Escritos Anónimos.

Capítulo 17: Herida abierta.

Las dudas me persiguieron por semanas cuando me presentaste esta idea del blog, pero quizás, tan solo quizás, a alguien le ayude lo que revelaré. 

      Me encontraba acostado en mi recámara, mirando el techo, pensado en tantas cosas, era un caos el cuarto de mis pensamientos. 

-¿Cómo se curan esas heridas abiertas que no se encuentran a la vista?- pensaba. ¿Sabían que esas heladas las clasifican en el peor dolor que uno puede pasar?. "Son esas heridas que te dejan en el alma y al no poder verlas se es muy difícil curarlas", eso era lo que me decían y hasta no hace mucho me había enterado de su nombramiento.

      Les daré un ejemplo más concreto para que me entiendan: ciertas personas a quienes amaba tanto, a quienes confiaba tanto, llegaron con la peor arma de fuego (sus palabras y acciones) tocando así mi piel sensible y frágil, desgarrando, abriendo, descuartizado sin compasión mis sentimientos; esa era la herida abierta de mi alma, sus acciones que me defraudaron (en esa noche el recuerdo las iluminaban en mis memorias y una ves más me dolieron, provocando el derrame de lágrimas), sangre espesa recorría desde la piel destrozada hasta el suelo, pasando por una superficie plana (imagínense que la piel de su hombro es abierta provocando que el líquido rojo del interior se despoje a su destino que es desplazarse por todo el brazo hasta la muñeca y cayendo por sus dedos hasta el suelo). La sangre en este caso significaría mis sentimientos a las cuales al ser expuestos con lo exterior, tuvieron que pasar por una superficie que no tenia nada que ver esta misma (me refiero a que a partir del dolor, mis sentimientos pasaron por enojo, añoranza, tristeza, furia, etc. Sentimientos que no tenían nada que ver al respecto). 

      Esa noche, sentía la sangre recorrer mis pensamientos ya olvidados sobre aquellas personas que sin duda abrazaron con sus armas. 

-¿Cómo se curan esas heridas abiertas que no se encuentran a la vista?- volvi a pensar. Luego de unos minutos dándole vueltas y vueltas, expulsando hipótesis de como podría hacerlo una voz dulce susurraba a mi oído. 

-Se curan perdonando, no de boca, no de palabras, de corazón- las únicas palabras que escuché, no hubo más que esas escasas palabras que dejaban a mi conciencia insatisfecha, necesita más explicaciones pero no hubo tales. 

       Meditando sobre esas palabras, solté el perdón que tanto había atado en lo profundo del mar, haciéndose notar ante la claridad. 

-Tú padre, solo tú tienes la manera más efectiva de sanar heridas abiertas como las que tuve. Entendí cuál era mi receta para curarme de tal dolor.

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Escrito de: Aarón. 



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En el texto hay: aventura, experiencias de vida

Editado: 28.11.2019

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