-Que hermoso sería...- cerré los ojos y suspiré con todas mis fuerzas, expulsando paz, movi mi cara hacia su rostro para encontrarme con sus ojos-...que hermoso sería sentir ese abrazo cálido por tu cintura u hombros que de a espaldas proviene, pero que lastima, nunca sabré lo que se siente, eso me decia- dije y gire mi cabeza hacia el punto que anteriormente me encontraba- ¿Sabés a qué me refiero? Al abrazo inesperado, ese que te toma con pertenecía, te toma como propiedad, ese abrazo que renueva- hice una mínima pausa para esperar su respuesta pero al ver que de su boca no saldría ningún argumento por lo que dije, proseguí- por mucho tiempo recibí innumerables abrazos, unos más largos, otros cortos, otros fríos, otros tibios, unos medios, unos vacíos, uno a medias, otros incompletos...- él me miraba con una extrañeza, lo supe cuando lo observé de re ojo- quiero decir que según yo, nadie me daría lo que necesitaba, me refiero al verdadero abrazo, recibí innumerables abrazos pero no el correcto- di media vuelta en mi mismo eje quedando así mi espalda frente al paisaje que me maravillaba hasta ese momento ver- es como te dije antes, pensaba en que hermoso se sentiría, el amor inmenso que inexplicablemente te brota por la persona que te toma con tanta seguridad, solo por amor a uno mismo es que te la da, los abrazos que antes te nombre son esos que quieren asemejarse al perfecto y cálido.
-Que triste suenan tus palabras- me dijo en seco y yo solo me giré para encontrarme lo de frente.
-No es triste, es algo maravilloso, que las personas nunca me den lo que necesitaba o quizás en ciertas ocasiones necesito, es algo lindo, no me mal interpretes- sonreí- las personas están incompletas y el único sujeto que me abrazo cálidamente con esa autoridad sobre mi vida fue Dios, es hermoso saber que las personas no me darán ese abrazo, porque del único por el cual quiero recibirlo es de Jehová- lo mire directamente a los ojos firme.
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Escrito de: Rafael.