasta su cabaña, elaboró muebles y encargos para sus clientes y talló obras de arte para otros más, pero al finalizar su jornada tenía frente a sí un tronco sin función aparente, le sobró un trozo de madera, un lienzo en blanco para el que todavia no encontraba un fin específico, pero lo haría, fue su objetivo del día. Preparó sus alimentos, limpió un poco su casa, se refrescó con una ducha y despues de comer regresó a su taller aún sin una idea en su mente de lo que podía tallar en aquel trozo de madera. Decidió entonces dirigirse al bosque, la paz y la tranquilidad del viento, del cantar de los pajaros, del fluir del agua era lo que necesitaba para encaminar sus pensamientos hacía lo que resultaría de su nuevo proyecto personal.
Ajeno a lo que pasaba a su alredor y dejando volar su imaginación se encontraba él, recostado en medio de un claro en este pacífico bosque, cuando su concentración se rompió, como la rama de un árbol contra el suelo, escuchó un grito desgarrador que parecía ser de mujer y se levantó espantado, pues una parte de él dudaba de aquello que lo había despertado de su ensoñación, pensaba en cuentos de terror y de fantasmas, luego sonrió por encontrarse pensando ese tipo de cosas, agudizó su oido para tratar de escuchar algo más y encontrar el origen de tal sonido, entonces se escucharon pisadas y hojas secas crujir al ser estrujadas por delicados pies desclazos. Camino lentamente en dirección a dichos pasos y lo que se encontró lo dejó paralizado, sin poder articular palabra o movimiento alguno, él pensando en cuantos de fantamas y se encontró envuelto en un cuento de hadas, envuelto en el hechizo de unos ojos que brillaban con si viera las estrellas a través de ellos, unos hermosos, grandes y redondos ojos que transmiten tanto con esa inocente y verde mirada que simplemente se quedo sin defesas ante tal ataque. Ha visto chicas antes, claro que sí, cuando iba al pueblo con sus padres, o cuando va a llevar sus pedidos allá mismo, nunca ha interctuado con una, ni la ha tenido así de cerca, primero por timidéz cuando era adolescente, luego por el simple hecho de no querer saber nada de la vida, pero ahora, con esa presencia delante suyo no sabe como actuar, no recuerda ni como llegó ahí, a este momento de su vida, no entiende que espera ella de él, porque esta ahí, de pie, sólo mirandolo con los más maravillosos ojos que ha visto nunca, pero no dice nada y él no sabe que hacer, que decir o como reaccionar.