—Stacy, despierta. —Los leves empujones de Brenda me obligan a abrir los ojos—. Stacy, debes ir al colegio.
—Ya… solo un poco más. —Me quejo. Giro para darle la espalda y me cubro con la sábana.
Su peso se siente sobre la cama, se ha agachado sobre mí y el suspiro que suelta me hace cosquillas en la nuca.
—¿A qué hora volviste a casa anoche?
—Tarde —contesto, somnolienta.
—Eso ya lo sé, mamá no está muy contenta. ¿Acaso Ricardo no tiene clases también hoy?
Reconozco ese tono de que algo no le agrada. No sé si se trate de él o de la situación. Lo cierto es que lo usa bastante últimamente, en especial cuando le hablo de chicos que no sean Bruno. No es capaz de ocultar su preferencia y debería saber que, de alguna forma, eso me causa una presión que prefiero no sentir.
Es gracioso que el año pasado usara este mismo tono para quejarse de que salía con Bruno, y ahora lo usa para quejarse cuando salgo con cualquiera que no sea él.
A veces no entiendo si Brenda es demasiado sobreprotectora conmigo o simplemente espera que los chicos con los que salgo sean tan perfectos como Lucas.
—No fue con Ricardo con quien estuve anoche, sino con su amigo, Matías. Y toma clases por la tarde, en la universidad.
—¿S-su amigo? —Pregunta, anonadada—. ¿Y Ricardo lo sabe?
—Sí, le da igual —me encojo de hombros. Me levanto y la hago a un lado, acto seguido, me dirijo al baño para lavarme la cara, y ella me sigue.
—Stacy, creo que es momento de hablar.
—¿Sobre qué? —Me echo agua en la cara y contengo un bostezo.
Comienza a tronarse los dedos como lo hace cada vez que se pone nerviosa.
—Si a ellos no les molesta que salgas con el otro, es porque ninguno de los dos te está tomando en serio —expresa, con mucho cuidado, como si eso fuera a lastimarme.
Suelto una risita adrede.
—Pues así debe ser, ya que yo tampoco lo hago.
—¿Y no crees que sería mejor centrarte en alguien para quien sí seas importante?
Paso la toalla por mi rostro y volteo a encararla, ya más despejada.
—¿Alguien como quién?
Sé la respuesta que tiene en la cabeza y no se lo voy a permitir.
—Bueno… ¿No te parece que fue muy lindo de parte de Bruno haber ido a tu presentación?
Otra vez lo nombra y ese cosquilleo de tristeza se extiende por todo mi cuerpo.
Por supuesto que me pareció muy dulce que haya asistido, me llenó de esa esperanza que me invade cada vez que me presta atención. Pero no es real, lo sé. Es un espejismo en el que no puedo caer porque, si lo hago, me romperá de nuevo.
Bruno siempre termina lastimándome.
—Brenda, es muy temprano para hablar de él —me defiendo, rogándole con la mirada.
Me saco la ropa y me meto a la ducha, esperando que eso la desaliente en sus intentos por convencerme. Ella se recuesta contra el vidrio una vez que lo cierro.
—De hecho —Me habla desde afuera—, debo contarte algo que ocurrió cuando estaba sentado a mi lado durante la presentación. Un chico escribió a tu celular y él leyó lo que había puesto.
—¿Y?
Abro la ducha, buscando que el agua fría termine por despertarme del todo.
—¿Cómo que “y”? —Se altera un poco y levanta la voz, para hablar por encima del sonido de las gotas que caen contra mi cuerpo—. Podría haber descubierto todo, pero pensó que era mi celular, así que le hice creer que soy yo quien está saliendo con alguien más.
¿Qué?
—¿Por qué hiciste eso?
—Porque no quiero que se arruine lo que tienes… lo que podrías tener con él —se corrige—. Y lo peor es que se lo dirá a Lucas, sé que lo hará. —Se oye llena de frustración—. Le pedí que me dé un tiempo, así que necesito que hables con él cuanto antes y le expliques la verdad.
—Brenda, espera. —Cierro la ducha de golpe y abro la mampara—. En primer lugar, no te pedí que hicieras eso por mí. Yo no tengo nada que explicarle a Bruno, porque no es mi novio. Además, ¿por qué te preocupa que Lucas se pueda enterar?
No contesta, pero me ruega con la mirada. Está muerta de preocupación por lo que él pueda pensar.
—No quiero lastimarlo —expresa luego de unos segundos.
—Es que no tiene por qué afectarle… Tiene novia, ¿recuerdas? Además, no tienes porqué guardarle fidelidad a alguien que no es tu novio —intento explicarle—. Mucho menos cuando él no lo está haciendo.
—No es que yo esté siendo “fiel” a Lucas —se defiende—. Es solo que no me interesa estar con nadie más y no me gustaría que piense algo que no es verdad. Stacy, por favor, habla con Bruno. Estoy segura de que les va a servir para entenderse mejor.
Yo entiendo bien a Bruno y sus intenciones, él es quien nunca me ha entendido a mí.