-¿Qué pasaría si le pido a Dios qué me borre la memoria? Si es algo que mi corazón desea y se lo pido con todas mis fuerzas, sé que lo cumplirá, no puedo explicarme como es que lo sé, pero solo lo sé- pensaba.
Muchas veces esas palabras llegaban a mi conciencia, hubo días en los que me armaba de tanta valentía en pedírselo, pero algo dentro de mi no me daba el valor.
-Quizás no es el momento de pedírselo, pero en alguna otra ocasión lo haré- traté de justificar ese "Algo dentro de mi".
Los días pasaban y ese pensamiento estaba presente, aún así, no pude pedírselo.
Tuve que pasar por tanto en mi corta vida, tantas tristezas, tanta angustia, remordimiento, enojo, discordia, malestar, malentendidos... Eso quería borrar, borrar lo que tanto recordaba.
Llegue a cuestionarme acerca de: "¿Qué pasaría si llego a olvidar no solo los hechos sino a las personas?". Olvidaría a mi familia, a los pocos amigos que tengo, a conocidos, a mi novio actual...
-¿Qué pasará con ellos?- me abrumaba aquella pregunta.
Después de pensar en tantas probabilidades, después de preguntar un poco indirectamente acerca del tema a los demás con la excusa que solo tenia curiosidad... Me volvería a armar de valor para ésta ves, si o si pedírselo. Decidí saber sus movimientos antes de emplear mi plan y ya no recordarlo, al menos por unos momentos el saber cuales serían sus acciones cuánto ello pase, me daba intriga e incertidumbre. De alguna u otra forma me hicieron sentir apreciada.
Más cosas malas atravesé. Es algo común en mi darle tantas vueltas a algo, pensar en los demás antes que de mi misma, priorice algo tan importante y a través de ello actuaba...
-Solo borrarme la memoria- ensayaba en mi mente, ahora si se lo pediría a Dios, ya no tenía porque seguir con todo ello, lo olvidaría, olvidaria todo, mis malos y buenos momentos, las malas y buenas personas que conocí, mis pocos amigos, mi familia, mi actual pareja, lo olvidaría todo y aunque eso un poco llego a decaerme me volvía a levantar con el hecho de pensar que armaría nuevas experiencias, tendría que volver a armar mi vida desde cero, no era tan malo después de todo.
No sé lo he dicho a nadie, nadie hasta éste momento lo sabe hasta haberlo escrito aquí, siempre estuvo en mi interior, ¿Quién se esperaría que yo pensara algo así?.
-Mi señor, papá, aquí estoy, quiero que me...- no podía, las palabras se anudaban en la garganta impidiendo que hablase algo al respecto de borrarme la memoria.
-Hija- "Al fin me hablas", pensaba por dentro al escuchar su voz- no te borraré la memoria, no lo necesitas, si recuerdas tú oscuro y triste pasando antes de conocerme es para que veas el gran milagro que he hecho en ti. Las malas pasadas que atraviesas, nunca te he dejado sola, te doy constantemente nuevas fuerzas, aliento, consuelo para enfrentarlas juntos. ¿Acaso pensaste con exactitud y determinación cómo se pondrían los demás?.
-Ya les he preguntado qué es lo que harían si llegara a perder la memoria, le pregunté a mis familiares, a mis amigos, a mi pareja y más o menos tengo una impresión de que podrían hacer el resto de personas.
-A ellos no me refiero.
-No lo entiendo.
-¿Acaso te has olvidado las palabras que a través de tú boca he soltado?, ¿Todo lo que has motivado a las demás personas conocidas o no?.
-Si lo recuerdo, ¿Pero qué tiene que ver eso conmigo? Quiero olvidar todo lo malo que pasé y has de ellos un nuevo sonreír señor.
-Hija mía, tú vida es un milagro de mis propias manos, tú vida es un testimonio vivo de mi, no necesitas borrar tu memoria porque todo lo ya has vivido lo has superado, es tú herramienta para consolar a las personas, de ayudarlas a guerrear.
Sus palabras eran tan sencillas pero tenían un trasfondo muy complejo. Supe lo que quería decirme de todas formas.
No me quejé, no niego que aún lo sigo pensando pero la conversación de mi padre vuelve a mi subconsciente cuando ello pasa. Él tiene razón.
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Escrito de: Aceptación.