Ese es mi Destino

Capítulo 4

Los susurros de personas, hace que habrá los ojos lentamente. Lo primero que llego a ver es el techo color rosa, me siento muy despacio, mientras que siento mi cabeza algo mareada.

Veo al fondo de mi cuarto a mis padres conversando con un doctor.

- Mamá – musito

Se dan cuenta que me he despertado y vienen hacia mí para rodearme en un abrazo.

- ¡Hija, hija! ¡Gracias a Dios, ya despertaste! – habla mamá con voz de alivio

- Déjenme revisarla – dice el medico mientras que saca una linterna de su bolsillo para revisarme los ojos – Parece que todo está bien, solo deben de comprar Hirudoid para que sane esos moretones que tienes

¿De qué habla? Estoy confundida.

Lo que hago es levantarme poco a poco, apartando la sabana que me cubre y me dirijo hacia el espejo, tengo puesto mi bata de dormir de manga corta, color negro y me doy cuenta que tengo algunos moretones, trato de recordar con claridad de lo que paso anoche, pero se me hace algo complicado de recordar, solo sé que me salvo ese lobo marrón con ojos de color gris y que luego me desmaye.

- Debo irme, tengo que atender a otro paciente – se despide

- ¡Gracias! – escucho decir a mis padres mientras el medico sale de la habitación.

La habitación queda en un silencio incomodo, hasta que decido hablar.

- ¿Cómo llegue a casa? – pregunto totalmente confundida

- Yo te traje – escucho una voz varonil

Giro a ver a la persona que le pertenece esa voz, y vuelvo a ver esos hermosos ojos de color gris, como los del lobo de anoche.

- ¡Mi amor, creo que es mejor dejarlos solos! – habla papá con voz firme y jala a mi madre hasta la puerta

Cuando salen, él se va acercando a mí, pero se detiene y me mira detalladamente de pies a cabeza, sus ojos brillan totalmente con lujuria y noto que se le hace difícil pasar su saliva.

¿Pero qué le pasa? ¿Acaso tengo algo?

Volteo a verme en el espejo otra vez y veo que estoy con una bata casi transparente.

¡Hay por Dios! La bata, es como provocar. Tonta, eres una tonta, Zuri

Siento un suspiro cerca de mi oreja que hace que me estremezca, me doy cuenta por el espejo que Jared está justo detrás de mí. Lentamente pone su mano en mi cintura, apegándome hacia él, me voltea para así quedar a centímetros de mi rostro y me mira a los ojos por unos cuantos segundos.

Luego no sé cómo explicarlo, pero mis ojos se cierran por instinto cuando siento sus labios sobre los míos, es un beso cálido y suave, que luego se vuelve intenso y feroz.

Me lleva hasta la cama, hace que me a recueste, deja el beso y pasa a besarme en el cuello mientras que desliza su mano por mi pierna. Hace una pausa, para empezar a sacarse su polo, lo bota por un lado de la habitación.

¡Dios mío y Virgen Santísima, tremendo cuerpo que se trae este chico!

Vuelve a tocarme, pero está vez por encima de mi trusa y empieza desamarrar el nudo de mi bata.

Mis hormonas están totalmente alborotadas, que no me hace pensar bien lo que haré.

Hasta que unas imágenes de terror vivido de anoche, vuelve a mi cabeza y hace que lo detenga.

- ¡Para! – hablo con algo de pesadez

- ¿Qué pasa? – pregunta mientras trata de analizar mi expresión

- Eso no te incumbe, así que por favor puedes pararte – exclamo mientras lo alejo de mi

Me paro de la cama, acomodo mi bata, busco su polo por todas partes y al encontrarlo se lo tiro.

- Póntelo – digo mientras me volteo

- ¿Es por lo que paso ayer? – pregunta confundido

- ¿Cómo me encontraste? – le respondo con otra pregunta

- Yo te estoy preguntando primero – habla mientras se acerca

- ¡Responde! – exclamo - ¡Ponte el polo, por favor! - retrocedo por instinto

Se coloca el polo, y se acerca un poco a mí. Quedando a una distancia prudente.

- Estuve pasando por ahí y te encontré, no reaccionabas, así que te traje – habla al fin

- ¿Dónde está el lobo de color marrón, que me salvo ayer o vistes por donde se fue? – pregunto y veo la sorpresa que tiene – Sé que suena loco que un lobo, me salve, pero es la verdad

Escucho su risa de repente - Claro que suena loco, ¿Un lobo? ¿Salvándote? ¿Es una broma?

- ¡Si no me crees, bien! – exclamo mientras lo miro con algo de ira – No me importa lo que digas

Salgo de mi habitación tirando la puerta, dejándolo así totalmente incrédulo a mi reacción, voy al cuarto de Lariza y la encuentro leyendo un libro.

- ¡Por fin, despertaste! – habla mientras deja a un lado su libro y correr a abrazarme

- ¿Le dijiste a mis padres? – pregunto con curiosidad

- De hecho – mira hacia la ventana y habla - No pude hacerlo sin ti




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