Miro las estrellas mientras le pregunto a cada una de ellas si este era el destino que tenían preparado para mí, si esto era lo que estaba escrito en el libro de mi vida
El cielo está despejado dando así una buena vista de la luna, luna que ha presenciado todas las noches que lloré hasta que ella fue, todas los noches que le preguntaba con el alma en mis manos si todo iba a mejorar, noches en las que ella era mi única compañía en aquella soledad infinita que estaba destinada a mi
El viento pega en mi rostro de tal manera que logra enfriar las lágrimas que corrían sin razón aparente por mi rostro.
A mi mente llegan recuerdos que realmente me lastiman, me recuerda lo débil que fui en esos momentos en los que permiti que todos pasaron por encima de mi.
Cuando era pequeña yo soñaba con una vida perfecta, ¿Saben? Y ahora no puedo evitar pensar que de aquella niña con grandes sueños ya no queda nada.
—¿Realmente merecía todo esto?— preguntó con la esperanza de que alguien me responda esa pregunta que siempre estuvo presente en mi.
Quisiera decir que las estrellas respondieron a mi pregunta, pero no, no lo hicieron, ellas se quedaron ahí; en su lugar, siendo expectantes de mi derrota, siendo aquellas que me juzgan aún sin poder verme.
La soledad esta más presente en mí que como lo estaba anteriormente, porque ya no tiene sentido luchar con el único sentimiento que sé que siempre ha estado ahí.
Quiero decir que estaré bien, quiero engañarme como siempre lo hago, pero ya no me apetece mentirme de esa forma, porque sé que siempre habrán momentos realmente largos en los que nadie estará ahí para abrazarme en la oscuridad de mi alma.
Espero que mi alma sea salvada de caer en la oscuridad, espero que alguien pueda tender su mano hacia mí y poder sacarme de este poso que yo misma sin darme cuenta.
Espero que cuando sea mi hora de partir las estrellas me reciban como su nueva integrante, que ellas sepan que yo soy la chica que todas las noches les acompañaba hasta el amanecer.