Capítulo 2: Presión.

-¿Qué es lo quieres que haga? Me siento muy presionada. Ellos esperan grandes cosas de mi y no se si seria capaz de satisfacer sus expectativas. En la mesa de reuniones todos están observándome, queriendo devorar de un solo bocado mis tácticas de movimiento. Realmente trato de mostrarme tenue ante la presión que me ejercen, transmitiendo  tranquilidad para que no crean que me desprecio crendome menos...

-Escúchame...

-Dejame terminar.

-Esta bien, desahógate.

-Me enseñaron que el puesto adquirido no sería fácil de llevar, realmente no me cuestan las tareas, no me cuesta parar y/o sentarme con la cabeza en alto ante la gente. Me autodenomino una observadora, callarme y tragarme la lengua dejo de ser una opción para pasar a ser una actividad habitual. Tengo mucha presión, no quiero seguir con el puesto...

-¿Ya lo tienes decidido?.

-Aún no estoy muy segura, pero es una opción. Me siento muy débil, muy frágil ante toda esta situación. Ellos esperan que literalmente sea mejor, me exigen perfección y sé que por más que intente no puedo dárselos- hace una pausa para suspirar mirando al cielo gris de aquella tarde fría- y ya sabemos que significa no dárselo.

-Entiendo tú punto, prometiste no ceder tú lugar y sé que las promesas para ti valen más que la suma de todo el oro del mundo.

-No entiendo, no entiendo que quieres que haga entonces.

-Lo que...

-Los escuché hablar, escuché lo que murmuraban, eran críticas y no constructivas, los sin vergüenzas no le da una mínima pista de remordimiento o culpa decirlo en frente de mi cara. Me siento agotada, no puedo, no puedo, mientras estaba dando mi decisión senti como con sus miradas juzgadoras estaban a la defensiva.

-¿Terminaste?.

-Si.

-Escúchame- la miro, con la mano suavemente giro su cara hasta mi rostro haciendo que su cuerpo se mueva quedando de frente con el mio, una ves mirándome pongo mis manos en sus hombros- sé que tienes mucha presión, no quiero sermonearte sino apoyarte- sus ojos se ven un poco cristalinos pero sé que es necesario que le diga la verdad- es cierto, ellos te juzgarán, van a murmurar en tú contra, te pondrán la responsabilidad ante tus débiles hombros, tendrás que callarte por más que quieras hablar, no te darán la mano...- tomo una pequeña pausa, en su cara puedo ver tristeza, sé que oír la verdad es cruel pero aún no he terminado con la mitad-... Pero...

-¿Pero...?.

-Pero lo que quiero que hagas es no darles la satisfacción de ver, oír, sentir que la semilla de negatividad que trataron de plantar en ti a florecido. Es difícil lo sé, tendrás que soportar muchas cosas, no te voy a mentir, pero la verdad es que debes ser tú misma, gobernar a tú manera, no cedas el lugar, cada palabra mala de ti, sobre ti, sobre tú manera de manejar las cosas que sea un eslavon sucio a limpiar, a mejorar, a continuar aspirando cambios- ella se quedó callada y desvió su mirada hacia el asfalto- eres fuerte, demuéstrales que se metieron con la chica equivocada. Así de imperfecta, así de delicada, así de frágil, siendo así como eres, has demostrado tener un gran corazón por esta nación. No veas lo que hablan, lo que demuestran contra ti, mira tus sueños, mira el corazón, la necesidad, la bondad, la honestidad, la nación que te necesita... Mírate a ti- lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, el corazón se me estrujia al verla así, lo único que podía hacer era apoyarla, no dejarla sola, motivarla, debo estar para ella aunque intente disimular que sola puede. 
   La abracé y nos quedamos así un largo tiempo, ella descargando penas, yo consolandola. Se me hace desgarrador verla así.

-Gracias, hace mucho que tenía todo esto guardado, he estado tan ocupada que no...

-Te entiendo.

-Gracias.

-Yo estoy contigo- la abrace con más fuerza, ella guardó silencio- escúchalo y entiéndelo, no estás sola y seré yo quien te ayude a cargar toda pesa que no puedas levantar. 
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Escrito por: La Fuerza.