Es de noche, te diriges hacia tu casa. Estás parado frente al parque esperando que un taxi venga a por ti.
En ese momento ves una luz destellante. El taxi se detiene frente a ti.
—¿A dónde lo llevo, señor?
—Llévame al sector 411
Una vez te encuentras dentro del automóvil, el chófer pisa el acelerador.
El tiempo transcurre a la velocidad de años y cuando menos lo piensas…
—Hemos llegado, señor.
Sonríe el conductor, extendiendo su mano para recibir el pago por el transporte.
Una vez afuera del taxi, pagas y te apresuras a entrar al sector 411, por suerte no han cerrado.
Ya en tu habitación te despojas del ridículo traje humano que se te ha asignado para interactuar con los terrícolas.
Fin
Nelson Pérez, El Salvador.