EMILY ROMANOV
— Deberías cargarme ¿sabes? —susurré al chico que estaba a solo unos cuantos pasos por delante, estaba cansada, llevaba todo el día caminando y los zapatos que llevaba no ayudaba mucho, definitivamente debería plantearme dejar de utilizar zapatos con plataformas, esto no era lo mío.
— Tú puedes, apenas lleguemos a casa de Samuel te quitas los zapatos y listo —me dijo Vanessa, ella llevaba zapatos con plataformas algo bajas, la quería hacer pagar por decirme que debía ponerme plataformas hoy.
—Lo haría, pero sinceramente no quiero —aclaró Samuel, los quería matar a los dos, por lo menos podría ayudarme, no me encontraba en mi mejor momento y ellos se burlaban, que gran amistad tengo.
Di algunas zancadas, y salte sobre su espalda, él tomó mis piernas para así empezar a cagarme, sentí cierto alivio cuando mis pies descansaron, puse mis brazos sobre sus hombros y empecé a jugar con las cuerdas de su abrigo, él era bastante tierno…Cuando quería, porque la mayoría del tiempo era un arrogante, con ego hasta el cielo y con una personalidad coqueta, el cielo se empezó a oscurecer, y no exactamente por que se acercara la noche, al parecer solo estaba nublado, por lo que la marcha hacia la casa de Samuel no se detuvo.
Sentí algunas gotas caer desde arriba en mi cabeza, mire hacia arriba y empezó a dar una pequeña llovizna, Samuel soltó una de mis piernas, para poner su palma a modo de pudiera ver si estaba lloviendo; después de unos segundo miro a Vanessa y le hizo señas para empezar a correr, Vanessa tenía una sonrisa en el rostro por lo que empezó a hacerlo.
Me dio risa sus acciones, ya que Samuel daba algunas vueltas conmigo aun en su espalda, no me importaba en ese momento mojar mi ropa o enfermarme al otro día, ese momento lo estaba disfrutando, eran mis amigos y quería disfrutar este momento con ellos. Me baje de la espalda de Samuel y con el cabello con la ropa un poco mojada me quite los zapatos quedando solo en calcetines, Vanessa los metió en su maleta y sin pensarlo dos veces corrí hacia un parque que había cruzado la calle, estaba vacío por lo que había iniciado a llover, escuche las risas de mis amigos y me subí a uno de los columpios que había en este parque, me percate que algunas madres que estaban marchando con sus hijos nos miraron raro, pero no importaba, solo quería vivir en momento.
Vanessa botó su maleta a un lado y se subió a uno de los columpios y empezó a mecerse en este, Samuel no podía evitar reír, el subió a la resbaladilla, pero por lo alto su paseo por esta era bastante corto, pararse detrás de nuestros columpios y comenzar a empujarnos cual padre con sus hijas en un parque; me sentía dichosa por esto, en Italia no podía hacer esto, me hubiera dado pena, y no tenía con quien hacerlo, de las mejores decisiones que habían tomado mis padres, traerme al país donde estaban mis mejores amigos.
Después de tanto balanceo me sentí un poco mareada, ya que el columpio se enredó unas cuentas veces, me baje del columpio y Samuel me miro con el ceño un poco fruncido, me arrodille en el pavimento y sentí que iba a morir, las náuseas eran más grandes de lo que yo pensaba.
— Emily, ¿segura que estas bien? —pronunció el pelinegro, sentí una mano en mi espalda y luego una botella de agua a mi lado, la tome y bebí casi la mitad de esta, tenía bastante sed, a pesar de no haber vomitado sentía como si muriera de sed.
— Vamos, además ya tengo las medias mojadas —enuncie con cierto desagrado, me levanté del suelo y quitándome las medias, se sentía horrible tener la tela de los calcetines tan pegadas a mis pies.
Guarde los calcetines en la mochila de Vanessa, y Samuel se agachó para que así yo me subiera a su espalda, la lluvia ya había cesado por lo que nuestras locuras también lo hicieron, con ellos me sentía poderosa, sentía que era capaz de hacer cualquier cosa sin darme miedo a lo que podría pasar.
Puse mi cabeza sobre el hombro de Samuel, me quede mirando algunos lugares por los que pasábamos, tiendas de ropa, librerías, cafeterías…esta semana he evadido bastante Aarón, no me siento muy cómoda cuando él se acercaba mucho a mí, el hacia ciertas acciones que me incomodaban y por eso me alejaba y debía evitarlo.
Empecé a jugar con los cabellos mojados de Samuel, su cabello estaba rizado gracias a la lluvia por lo que hacía que empezara a molestarlo por esto, Samuel empezó caminar un poco más rápido y cuando llegamos a su casa me bajo de su espalda, el pavimento estaba muy frío por lo que sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, abrió la puerta y saco una toalla para secarme los pies y entrar a su casa.
Vanessa entro antes que yo y Samuel le dio una toalla para que secara su cabello, hizo lo mismo conmigo y Samuel se quitó la camisa sin pudor alguno, ya que se notaba que estaba muy pegada a su piel; su abdomen no estaba muy marcado, después de todo solo era un chico de 19 años, puso una toalla en sus hombros y nos miró a nosotras, al recibir la mirada no pude evitar sonrojarme, por el contrario, Vanessa se acercó a él y le empezó a dar golpecitos en el abdomen.
—Hay dos baños, por lo que si quieren se pueden bañar primero y yo luego —dijo quitando las manos de Vanessa de su cuerpo— por cierto, como no tienen y no trajeron ropa, tienen que ponerse camisas y algunas bermudas mías mientras se seca su ropa.
Intentè que el rubor en mis mejillas bajase un poco, respire hondo y camine hacia una de las habitaciones que nos había indicado Samuel, busque una camisa que se viera que era grande y unos de sus pantalones; prefería bañarme y ponerme ropa de mi amigo a enfermarme por mis locuras.
Vanessa tomo uno de los sacos de Samuel y un pantalón algo corto, los puso sobre su hombro, no sabía que ponerme, así que solo tome una camisa con el estampado de uno de sus animes favoritos, "Your Name" y una sudadera.
[...]
No podía evitar reírme por las expresiones que, hacia Vanessa al jugar, sencillamente era algo digno para un meme o de tomar una foto y enmarcarla; tenía su lengua sobre su labio inferior mientras su ceño se encontraba un poco fruncido, se notaba que se esforzaba para intentar ganarle a Samuel en un juego de baile. Samuel se notaba que practicaba o utilizaba aquella maquina bastante seguido, pero por el contrario Vanessa era más de natación.