Escuela de Villanos: Los inicios

Capítulo 18: Encuentros

Cuando el almuerzo terminó, los chicos se dirigieron a sus diferentes actividades, habría tiempo antes de que comenzara la quinta prueba, y debían aprovecharlo para prepararse.

Dafs se encerró en su habitación, necesitaba toda la concentración posible para trabajar en un nuevo prototipo de Arti, uno más resistente.

—No te preocupes, Arti —le dijo mientras lo desarmaba fingiendo operarlo en su escritorio—. Quedarás como nuevo y serás invencible.

 

Por su lado, Laly corrió a la enfermería para visitar a Zed. La atendió una enfermera y Laly se llenó de alegría cuando le contó que había mejorado y que ya no estaba allí.

—¿Y tienen idea de dónde está ahora?

—Debe estar con Alonso, el conserje, no podíamos dejarlo marchar solo por razones de seguridad, y él vino a buscarlo. —Laly les agradeció y salió de la enfermería.

¿Dónde podía estar ese chico? Lo buscó por casi toda la escuela. Quería volver a verlo, escucharlo hablar, sonreír. La última vez que lo había visto había sido dormido en una camilla de la enfermería.

Aunque por otro lado, contradictoriamente no quería encontrarlo, ella le había confesado algo muy profundo y Zed no había tenido tiempo de responderle, ¿debía volver a sacar el tema o esperar a que lo haga él? ¿Pero y qué? Era la verdad. No se lo había ocultado. Definitivamente quería verlo de nuevo sea lo que sea que Zed quisiera responderle.

Hasta que después de buscarlo tanto, lo vio. Estaba jugando con una pelota con Alonso en la plaza. Se la pasaban entre sí e intentaban quitársela mientras corrían por el pasto y se reían mucho. Laly se quedó un rato mirándolos enternecida hasta que Zed notó su presencia.

—¿Laly?

—¡Hola Zed! —exclamó alegre ella, y él corrió a abrazarla.

—¿Así que ella es Laly? —preguntó Alonso y se presentaron—. Mucho gusto, señorita —le dijo entonces el conserje.

—Perdón, no quería interrumpir. —Se disculpó Laly.

—No te preocupes, no interrumpes. —La tranquilizó Zed, cuando Laly lo miró mejor se dio cuenta de que estaba realmente lleno de pasto, en la ropa y en el pelo—. ¿Quieres jugar? —le preguntó divertido.

Laly aceptó la invitación. Alonso no pareció molestarse y continuaron jugando los tres. Jugar con Zed le recordó mucho a jugar con un cachorro, Alonso y ella jugaron a pasarse la pelota mientras intentaban que Zed no la obtuviera, luego improvisaron un arco donde se turnaron para ser arqueros.

Los tres reían felices. Zed se veía muy tierno jugando de esa manera, y divirtiéndose tanto con tan simple juego.

De pronto, Zed saltó sobre Laly, que estaba desprevenida, y rodaron por el pasto. Se detuvieron justo cuando Zed quedó arriba de Laly, se quedaron mirándose. Laly hubiera deseado quedarse todo el día mirando esos hermosos ojos verdes, y esa sonrisa. Zed se veía mucho más lindo cuando estaba alegre.

Alonso interrumpió la escena quitándoles la pelota y tuvieron que ponerse de pie con rapidez para recuperarla. Laly nunca se había divertido ni reído tanto en su vida.

Luego Alonso tuvo que irse, debía continuar trabajando. Zed y Laly se acostaron en el pasto, con las respiraciones agitadas de tanto correr, a mirar las nubes y empezaron a encontrarles formas graciosas. Se sentían muy bien juntos. Quizás el tema de la confesión de Laly podía esperar.

—Atención, alumnos —interrumpió el director por el altavoz—. ¡Buenas noticias! Mañana por la noche, en el Salón Principal, realizaremos un baile en honor a los chicos que pasaron a la 5ª prueba. Están todos invitados. Que se diviertan. —Zed miró a Laly e inclinó su cabeza hacia un costado:

—¿Serías mi pareja en el baile? —le preguntó algo tímido.

—¡Claro! Justo eso te iba a pedir —contestó ella entre risitas, quizás ahora era el momento de volver a sacar el tema—. Oye... Zed... yo... —comenzó a hablar ella pero justo una voz los interrumpió:

—¡Zed! —exclamó una voz femenina. Ambos se sentaron para ver de quién se trataba y Toxia saltó a abrazar a su compañero—. ¡Estás bien! —Zed se sonrió:

—¡Hola Toxia! Sí, ya estoy bien, me dijeron que peleaste sola en el último combate, lo siento tanto...

—Sí... hola Toxia —la saludó Laly sin ganas.

—¡No te preocupes! —le respondió Toxia a Zed, ignorando a Laly por la emoción de contarle a su amigo lo que había sucedido en su ausencia—. ¡Gané! Le gané al engreído de Bill, ¡pasamos a la 5ta prueba Zed! ¡Y eso no es todo! ¡Hay algo que quiero contarte! —Y justo ahí se percató de la presencia de Laly.

—Umm —le dijo entonces Toxia—, ¿Laly, podrías darnos un momento a solas?— ella suspiró:

—De acuerdo, igual, ya me iba... —Laly se levantó sacudiéndose el césped de la ropa.




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