Escritos de una cruel realidad

Costumbre.

Un sonido retumbante se escucha al final de la calle, aquella que está llena de penumbra y soledad, pero en mi casa parece que no escucharon nada, todos siguen con sus labores cotidianas ¿acaso no huelen a la muerte impregnada en todo el lugar?

Susurros hay en las paredes, cada una diciendo una afirmación diferente: "Yo escuché como el chico pedía ayuda, pero ni loca salí a ayudarlo", "se lo merecía, quién lo manda a meterse por este lugar", "Ay no, ahí está el cuerpo, y yo que iba a salir hoy". Cada una  aceptando a la muerte en esa esquina, aceptando un sonido retumbante como música, haciendo de esto una costumbre más...




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