Nerea
Cuando llegamos al despacho de mi padrastro me sorprendió el traje de Zlata, llevaba unas gafas muy raras, como de trabajo, el cinturón cargado de cosas y en sus manos parecía un Smartphone prehistórico. Uno detrás de otro, fuimos tragados por ese portal.
Zlata: “Use esto, le vendrá bien tener unos ojos de largo alcance”
Cuando aparecí en el otro lado vi un lugar precioso. Pero allí no estábamos para ver paisajes, estábamos para iniciar una guerra contra los invasores y en contra de los tiranos que nos vendieron a los primeros. Dejé a Zlata con sus tareas mientras me separé un poco del resto del grupo. Ya llevaba un buen rato cuando oigo un ruido delante de mí y cuando me asomo me encuentro atrapada entre dos monstruos, cuando oigo algo inconexo por el pinganillo.
V. pinganillo: “Ou, Nn, Ou, FF…”
Enseguida los dos seres estallaron y miré hacia el lugar, de donde provenía “el disparo” y vi a Zlata correr hacia Aristos que estaba tranquilamente tumbado sin prestar la atención a nada. Me fijé que Zlata estaba muy tensa, tenía su brazo izquierdo rígido apuntando hacia la salida de un desfiladero, cuando veo con horror que se aproximan varias tropas invasoras, cuando un ruido sordo y un estruendo seguida y la cabeza de las tropas invasoras caen bajo toneladas de escombros.
Zlata
Después de atravesar el portal llevo el cajón, que pesa un huevo y parte del otro según me dicen mis compañeros del pelotón, y me coloco mis gafas de visión hot y compruebo con sorpresa que un montón de piedras, de algún material raro, son las que están manteniendo la batería del portal en los dos mundos. De mi cinturón saco mis guantes magnéticos, invento mío, y el hilo metálico.
Este hilo es de 0,0000005 micras, y es bastante “grueso” para unir las pequeñas almendras con led que delimitan el portal en esta parte del mismo. Cojo el cabo del hilo y le pongo en el índice de mi mano derecha y lo acercó hasta un pequeño orificio de la pequeña almendra con led, muy despacio voy encaminando el hilo hasta que consigo que entre un trozo por el orificio, cuando acerco el índice de la otra mano y lo atrae con una fuerza descomunal, seguidamente acerco el corazón de la mano derecha junto con el índice de la misma mano para repeler los dedos de la mano izquierda y atrapar el hilo, así sigo con todos hasta que una alarma me aparece en la parte superior de mis gafas, paso al modo radar y veo que se acerca un ejército de los invasores, Nerea se dirige hacia dos enemigos y el resto parece que están echando una siestecita. Me quito los guantes magnéticos y me dirijo rauda hacia Nerea, que es quien lo tiene crudo en ese momento, cuando llego veo que está entre dos enemigos.
Fijo mi vista en el de la izquierda, y pronuncio la palabra “OU”, que le indica al ordenador que llevo incorporado al cinturón que fije ese como amenaza, seguidamente el blanco se fija en Nerea y lo niego pronunciando el sonido N y por último en el vuelvo a confirmar el blanco y antes de que tengan tiempo marco el sonido F, y dos haces de ultrasonidos impactan en los dos provocando un estallido silencioso de sus cuerpos. Sin tiempo para nada más me dirijo a toda pastilla para buscar a Aristos, y lo veo tranquilamente sin tener el radar en sus manos.
Aristos: “¡¿Qué haces aquí?!”, me interroga bastante enfadado.
No le contesto solamente giro la rueda que lleva el brazalete de mi mano derecha y la pongo en modo trampa, en ese momento mis gafas cambian a modo 3D y consigo fijar un punto en donde al destruir la base de las rocas provoco un derrumbe sobre las tropas. Tengo los dos puntos fijados, solo falta que la cabeza que comanda este ejército de invasión llegue al punto escogido. No tengo que esperar mucho cuando llega vuelvo a pronunciar el sonido F y dos certeros disparos provocan un derrumbe que matan a varios de los que iban en cabeza.
Aristos: “Pero qué… ¡demonios!”, mientras le saco el viejo Smartphone.
Zlata: “Los puntos azules somos nosotros, los puntos rojos son ellos ¡VIGILA DE UNA PUTA VEZ! Y avísanos cuando rodeen la montaña por un lado o por otro. Ahora me vuelvo a mi tarea, porque con unos ineptos como vosotros aún no sé cómo no nos han atrapado…”
Me fui totalmente cabreada y enojada, menos mal que mis guantes magnéticos no perdieron el hilo metálico que unía las almendras de led, cuando terminé el proceso, comprobé que no hubiese enemigos cerca de nosotros.
Zlata: “Aristos, la fase uno ya ha terminado necesito que dos de tus hombres cojan la caja grande con las piedras energéticas, el resto que pase al otro lado.”
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Editado: 06.10.2018