MI SUK
(agosto)
—¿Por qué no escuchas música en español?
Dae Hyun me observaba de reojo.
—No suelo hacerlo —repliqué con sencillez—. Es básicamente mi segundo idioma, pero casi nunca lo practico porque aquí nadie lo habla. ¿Por qué lo preguntas?
Él negó y dirigió la atención al frente.
Caminábamos por la acera de una gran avenida de Gangnam-gu. Ya habíamos salido de vacaciones de la universidad y, aquella vez, como solía hacerlo al menos tres veces por semana, me había invitado a pasear por allí para distraernos un poco. No sabía si lo estaba imaginando o no, pero... empezaba a creer que Dae Hyun no estaba enamorado de Nabi en realidad; al menos, no tanto como él lo aseguraba. Ya casi no la mencionaba, y con frecuencia lo descubría mirándome de cierta forma especial que me hacía sentir un poco nerviosa. Aunque no por lo que él me producía, sino porque no sabía cómo reaccionar.
No quería que nuestra amistad cambiase...
¿Por qué algunas cosas buenas tenían que complicarse?
Aquella cálida tarde, descubrí que, por fortuna o infortunio (dependía de la perspectiva), el amor no habita en el tiempo: podría pasarme una vida entera con Dae Hyun y aun así nunca sentiría una mínima chispa de lo que Mason me había generado desde el primer instante. Entonces supe que, muchas veces, las conexiones inolvidables nacen en instantes fugaces que nos toman por sorpresa. Es algo que ocurre o no lo hace. No hay punto medio. El café es frío o caliente; si es tibio, nadie tiene ganas de beberlo.
—Por nada, solo estaba pensando en algo sin importancia —lo vi reír entre dientes y meter las manos en los bolsillos de su chaqueta café—. El otro día estaba viendo en redes sociales que un cantante americano está en busca de una chica surcoreana que le robó el corazón, hasta hay una canción en español que habla sobre eso y anda circulando por allí; incluso menciona el nombre de la chica y tal, pero no lo recuerdo en este momento. Solo la escuché una vez, y fue por las redes sociales. ¿No lo has oído? Se está hablando un poco de eso.
Sonaba como algo interesante.
También cursi y estratégico.
—Ya veo que no tener redes sociales hace que no me entere de nada. —Una suave sonrisa se pintó en mis labios a la vez que concentré la atención en las nubes que se derramaban entre los espacios de los modernos edificios—. Pero bueno, es una buena estrategia de publicidad, supongo. ¿Al menos la canción es buena?
Él se encogió de hombros.
Sacó su celular y ralentizó el paso.
—Pues a ver, la voy a buscar...
Luego, de repente, un tono de llamada.
—Vaya, es mi madre.
La noche siguió y llegó la mañana.
Aquello se olvidó por completo.
* * *
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