Apoye mi barbilla sobre mis manos y mire hacia la ventana que daba hacia el verde pasto y arboles de la universidad.
— ¿Qué piensan que hará? —preguntó Ari que parecía que estuviera a punto de llorar.
— Ayer comprobamos que es verdad que tiene algo contra Summer —dijo Valerie.
— Siempre desconfié de ella —comento Lauren.
Me puse de pie y tome mis cosas, agarre mi teléfono recordando que no había llamado a mis padres.
— ¡Hola mamá! —dije fingiendo emoción.
— Cariño dios mío ¿Cómo estás?
— Bien solo quería escuchar tu voz ¿Y papá? —pregunté mientras caminaba hacia la ultima clase.
— Te extrañamos mucho ¿Cuándo vendrás a visitarnos?
— Pronto iré te lo prometo estoy con varios exámenes te adoro mamá —dije con algo de nostalgia.
— Cuídate cariño te amamos.
Entre a la sala y revise los mensajes de Leia y Jake. No me sentía con los mismos ánimos de siempre.
Termino el horario de clase y me dirigí a los laboratorios. Vi a Matt estaba afuera del salón y el profesor salió.
Cada vez que veía a ese sujeto sentía mucha incomodidad.
— Pueden utilizar el salón de anatomía —dijo el profesor sonriente.
Esa sonrisa tan morbosa y espeluznante. Mire a Matt que lucía bastante estresado y no era de menos.
Sin decir mas nada nos dirigimos hacia el laboratorio donde nos dirigió el profesor.
— Tengan cuidado y utilicen barbijo —dijo antes de irse dejándonos a los dos solos.
Ingrese al salón y la habitación estaba fría, nos acercamos hacia el sitio donde estaba la caja con guantes y mascarillas descartables.
Empecé a observar lo que había en los estantes tejidos sumergidos en formol.
— Esto esta genial... —dije al ver el cerebro— Es extraño que nos permitan estar en un lugar así aun somos estudiantes.
El no dijo nada y se dirigió hacia donde estaban los cuerpos. El tomo un cráneo y tomo asiento en frente mío.
Empecé a observar cada parte del cerebro que tenia entre mis manos que estaban empapadas en el liquido donde estaba sumergido el cerebro.
— Ahg —resople al ver que no podía tomar nota.
Matt observaba el cráneo y tomaba nota. No se lo veía enojado o concentrado mas bien se lo veía preocupado.
El estrés era visible por las ojeras debajo de sus ojos.
— ¿Qué miras? —dijo el frunciendo el ceño.
Y fue cuando recordé que lo había visto fumando.
— ¿Por qué fumas? —me sentí tan tonta en haberle preguntado sin pensarlo.
— ¿Es algo que te incumbe? —pregunto el dejando el cráneo a un lado.
— No, pero me sorprende de ti —dije dejando el cerebro en el liquido— pienso que no deberías hacerlo. No es bueno para tu salud...
El soltó una risa sarcástica, me cambié los guantes y me volví a mi lugar.
— Se perfectamente que hace daño —lo mire dudosa si seguirle la conversación.
— ¿Entonces quieres hacerte daño?
— No precisamente, pero es lo único que me calma —el bajo la mirada y se puso de pie.
— Deberías buscar una solución a ese problema ¿No lo crees?
— ¿Por qué quieres buscarle la solución a algo que esta perdido? —el tomo el cráneo y lo llevo a su lugar.
Me puse de pie para seguirlo.
— Quizás necesitas ayuda —dije a lo que el termino de guardar y me miro.
— No necesito ayuda se manejar lo que me pasa y ya no te metas en cosas que no son de tus asuntos.
El parecía estar harto de la situación, y me molesto el hecho que no quisiera ayuda.
— Fumar es una adicción y si estas pasando por un momento que te genere ansiedad debes ir a terapia...—dije siguiéndolo hasta la puerta de metal.
— ¡Ya cállate! ¡Por una maldita vez entiende que no puedes y no siempre podrás salvar a todos! —exclamo enojado haciéndome sobresaltar— ¡Todos me tienen harto con sus estupideces y sus malditos dramas!
Y el volumen de su voz se levantaba cada vez mas, el abrió la puerta y el frio choco mi rostro.
Mire el cartel que había al lado "solo personal autorizado".
— No puedes entrar ahí... —dije con miedo a que volviese a gritar.
— Necesito algo que esta aquí —dijo con seriedad y mirando las puertas de metal que había en esa especie de congelador.
— Pero... —solo hice silencio.
El empezó a abrir las puertas y yo empecé a observar.
— Personal autorizado... —dije leyendo otro cartel.
Y detrás de un vidrio dentro de una pequeña heladera había el feto de un bebe.
No era cualquier bebé normal sino que el bebe tenía una malformación.
La habitación era extensa pero solo se percibía que estaba más fría.
Matt seguía abriendo las puertas y cajones, heladeras.
— Necesito un corte sagital maldita sea —murmuro.
Hasta que de repente escuche un silencio, me gire al ver a Matt y el retrocedió chocando una mesa con elementos quirúrgicos.
Cadáveres eran el sitio donde estaban los cadáveres.
Me acerque hacia el y me quede inmóvil al ver el cuerpo sobre la camilla.
Una joven completamente desnuda sus cabellos castaños, su piel blanquecina y labios morados. Claramente estaba muerta pero eso no era lo extraño sino las similitudes hacia alguien que solo había visto por foto.
No podía ser ella no era ella. Solo se veía una línea en su cuello, mire hacia la puertita del compartimiento y decía Stefany Meyer, decía la fecha de defunción y cuando había sido llevada.
Mire a Matt que seguía en un trance hasta que chocando todo salió de allí.
— ¡Oye! —dije siguiéndolo.
Sali y él estaba con dos manos sobre su cabeza, empezó a respirar agitadamente y parecía estar en un ataque de nervios.
El se choco contra la pared y se deslizo en ella cayendo al suelo.
— No no puede ser... no me siento bien no me siento bien —repetía apretando sus ojos hasta que llevo una mano a su pecho.
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Editado: 15.11.2021