En esta prueba me sucedió lo más extraño y que jamás me hubiera imaginado que me sucediera. Voy a contarles en orden: lo primero que pensé cuando empecé fue "buenísimo, una prueba para desaprobar de la mejor manera: acampando en el bosque." Lástima que estaba solo, con amigos sería más divertida esta prueba, sobre todo si Slade fuera tan amable de crear una llovizna para mí... Aunque, después lo pensé mejor... y ellos solo se pondrían muy preocupados a buscar cofres... bah, mejor estar solo.
De todas formas los primeros días la pasé fenomenal: dormí siestas; estuve en contacto con la naturaleza; me relajé del ruidoso de mi padre, sabe que estoy "ocupado haciendo una prueba" de modo que no puede llamarme a molestar y lo más importante de todo: conocí a una hermosa chica: Lavanda. Ella tenía linda risa, tenía el cabello largo, rubio y lacio con algunas mechas violetas y unas pequeñas onditas al final. Sé que soy todo un galán entre las chicas, pero ella no pareció sorprenderse mucho de mi presencia, aunque sí reconoció que todos hablaban de mí y que me conocía por eso, ya saben, beneficios de la popularidad.
La verdad es que me pareció muy hermosa a penas la vi así que la deslumbré con mi humor y mis encantos y pronto estábamos buscando cofres juntos. Al principio la ayudé a buscar cofres para ella, yo planeaba perder, pero cuando abrí mi mochila descubrí ¡que el tramposo de mi padre había colocado allí un montón de puntos!
—¿Qué es eso?— me preguntó Lavanda— ¿Ya tenías más puntajes?
—¡Claro que no!— le respondí— ¡Y todos están firmados por el director! Son verdaderos.
—Wow, debe haber más de 200 puntos ahí— se sorprendió ella— ¿Cómo hiciste?
—Ay, ¡esto debe ser culpa de mi papá! ¡Seguro que le compró todos estos puntos al director y los puso en mi mochila para asegurarse de que ganaré!
—Pero qué tramposo— se molestó Lavanda— Eso no se hace, y qué injusto y vendido que es el director.
—¡Sí!— asentí, ¡qué indignación!— Siempre acepta las trampas de mi padre, en la prueba escrita me pusieron un 10 ¡un 10! Ni siquiera lo disimularon un poco. Y no había estudiado nada.
—Pero te conviene...
—¡Noo! ¡Yo no quiero estas estúpidas becas! Pero él no entiende eso.
Lavanda rió:
—Wow, eres el primer chico que conozco que no quiere las becas— y se quedó mirándome extrañada. Pues sí, no sé qué le ven todos de especial a estas famosas becas.
Había más de 200 puntos y todos originales y firmados por el director. Pensé inmediatamente en regalárselos todos a Lavanda, pero ella argumentó que sería sospechoso, además de que no sería justo y propuso que los dividiéramos en dos. Acepté pero de mala gana.
Aunque me enojé internamente con mi padre, también le agradecí: tener asegurados más de 100 puntos para cada uno nos permitió perder el tiempo, charlar y pasar tiempo juntos para conocernos. Hablamos de todo y nos reímos mucho, Lavanda era realmente hermosa y creo que estaba empezando a gustarme. Así que así se sentía, jamás me había pasado algo así. Sé que hay muchas chicas en la escuela que se mueren por mí, aunque yo nunca había sentido algo hacia ellas, pero ahora era diferente, hasta me ponía un poco nervioso.
Pero aun así, eso no fue lo más extraño que me sucedió esa semana, lo más impactante de mi semana en el bosque escolar, fue lo que ocurrió cuando ya finalmente nos estábamos dirigiendo a la torre central para terminar la prueba.
—Tengo algo que confesarte— me dijo de pronto. Ay no. Odio este tipo de frases, se me pone la piel de gallina al instante.— Descuida— sonrió, como leyéndome el pensamiento— Intentaré que sea rápido.— suspiró ¿qué sería? ¿Acaso me confesaría que yo también le gustaba?— ¿Por qué no quieres ser un villano?— esa pregunta me agarró por sorpresa, nadie nunca me lo había preguntado. Supongo que los demás asumen que es simplemente por contradecir a mis padres o algo así.
—No estoy muy de acuerdo con los ideales de esta nación— le dije pensativo— una nación que se ha hecho grande conquistando a los vecinos no me parece realmente algo de lo que sentirme orgulloso. Y sus planes de expansión nunca terminan, nunca están satisfechos.— Ella se quedó pensando.
—¿No has pensado que si llegaras al poder podrías cambiar eso?— me reí por su ingenuidad.
—No, no podría— le respondí— quien toma las decisiones importantes son los miembros del Concejo de Villanos, donde trabaja mi madre, es extremadamente difícil llegar allí y una vez que llegas, si tienes alguna opinión diferente al resto, pues te despiden, así de fácil.— Lavanda me escuchaba interesada— ¿Tú por qué querés ser villana?