Ella, era lo imposible de comprender. Era tan opuesta a si misma que entenderla, quien era, que la formaba, era imposible literalmente de saber.
Ella era tan linda, dulce, hermosa...
Ella era tan seria, directa, realista...
Ella era eso, lo indefinible en esta tierra que comprenderla era un término muy lejos de alcanzar.
Unas veces la veías tan transparente, como un cristal fino que al tocarlo podías traspasarlo pero sin hacerte daño. Otras veces la veías feliz, radiante de brillo, parecía que el sol se posaba en su sonrisa, pero cuando eso sucedía podías comprender que se estaba forzando a sonreír cuando lo que quería era llorar.
Ella era tan delicada y frágil como una rosa recién plantada, pero tan fuerte como sus mismas espinas y valiente para soportar las temporadas bajo cero fuera de su comodidad.
Ella, tan ella, era eso, eso que todavía no puedo definir con exactitud; bonita, dulce, delicada pero fuerte, seria en asuntos imperfectos, segura, inquebrantable, irrompible pero frágil.
Su composición en este punto es algo desconocido por muchos, incluyéndome. Sea lo que sea, logró atrapar al tipo de personas que soy, inquieto y con dudas a las cuales les surgen de la mismísima nada.
Su encanto y destreza me atrapó, puedo decir que buscar su definición es algo que me gusta y desespera.
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Escrito de: Santiago.