Escritores del destino

Capítulo 23

Cayden volteó a mirar lentamente y observó que Lenin se acercaba a él con mucha rapidez y en una mano apretaba un papel blanco.

—¡Cayden! —volvió a gritar ella, tenía los ojos llenos de lágrimas.

Pero Lenin se detuvo en seco a unos metros de él, petrificada, parecía que acababa de ver algo espantoso.

Saymon se asustó en gran manera, sus labios comenzaron a temblar y por un momento bajó su mirada.

—Tú… —balbuceó Lenin—, yo… —gruñó.

Cayden reaccionó y ocultó a Saymon a sus espaldas.

—Lenin —dijo con tono serio—, cálmate.

—Cayden… ¿qué estás haciendo? —soltó Lenin comenzando a aturdirse—, ¿por qué…?, ¿tú por qué estás…? —llevó una mano a su cabeza—, ¿qué rayos está pasando?, ¡por favor, explícame el por qué tú…!

Ruth se acercó a ellos corriendo y se detuvo en seco al ver aquella situación cargada de tensión.

—Ruth, por favor, —dijo Cayden al ver a la mujer detrás de Lenin—, llévate a Lenin, cálmala.

—Lenin, ven, vamos —pidió Ruth tranquilamente intentando acercarse a ella.

—¡No te me acerques! —gritó Lenin con fuerza, desbocando toda su furia acumulada—, ¡NO SOY NINGUNA TONTA!, ¡VOY A MATAR A ESE DESGRACIADO!

Lenin intentó correr para atacar a Saymon, pero Cayden se interpuso en su camino y Ruth la tomó de los brazos.

—¡SUÉLTAME!, ¡VOY A MATARLO, ÉL DEBE MORIR! —gritó dejando salir sus lágrimas—, ¡MALDITO, TE VOY A MATAR!

Saymon quedó petrificado observando fijamente la manera en la que se estaba comportando Lenin.

Cayden intentó que Lenin se calmara, sabía que era cuestión de segundos para que Lenin utilizara alguna de sus tácticas para asesinar a Saymon.

Tomó el rostro de Lenin en sus manos y obligó a que ella lo mirara.

—¡Mírame, mírame! —le gritó—, ¡tranquilízate!

Ruth comenzó a emanar energía tranquilizante al poner una de sus manos en la espalda de Lenin. La joven volvió a sus cabales, pero aún no se quitaba de la mente que mataría a Saymon, ella no descansaría hasta verlo muerto y esa era una oportunidad que no debía perder.

Saymon comenzó a toser sangre y se arrodilló al no soportar el dolor en su pecho.

Cayden volteó a mirar a su amigo y una gran impotencia lo consumió.

—¡Lenin, basta, no lo hagas! —le gritó con mucha fuerza—, ¡si lo matas a él también deberás matarme!

Los ojos de Lenin se abrieron considerablemente y se detuvo, observó fijamente a Cayden. Su mandíbula se apretó con fuerza. Quitó las manos de Cayden de su rostro y dio dos pasos hacia atrás.

—Lenin —soltó Ruth con miedo mientras la observaba.

Un silencio incómodo los atrapó. Lenin parecía estar analizando la situación, ahora que estaba calmada y parecía entrar en un estado neutral, comenzaba a comprender el por qué Saymon estaba ahí y Cayden lo defendía con su vida, y el por qué Ruth le entregó aquella solicitud inesperada.

—Lenin, todo esto tiene una explicación —dijo Cayden intentando calmarla.

La joven apretó con mucha fuerza el papel que empuñaba hasta el punto que comenzó a temblar.

—Eres un traidor —gruñó Lenin.

—A Saymon lo obligaron —dijo Cayden—, debía asesinarte, pero no lo hizo.

—Casi lo logró.

—Claro que no —replicó Cayden—. Saymon es un Escritor del destino, con sólo pensarlo te habría asesinado, pero no lo hizo.

—No lo defiendas —gruñó Lenin entre dientes.

—Lenin, Saymon nunca te haría daño, él también te está protegiendo.

Lenin rodó su mirada hasta poder divisar a Saymon arrodillado en el piso con sus manos apoyadas en sus piernas mientras respiraba agitadamente.

Cayden escuchó un quejido de dolor proveniente de Saymon y pronto vomitó sangre.

—¡Lenin, basta! —gritó con mucho enojo Cayden.

Lenin comenzó a llorar con fuerza.

—¡Deja de defenderlo! —soltó Lenin entre el llanto—, ¡deja de hacerlo! —se abrazó a sí misma.

—¡Lenin, basta, detente! —suplicó Cayden.

Lenin llevó las manos hasta sus oídos mientras gritaba desesperadamente. Ruth trató de acercarse a ella, pero al hacerlo, uno de sus brazos recibió una cortada.

La marca en forma de infinito de Lenin apareció en su piel llena de sangre. Llevó la mano hasta su pecho y la cubrió con la otra. Aquello la hizo detenerse, no deseaba hacerle daño a Cayden, lo prometió, lo cuidaría.

Lo observó con sus ojos inundados de lágrimas, ¿por qué Cayden le hacía esto?, ¿en qué momento decidió traicionarla?, ¿qué le hizo ella para que la odiara?

—Lenin —Cayden se acercó a ella.

—Cayden, por favor, no me hagas esto —Lenin comenzó a negar con la cabeza—. Lo prometiste, me cuidarías, por favor, quédate conmigo —lo tomó por su camisa negra—. No me hagas esto, por favor. ¡¿Por qué?!

—Lo hago porque deseo cuidarte, Lenin —dijo desesperadamente el joven—. Saymon te protegerá, lo hará muy bien, créeme.




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