Zed no había podido evitarlo y había comenzado a luchar contra Killcide, y claramente iba perdiendo. Pero no iba a dejarse vencer, quería encontrar a Alonso y Killcide no iba a impedírselo. Tanto él como su oponente estaban heridos en varios lugares, Zed lo había mordido y rasguñado muy fuerte en todas las oportunidades que se le presentaron y Killcide no se había quedado atrás en golpearlo.
—¿Cansado? —le preguntó Killcide al notar la respiración agitada del cachorro— Qué lástima, recién estaba empezando a divertirme.
Zed le gruñó y saltó sobre él, pero Killcide rápidamente lo agarró con su telequinesis del pecho y volvió a arrojarlo contra la pared.
Zed estaba levantándose, mientras Killcide caminaba lentamente hacia él, cuando de repente este se detuvo.
—¿Sabes qué? —le dijo— Fue muy divertido pelear contigo y todo, pero te recomiendo seguir entrenando, ahora me apetece asesinar algunos seyrens, espero que cambies de opinión en cuanto a mi oferta. Oh y otra cosa —agregó antes de camuflarse—, intenta que no te maten ni te secuestren, realmente sería una lástima el desperdicio, me gustaría tenerte en mi equipo.
Luego desapareció ante los ojos de Zed y se alejó.
—«Está loco» —pensó Zed, mientras se levantaba con dificultad.
Debía continuar buscando a Alonso, olía el aire y trataba de seguir su aroma, hubiera sido más fácil si no lloviera, y si tuviera una prenda de Alonso a mano para oler cada tanto, pero no la tenía. Solamente se valía de su memoria para recordar el olor.
***
Laly corría en busca de Zed ¿dónde podía estar? La escuela era enorme, era de noche y había pocas luces encendidas y además estaba lloviendo a cántaros. Sería muy difícil de encontrar una sola persona en medio de todo este caos. Y en eso venía pensando con frustración y desesperación cuando un sujeto vestido de azul se le interpuso en su camino. Se trataba de un hombre alto, musculoso y rapado, que comenzó a sonarse los nudillos y el cuello mientras lo movía de izquierda a derecha.
***
—¿Qué le pasó a tu brazo? —le preguntó la tía de Lavanda a Slade. Slade se lo miró.
—Un hombre me cortó —le contestó él, restándole importancia aunque verdaderamente le estaba doliendo mucho.
—Ah —dijo la tía, y luego todos escucharon en sus mentes que ella agregó—: «Síganme». —Los chicos así lo hicieron.
—«La única forma de que detengan el ataque que piensen que perdieron». —Escucharon la voz de la tía de Lavanda en sus mentes nuevamente— «Pónganse estos trajes, de ese modo, no los atacarán y ustedes podrán realizar el primer movimiento». —Y les entregó cuatro trajes de esos azules que usaban los invasores seyrens. Los chicos obedecieron.
—«¿Por qué nos ayuda?» —pensó Rain.
—«Porque haría lo que fuera por mi sobrina». —Oyó la respuesta en su mente.
La tía de Lavanda los guió a través del bosque escolar, los seyrens que pasaban armados y apurados hacia la escuela no parecieron notarlos, creyendo que estaban de su lado por los uniformes.
Más allá del bosque, el ecosistema se volvía árido ya que ese era el verdadero clima de la región y el bosque había sido creado artificialmente. Donde los árboles se acababan se encontraban varios de los vehículos en los que habían llegado los seyrens. Hacia allí quería guiarlos la tía de Lavanda.
***
Mientras tanto, en el sótano, a escondidas, Kiara y Bill reunían gente que quisiera ayudarlos a luchar.
—Cuenten conmigo —les dijo West— y con Cindy —agregó, mientras se colocaba su guitarra y tocaba unas notas rápidas.
—Yo también voy —agregó Pranch, acompañando a West y sonándose los nudillos—. Esos seyrens lamentarán el día que decidieron atacar nuestra escuela.
—¡Kiara! —Flux se les acercó al pequeño grupito que se estaba formando— me dijo Bill que planean escaparse y atacar.
—Así es —le respondió ella—, ¿estás dentro?
—Por supuesto —le respondió él.
Esperaba que su fuego colaborara esta vez como había hecho en anteriores ocasiones, ahora lo necesitaba más que nunca. Trap se les acercó sigilosamente:
—¿Es cierto el rumor, Flux? —le preguntó— ¿Están planeando escapar y atacar a los seyrens?
—Sí —le respondió él—, Kiara lo está organizando ¿quieres unirte?
—En realidad pienso que no deberían salir —habló Trap con convicción—, nos dijeron que debíamos permanecer aquí. El director, el equipo de Volto y los asistentes y profesores se están encargando de los seyrens afuera, no necesitan que nos expongamos.