Escuela de Villanos: Los inicios

Capítulo 15: Probando poderes

Laly y Zed se encontraban en el gimnasio, acompañados por ni más ni menos que por el hombre que había hablado en el comedor, y no parecía tener buenas intenciones.

—¿Sabes?— le dijo el hombre a Zed— Me gustan los poderes de transformación, déjame ver cómo funcionan.— Y sacando una escopeta de su espalda le disparó. Laly ahogó un suspiro, pero Zed rápidamente esquivó el disparo y saltó hacia el hombre.

—Ya veo— habló el hombre reteniéndolo— no atacas a distancia— Zed trataba de morderlo y rasguñarlo lo más que podía. Laly corrió hacia la salida, pero rápidamente el hombre empujó a Zed (que estaba mordiéndolo) contra la pared, y agarró a Laly del brazo.

—¿A dónde vas?— le preguntó — A ver si entendí el plan, el chico se sacrifica mientras que la chica, ilesa, va en busca de ayuda— No le parecía para nada justo, pero sobre todo, no deseaba que llegara ayuda— Eso no es divertido ¿por qué no te quedas a jugar con nosotros?— Laly forcejeaba para que la soltara, hasta que el hombre la empujó contra la pared con una especie de telequinesis. Laly gritó lo más fuerte que pudo, ¡alguien tenía que oírlos!

—¡Ayuda!

El hombre se tapó los oídos, luego se le acercó lentamente. Laly se levantó y trató de patearle la cara, pero el hombre, con rapidez, le sujetó la pierna por el tobillo.

—¿Así que te gustan las patadas? Veamos que hacés con esta— giró su cuerpo y levantó la pierna derecha, y estaba a punto de patearla, pero Zed le agarró la pierna.

—¡Soltala!— Gruñó, y le mordió fuertemente el brazo, lo que provocó una mueca de dolor en el hombre, aunque rápidamente se recompuso.

—Me gusta tu estilo chico— le dijo el hombre dirigiéndose a Zed, y soltó a Laly, que perdió el equilibrio y cayó sentada al piso. Tomó a Zed con su telequinesis apuntándolo con la palma de su mano y lo colocó elevándolo a unos centímetros del suelo delante de él, el chico movía los brazos y las piernas mientras gruñía desesperado.

—¡Zed!— gritó Laly, y quiso ayudarlo, pero fue arrojada contra la pared nuevamente con telequinesis.

El hombre, que tenía la mano abierta apuntando hacia Zed, comenzó a cerrarla despacio, y Zed comenzó a toser con una tos ahogada y luego a escupir sangre.

—Tienes buen ataque, pero te falta resistencia— le dijo, mientras seguía cerrando su mano. Zed lo miraba con rabia, mientras sus ojos se entrecerraban, respiraba profundo y de su boca salía sangre. Se notaba que le dolía, y mucho.

Laly sorprendió al sujeto con una patada por la espalda. El hombre soltó a Zed y miró con una sonrisa maléfica a Laly.

—Siguiente— le dijo. Y agarró a Laly con la telequinesis, apuntándole con la palma de su mano.

—Laly— alcanzó a decir débilmente Zed, antes de que se le cerraran sus ojos por completo.

Y estaba a punto de hacerle lo mismo a Laly cuando alguien irrumpió en la habitación. Era el director, que abrió la puerta de par en par.

—¡Alto!— gritó, y se horrorizó al ver a Zed en esas condiciones. El hombre soltó a Laly y se volvió hacia el director.

Laly corrió a arrodillarse al lado de Zed y le colocó la cabeza sobre sus rodillas, mientras lo revisaba y lo abrazaba.

—Zed— repetía angustiada.

—¡Director!— exclamó el hombre.

—Killcide— pronunció él.

—Veo que me recuerda, no se ha olvidado de mí, querido director.

—¿Cómo olvidar un nombre como ese?

—Es cierto, había pensado en cambiarlo. En fin, a decir verdad esperaba algo más de sus alumnos— dijo señalándolos.

—¿Es en serio? ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño? – le preguntó algo histérico el director.

—El tamaño no importa, lo que importa es...— el director no lo dejó terminar, lo tomó del cuello y lo puso sin piedad contra la pared, con una fuerza casi brutal.

Laly se asombró un poco al verlo, no esperaba que su director fuera tan fuerte.

—No. Te. Acerques. A. MIS. ¡ALUMNOS!— le gritó. Killcide lo empujó con telequinesis, pero no tuvo la fuerza necesaria como para arrojarlo contra la pared, solo lo corrió unos pasos, suficiente para escabullirse por la puerta.

El director salió tras él, pero volvió unos minutos más tarde, agitado.

—¿Cómo están?— le preguntó preocupado a Laly.

—¿Quién era él?— alcanzó a decir ella con un hilo de voz, mientras varias lágrimas corrían por sus mejillas, estaba muy preocupada por Zed.

—Era Killcide, fue un alumno mío, es un asesino profesional, pudo haberlos matado. Ya sospechaba yo que él estaba detrás de todo esto— Y diciendo esto cargó en brazos a Zed— Vamos a la enfermería, mantente cerca de mí.




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